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Crisis del cristianismo ¿triunfo del ateísmo?

Portada: Crisis del cristianismo ¿triunfo del ateísmo?

El cristianismo está en declive, en desaparición, o eso afirman los sociólogos europeos. Entramos en la Era de Acuario, la religión languidece ante el avance del secularismo y Dios es desalojado de la plaza pública con una mezcla de impaciencia y de bochorno. La ciencia ha demostrado que la religión no es más que un cuento de hadas, bello o perverso, según los gustos. Los ateos celebran su agonía con impaciencia, los creyentes con estupor y a menudo resignación y parálisis. ¿Quedará un reducto? ¿Estamos verdaderamente ante el fin? ¿El pesimismo europeo está en sintonía con un fenómeno a escala mundial? ¿Lo que está pasando hoy en Europa será lo que mañana pasará en el continente americano… y pasado en el mundo?

En la serie de artículos sobre Nicea y la Iglesia Católica hicimos un recorrido del cristianismo desde el siglo I hasta la llegada del protestantismo en el siglo XVI (ver también: La Iglesia Cristiana después del siglo IV). Ahora echaremos un rápido vistazo a la evolución en Occidente desde la Ruptura Protestante hasta el presente. Analizaremos algunas causas por las que el cristianismo entró en crisis y veremos cuáles son las perspectivas del cristianismo a nivel mundial y algunas estimaciones para el año 2050. Cuando termine de leer todo el artículo podrá calibrar si el pesimismo europeo está justificado o si por el contrario estamos asistiendo a un nuevo triunfo del cristianismo. ¿El futuro será cristiano, ateo o qué?

La Europa post-cristiana

Europa atea

El panorama del cristianismo en Europa a comienzos del tercer milenio parece totalmente desolador. En España el 80% de la población todavía se define como “católica” pero solo el 60% cree en Dios, lo que nos lleva a la paradoja de que un 20% de los católicos españoles no creen en un Dios personal, o sea, varios millones de cristianos que no creen en el Dios cristiano (?). Esto se explica fácilmente si tenemos en cuenta que la mayoría de los que allí se consideran católicos en realidad son poco más que “católicos culturales”, que se identifican vagamente con cierta cultura y tradición pero que en el fondo no creen, o mantienen solo unas vagas creencias a menudo eclécticas. Eso explica también por qué la sociedad española actual es generalmente anticlerical, incluidos muchos autodenominados católicos, como si “curas y obispos” fuesen algo totalmente ajeno a ellos. El número de auténticos cristianos en España probablemente se reduce al 20% de la población; una gran minoría, pero silenciosa e invisible. Desde el poder y desde la casi totalidad de medios de comunicación y entretenimiento se muestra una actitud hacia el cristianismo que va desde el desinterés total hasta la abierta hostilidad y la ridiculización. Ser creyente, sobre todo cristiano y especialmente católico, es motivo de vergüenza, y mientras los homosexuales “salen del armario” parece que ahora son los católicos los que se esconden en ellos. Pero España no es un caso particular en Europa, en realidad en la mayoría de los países de la Europa Occidental la situación es bastante peor. En Inglaterra ya hay un debate sobre si los cristianos sufren o no persecución social y legal, y en Francia agnósticos + ateos superan ampliamente a los cristianos y están camino de convertirse en la nueva mayoría social. En la Europa del siglo XXI, hablar de Dios es simplemente algo de mal gusto. De muy mal gusto.

Solo en Europa pueden pasar cosas como estas:

azafata cruz
Nadia Ewelda y la cruz que provocó el conflicto

Un predicador americano es arrestado en las calles de Glasgow por predicar que la homosexualidad es un pecado. Una niña de 5 años es formalmente amonestada en su colegio inglés por hablar de Jesús con otra niña compañera suya. La Unión Europea prohíbe la exhibición de cruces en colegios y universidades públicos aunque sean mayoritariamente cristianos; en Francia está prohibido incluso que los alumnos vayan a clase con una cruz al cuello. Un matrimonio de Nottingham profundamente cristiano fue declarado no apto para adoptar niños por sus convicciones religiosas. Una enfermera inglesa fue despedida por orar por un enfermo terminal junto a su cama. British Airways sanciona a Nadia, una de sus azafatas, por llevar colgando del cuello una pequeña cruz*. En Francia aumentan las profanaciones contra cementerios católicos y los ataques y actos vandálicos contra iglesias. En Viterbo un juez italiano ha ordenado al sacerdote Enrico Righi que demuestre que Jesús es real, acusado de “abuso de la credibilidad popular”. En Bélgica, liberales y socialistas han presentado un proyecto de ley que estipula penas de hasta dos años de cárcel para aquellos que “abusen de la credibilidad con el fin de persuadir de la existencia de hechos falsos, un poder imaginario o la historicidad de acontecimientos que nunca sucedieron”. Hay médicos sancionados por no querer practicar abortos, terapeutas despedidos por decir que la homosexualidad es una enfermedad, profesores expulsados por hablar de Dios.

* Tras la redacción de este artículo se ha sabido que la azafata en cuestión ha estado varios años recurriendo hasta llegar al Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Allí finalmente le han dado la razón aduciendo que lucir una cruz discreta está amparado por la libertad de expresión. Pero el mismo tribunal ese día ha desestimado varias apelaciones similares, como la de una enfermera despedida por no querer quitarse un crucifijo que llevaba al cuello, dando la razón al hospital que decía que lucir una cruz era peligroso porque podía introducirse en las heridas e infectarlas. (leer noticia aquí)

Pero a estas situaciones no se llega de la noche a la mañana ni porque sí. Veamos algunas de las razones que han conducido a esto, cómo en Europa la Iglesia vital y luchadora de la época de las persecuciones ha acabado convirtiéndose en una gran minoría que observa con resignación y sin espíritu cómo día a día pierde terreno y derechos, un presente que algunos anuncian como también el futuro de América Latina.

Del «somos Iglesia» a «con la Iglesia hemos topado»

Antes la Iglesia de Jesús era un grupo social con unas creencias diferentes, perseguido o respetado, pero siempre luchando por mantener su identidad, y esa Iglesia tenía sus líderes, que al mismo tiempo eran sus servidores: presbíteros, obispos… En la Edad Media, cuando toda la sociedad es ya cristiana, los cristianos no son ya un grupo con una identidad propia, son simplemente gente. En este nuevo contexto se pierde la noción original de Iglesia porque ya no sirve para etiquetar a un grupo, para definir a nadie, pues todos lo son. El cristianismo ya no sirve para diferenciar a un hispano de otro o a un griego de otro, ahora la etiqueta solo funciona a nivel internacional, para diferenciar a un europeo civilizado de aquellos otros pueblos aún sin cristianizar (vikingos, eslavos, musulmanes…). Por tanto pierde uso el concepto social de “Iglesia” como conjunto de cristianos y es sustituido por el concepto internacional de “Cristiandad”, el conjunto de todas las naciones y territorios cristianos.

Iglesia y Estado

En ese momento es cuando el término “Iglesia” empieza a ser identificado solo con la jerarquía, el clero. Como esa jerarquía ha adquirido mucho poder, ahora los sacerdotes y obispos no son vistos como los servidores y líderes de la comunidad cristiana, sino como los dirigentes, los que mandan. Se establece una dualidad entre la gente y los dirigentes y por tanto surge una oposición entre los fieles y ese estamento de poder que se llamará “La Iglesia” y que pasa a ser “los otros”. Al sacar a los líderes religiosos de la comunidad y colocarlos en un grupo diferente del pueblo, en frente, ya se sientan las bases para que sea legítimo atacarles e incluso para que con el tiempo se acabe considerando que en mayor o menor medida Dios y las creencias cristianas son cosa de ellos, cosas que ellos imponen a los demás para conseguir poder y perpetuarse. Cuando el mismo pueblo de Dios deja de sentir que sus propios líderes son cosa suya, se abre la veda para colocar a la religión en la diana, en el enemigo a abatir. Cuando la Iglesia-jerarquía asume todo el control del cristianismo para sí, los cristianos quedan en una situación muy vulnerable, porque si esa Iglesia-jerarquía cae, el cristianismo puede fácilmente caer, tal como estamos viendo en la actualidad.

Buena parte de la culpa la tuvo la misma Iglesia-jerarquía que en lugar de seguir siendo el buen pastor que cuidaba con amor de su rebaño pasó frecuentemente a convertirse en pastor a secas, llevando a los fieles de un sitio para otro como si fueran eso, ovejas incapaces de pensar o hacer por sí mismas. El gran dinamismo del Pueblo de Dios que vimos durante los siglos de las persecuciones y después, fue degenerando en una feligresía carente de iniciativa y de poder. La jerarquía eclesiástica asumirá sin saberlo el posterior lema ilustrado de “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Esta situación llegará hasta el siglo XX y solo tras Vaticano II se están haciendo intentos de cambiar las cosas y devolver a los seglares el protagonismo perdido, pero la inercia de los siglos es muy fuerte tanto para el clero como para los seglares, y los cambios son lentos. Esto ha provocado que ahora que la Iglesia, afortunadamente, se ha ido separando del poder en casi todas partes, nos encontremos a una asamblea de Dios en un estado de “desconvocatoria”. Hay pocos sacerdotes, imposible hacer todo lo que se hacía antes, pero los seglares aún no han tomado el relevo y a muchos sacerdotes aún les cuesta muchísimo soltar las riendas y dejar que los fieles recuperen un protagonismo que siempre les ha pertenecido. El sacerdote tiene que mentalizarse de que es un servidor de la parroquia, no su propietario; su deseable liderazgo no puede confundirse con el autoritarismo que a menudo vemos. Cuando los fieles perciben que la iglesia y la parroquia son “cosas del cura”, se asienta la desafección y el desentendimiento. Muchos sacerdotes lamentan la sensación de soledad, de luchar contra los elementos, de ser una voz en el desierto, de tener que hacerlo todo solos, sin darse cuenta las más de las veces de que ellos mismos están avivando las circunstancias para que eso ocurra. Las honrosas excepciones que vemos sirven para resaltar, aún más, el preocupante panorama que aún es la norma.

Cuando el Estado arremete contra el cristianismo no necesita atacar al pueblo de Dios, le basta con atacar al clero, enfrentarse a “La Iglesia”, y ésta está cada vez más débil. Pero gran parte de los creyentes no asumen que están siendo también atacados, viven ese enfrentamiento entre Iglesia y Estado como algo ajeno, como algo que les está pasando a los curas y obispos. Si el Estado prohíbe los crucifijos en los colegios da la sensación de que es un problema entre el gobierno y los curas, así que dejan que sean los obispos quienes protesten, pero la masa de fieles no se moviliza: durante siglos han sido entrenados para mirar sin intervenir ni opinar en asuntos religiosos. Esto está haciendo muy fácil la descristianización de Europa en todos los países. Hay claros signos de que esta actitud pasiva está cambiando pero, ¿cambiará a tiempo? Algunos piensan que para cuando los seglares asuman que son ellos quienes deben defender la Iglesia, que ellos son la Iglesia, ya será demasiado tarde y habrá muy poco que defender. 

Raíces de la decadencia del cristianismo en Europa Occidental

revolucion-francesa

¿En qué momento comenzó Europa a perder su fe? El proceso ha sido lento y las guerras de religión que estallaron tras la Ruptura de Lutero tuvieron una gran influencia al fomentar el escepticismo y mostrar el lado más desagradable de la fe. Pero si tuviéramos que señalar un claro punto de inflexión, sin duda tendríamos que referirnos a la Revolución Francesa, la cual tuvo la mala ocurrencia de culpar al cristianismo (como muchos aún hacen) de todos los males de la humanidad. Pero a su vez, la culpa del anticlericalismo y anticristianismo de la Revolución la tuvo la alianza feudal entre Iglesia y Estado que se forjó durante la Edad Media, uniendo y mezclando Iglesia y poder en una sola cosa. La Iglesia-jerarquía en la Edad Media se convierte en un estamento de poder equivalente a la nobleza, en realidad mezclado con ella. Desde el punto de vista religioso, la unión de Iglesia y Estado refuerza inmediatamente al Estado y acaba con el tiempo asfixiando a la Iglesia.

El Renacimiento fue una época de profundos cambios culturales y también políticos. Se asiste a un desmoronamiento del poder feudal de la Edad Media, pero no a un desmoronamiento del poder o la influencia del clero. La Iglesia se adapta a las nuevas estructuras de poder y sigue asociada al Estado y continúa manteniendo la misma dualidad medieval: como Iglesia de Cristo alimenta el espíritu (y a menudo también el cuerpo) de sus fieles y como parte del poder es corresponsable en la opresión y explotación del pueblo. La Revolución Francesa supone una violenta y cruel reacción contra el poder opresor, que incluía a la jerarquía eclesial.

El error estuvo en confundir jerarquía con religión y pensar que la religión en sí misma era un elemento de opresión. Este error, que aún es frecuente hoy en día, equivaldría a rechazar la democracia porque nuestros políticos son corruptos e incompetentes. La gente sabe diferenciar entre la bondad del sistema político democrático y los errores de sus dirigentes, pero no ocurrió lo mismo con el cristianismo, que fue rechazado por las nuevas élites y vilificado juntamente con sus dirigentes. Esta concepción antirreligiosa dará sus frutos más terribles en las dictaduras comunistas del siglo XX, pero sus bases ideológicas se gestaron en la Revolución Francesa, cuna también de la democracia Europea pero, y esto es importante, no de la democracia Estadounidense.

El agnosticismo y ateísmo forjados en Europa durante los siglos XVII y XVIII era un movimiento muy minoritario y tremendamente elitista, pero con gran poder cultural. Primero fue extendiéndose por las universidades gracias al predominio cultural de Francia y al poder napoleónico que dominó a casi toda Europa, y desde allí, forjando las élites culturales y políticas, comenzó a llegar al pueblo en el siglo XIX y sobre todo en el XX. En la segunda mitad del siglo pasado el espíritu secularizador asumido por los gobiernos descristianiza Europa con sorprendente rapidez, y en solo tres o cuatro generaciones (dos en el caso de España) tal vez podemos ya hablar de una Europa que llega al siglo XXI post-cristiana y que además, al menos públicamente, rechaza sus raíces cristianas y hasta se avergüenza de ellas. Los verdaderos creyentes son ridiculizados y cada vez peor tolerados y cualquier signo religioso va siendo eliminado de la vida pública con la excusa de que hay que tolerar a todas las religiones, y al parecer eso no significa aceptar a todas, sino imponer la pseudoreligión del ateísmo cultural y político a la sociedad entera.

carga laboral

Los efectos de esta reciente e intensa secularización de la sociedad europea se irán viendo en las próximas décadas, pero ya mismo tenemos signos claros de hacia dónde nos movemos. El debilitamiento de la influencia del cristianismo ha producido una sociedad que, aun en su cima de prosperidad material, comienza a derrumbarse por falta de valores. Asistimos en Europa a un declive moral y económico y a una deshumanización que rápidamente ha convertido a la gente en meras piezas de un engranaje económico al servicio del capitalismo en su versión consumista. Las personas son ahora valoradas como mano de obra para producir productos y servicios y al mismo tiempo como consumidores de esos mismos productos y servicios. Mientras unos pocos se enriquecen enormemente en ese proceso, la mayoría de la gente ha visto cómo un sistema económico inicialmente diseñado, se supone, para proporcionarles un alto nivel de vida, ahora les devora y les despoja de su tiempo, sus energías y sus derechos. Los mismos políticos que dicen estar liberándonos de la opresión de la religión, no dejan de crear leyes, inevitables según ellos, que nos arrojan de cabeza bajo la opresión del capital y “los Mercados”, los nuevos dioses despiadados que exigen cada vez más y dan cada vez menos. Ya no se legisla pensando en las personas, sino pensando en ese ente abstracto que es la macroeconomía. Ahora que el humanismo cristiano se ha desvanecido de las mentes de nuestros gobernantes, ¿qué es exactamente lo que se supone que está ocupando su lugar? Sea lo que sea no parece que su centro esté ni en Dios ni en el hombre.

Europa Occidental comienza el tercer milenio en una situación muy parecida a la que vivía la Roma de la época de decadencia, un Imperio que aún vive de sus rentas pero que ha generado una sociedad descreída y sin valores, donde cada vez más gente carece de un claro sentido de la vida, algo que les dé una razón para luchar, un destino que construir y fuerzas, motivación y esperanza suficientes para construirlo. La llama que alimenta el alma de la gente parece haberse apagado para la mayor parte de los europeos actuales. Las naciones se levantan con el esfuerzo de gente inspirada y se derrumban con la pasividad de los hedonistas y los que han perdido la inspiración y la esperanza. Si hasta los mismos creyentes han perdido la llama ¿de dónde vendrá la renovación de la sociedad? (Mateo 5:13)

Cuando la Europa de la Edad Moderna se revolvió contra el Estado opresor y sus monarquías absolutas, con una misma patada rechazó a la nobleza y a la Iglesia (envuelta con ella en el mismo paquete). Las posteriores democracias europeas poco a poco fueron estableciendo la separación entre Iglesia y Estado movidas por el deseo de apartar a la Iglesia del poder. Al otro lado del Atlántico, sin embargo, la democracia llegó en condiciones totalmente diferentes y no fue el fruto de la  Revolución Francesa. Cuando la constitución de los Estados Unidos de América estableció la separación entre Iglesia y Estado lo hizo porque los unos querían mantener a la Iglesia fuera del Estado, pero sobre todo porque los otros querían mantener al Estado fuera de la Iglesia. Y a partir de ese momento la evolución del cristianismo en Europa y en Estados Unidos seguirá rumbos totalmente diferentes. Con la llegada de la Edad Moderna la religión en Europa es vista como una rémora del pasado, en Estados Unidos la verán como el motor del futuro. ¿Cuál de estas dos vías triunfará en el tercer milenio?

Nota: Cuando en este artículo hablamos de “Europa” nos estamos refiriendo a Europa Occidental. La Europa Oriental vive una realidad muy diferente; habiendo salido de la represión del comunismo ateo vive ahora momentos de fuerte recuperación de la fe, aunque aún debilitada, y Polonia, Rumanía y Grecia se encuentran entre los países cristianos más religiosos del mundo. En cuanto a América Latina, su situación presenta rasgos similares a lo que ocurre en Europa Occidental, por un lado, y rasgos similares a lo que ocurre en Estados Unidos por otro lado. Aunque haya un pequeño avance de los no creyentes, la crisis allí es más un problema de la Iglesia Católica que del cristianismo en general.

El cristianismo en el tercer milenio

Distribución del ateísmo en el mundo
Distribución del ateísmo en el mundo

Desde el siglo XVIII los europeos cada vez más consideran que el avance hacia el ateísmo es algo inevitable, que la religión es un reducto del pasado que se disuelve ante el avance de la ciencia y el progreso, como si fuesen elementos incompatibles entre sí. La ciencia sustituye a la religión como fuente de salvación de la humanidad. Si los países pobres mantienen su fe es solo por eso, porque son pobres e incultos, pero su desarrollo les traerá irremediablemente el ateísmo.

Tan solo había en este esquema una anomalía: los Estados Unidos. Este país claramente contradice toda esa lógica atea, un país puntero en el avance, el desarrollo y la ciencia y que aún así mantiene su profunda religiosidad y tan solo un 5% de ateos (30% en Francia, 10% en España) [Gallup International, 2012]. Pero como anomalía que es, Europa prefiere ignorar el asunto con el convencimiento de que el tiempo acabará llevando también allí la “normalidad”.

El predominio mundial de Europa ya es cosa del pasado. Las guerras del siglo XX la debilitaron enormemente pero su decadencia parece haberse acelerado con el nuevo milenio. La Gran Contracción del 2008 ofrece un testimonio más de cómo Europa va lenta pero inexorablemente perdiendo peso mientras otras potencias lo van ganando. Primero fue Estados Unidos quien tomó el relevo, ahora otras potencias emergentes, como Brasil, India y China, le están arrebatando a Europa buena parte de su antiguo predominio económico. Culturalmente ya no es tampoco Europa quien modela filosofías, políticas y creencias, sino Estados Unidos.

caída del negocio

Esto ha dado un vuelco a la situación. Antes Europa era la que marcaba tendencias, la que lideraba corrientes globales, la que dictaba el rumbo a seguir, la bola de cristal en la que leer el futuro de la humanidad. Ahora esa etapa terminó. Las dos guerras mundiales no solo destrozaron el Continente, sino su dominio e influencia global. Ahora la bola de cristal donde leer el futuro se llama Estados Unidos. Europa ya no es la fuente que exporta tendencias, está ya empezando a importarlas. Su presente ateísmo ha dejado de ser la punta de lanza de un movimiento mundial, y no pasará mucho tiempo antes de que los nuevos aires globales penetren también en el Viejo Continente, y no son aires ateos.

Porcentaje de la población europea que cree en Dios
Porcentaje de la población europea que cree en Dios

Actualmente nos encontramos con tres escenarios; por un lado tenemos a una Europa que se va desplomando y perdiendo influencia, por otro lado tenemos a unos Estados Unidos que se mantienen y consolidan como poder hegemónico, y por otro lado tenemos a unas grandes potencias emergentes destinadas a desempeñar en el futuro un enorme papel como rivales, o quizá incluso relevos de Estados Unidos. Si observamos cómo se comporta el elemento religioso en estos países descubriremos fácilmente que también hay tres escenarios:

1- La decadente Europa post-cristiana se va configurando como cultural y políticamente atea, con la religión sacada a empujones del espacio público y relegada a la intimidad del hogar, o incluso a la intimidad del corazón del individuo.

2- Estados Unidos, consolidados como primera potencia, mantienen un alto nivel de religiosidad, con claros síntomas de aumento.

3- Las potencias emergentes que ya eran religiosas mantienen o aumentan su religiosidad, y la atea China es el escenario de una auténtica explosión de fe que promete hacer de ella un país enormemente religioso antes de fin de siglo, quizá mucho antes.

Porcentaje de la población norteamericana que pertenece a alguna religión
Porcentaje de la población norteamericana que pertenece a alguna religión

Hemos comentado ya que los europeos consideraban la situación religiosa americana como una anomalía, pues ateísmo y desarrollo debían ser caras de una misma moneda. Sin embargo no es eso lo que vemos ahora. Desde una perspectiva global vemos cada vez con más claridad que la anomalía en el proceso de desarrollo no la constituyen los Estados Unidos (con riqueza, cultura… y enorme religiosidad), sino la propia Europa, y aunque durante el siglo XX pareció que su modelo secular se convertía en inspiración para muchos intelectuales y no pocos políticos de todo el mundo, hoy en día se está dado en casi todos los países del mundo un movimiento contrario, coincidente con la creciente pérdida de liderazgo cultural europeo.

Los países que durante el siglo XX iniciaron cambios en dirección secular (Turquía, Irán, Libia, Camboya, Kenia, Rusia, etc.) o bien han revertido ya el proceso o bien están cambiando de dirección, en algunos sitios para bien (como Rusia, China) en otros para mal (como Irán, Sudán) y en otros, quién sabe (como Turquía, la India, Egipto). Lo que está claro es que si durante la mayor parte del siglo XX, con predominio cultural europeo, el futuro parecía laico, en el siglo XXI se ve ya que las religiones están ganando importancia en casi todas las sociedades, excepto en Europa, y ya ha caído definitivamente el mito de que a mayor desarrollo económico, científico y cultural, mayor ateísmo y menor peso de la religión. Lo que vemos en el siglo XXI son claros indicios de lo contrario. Lo que antes veíamos solo en los Estados Unidos (que el desarrollo no produce ateísmo), lo empezamos ahora a ver por todas partes, e incluso en ese aspecto Europa ya no es una excepción, pues en estos momentos su decadencia económica y cultural van parejas a su pérdida de religiosidad. Sin llama no hay empuje.

fe

Son cada vez más los que opinan que esta correlación entre desarrollo y religiosidad no es fortuita, sino directa. La religión que se vive en profundidad (no la religión light cultural o meramente intelectual que tanto abunda entre las minorías creyentes europeas) es un poderoso elemento de cohesión, capaz como ninguno de crear lazos y comunidad y de generar en el individuo un poderoso sentimiento de destino y de finalidad. El creyente sincero piensa que la vida tiene una razón y por tanto sabe que merece luchar y trabajar por ella. El europeo ateo o agnóstico vive la vida sin un sentido, y por tanto considera que lo único que hace que la vida merezca la pena es el placer, el disfrute, y cae en un profundo hedonismo en el que se intenta evitar hasta donde sea posible todo lo que suponga sufrimiento y esfuerzo (incluido todo aquello que nos complique la vida, aunque sea por el bien de los demás).

Quienes poseen la fuerza de la religión viven orientados a un fin, a un sentido, y si ese rumbo atraviesa dificultades, penalidades y esfuerzos, no van a esquivarlos, pues no desean desviarse de su camino. El hedonista se pasará la vida andando sin destino, esquivando en lo posible cualquier elemento negativo, y por tanto cambiando de rumbo continuamente, con lo cual nunca llegan a ningún sitio. El que pone su fe en Dios, se traza un destino y avanza hacia él. Esa energía no solo da plenitud y felicidad, sino que crea una sociedad con fuerza y con esperanza. La sociedad europea, desorientada y vacía, acabará por consumir la herencia cultural y económica de sus antepasados cristianos y acabará sucumbiendo ante el avance de otras sociedades, occidentales o no, llenas del vigor y la ilusión de quienes saben que la vida tiene una finalidad. A menos que antes se produzca un cambio de tendencia…

El resurgir de la fe

En Europa el cristianismo sigue perdiendo terreno pero ya hay estudios que demuestran contundentemente que las minorías cristianas se están haciendo más activas y reivindicativas. El aumento de población musulmana, debido a la inmigración, está causando que muchos europeos que antes eran solo “culturalmente cristianos” estén empezando a sentir el cristianismo como una seña de identidad, sobre todo en barrios con abundancia de musulmanes. Si antes había un gran consenso en que la religión debía quedar al margen de la vida pública, cada vez más voces defienden ahora lo contrario: el objetivo no debe ser que todas las creencias sean apartadas, sino que todas tengan hueco y presencia, sobre todo el cristianismo, por ser la más extendida. No se trata de volver a unir Iglesia y Estado, sino de impedir que el Estado desplace a la Iglesia por completo, arrinconándola a la esfera de lo estrictamente privado.

alza la voz

No es de extrañar que el debate público sobre la presencia del cristianismo en la vida pública sea más fuerte precisamente en aquellos países europeos donde la población cristiana es menor; en una nueva sociedad plural donde cada vez hay más creencias (incluido el ateísmo), la religión se está convirtiendo otra vez en un factor identitario y por tanto levanta pasiones (el mismo ateísmo se ha subido al tren identitario generando el también muy activista neo-ateísmo). Este fenómeno muestra claramente que los cristianos en Europa están volviendo a una situación estructuralmente parecida a la de los primeros siglos: una Iglesia minoritaria y perseguida con una profunda fe que además da a sus miembros sus señas de identidad. Cuando este nuevo modelo se consolide es de esperar que veamos el resurgir de una nueva Iglesia pequeña pero fuerte y purificada, con fuerza suficiente para, una vez más, transformar la sociedad y extender a todos su mensaje de paz y amor, pero también de justicia. Entonces podremos comprobar que la actual crisis del cristianismo en Europa no es la agonía del fin, sino una intensa purificación y vuelta a los orígenes que tanto se necesitaba. Puede que su presente crisis termine por crear una Iglesia renovada, limpia y fuerte como ninguna otra y donde ahora vemos decadencia veamos en el futuro los dolores del parto de un cristianismo mucho más sólido y auténtico que el vivido en los últimos siglos.

megaiglesias en Estados Unidos
megaiglesias en Estados Unidos

Cuando aquel predicador galileo fue crucificado, sus enemigos pensaron que su incipiente movimiento quedaba erradicado. Sus discípulos lo habían abandonado y estaban escondidos. Pero 50 días después de la ejecución del galileo, sus discípulos salieron a las calles a predicar que Jesús había resucitado. Las autoridades no fueron capaces de sacar el cadáver para desmentir la nueva fe. Ni azotes ni persecuciones acallaron a los discípulos: el sermón del pescador Pedro convirtió a 3.000 personas de un solo golpe. Y 2.000 años después, hay más de 2.200 millones de personas que siguen al Resucitado en todo el mundo, rezándole en toda lengua y en todo lugar. «Lo que más llama la atención es que el cristianismo está creciendo rápidamente en lugares que hace pocas décadas se consideraban inalcanzables«, explica en la revista “Charisma” uno de los editores asociados de la World Christian Encyclopedia, Justin Long.

Cuando aún era Cardenal Ratzinger, el papa afirmó en una entrevista que la Iglesia Católica se había reducido mucho y añadió que «los cristianos son de nuevo minoría, más que nunca en ninguna época desde los finales de la Antigüedad«, «resulta incontestable que los últimos veinte años han sido decididamente desfavorables para la Iglesia Católica«. Casi todos los europeos estarán de acuerdo con esta afirmación, pero ¿estaba aquí el futuro papa hablando del mundo en general o solo de Europa Occidental?

La realidad es que Europa y su desinterés por Cristo es una rareza: en el mundo hay un fuerte crecimiento del número de cristianos. Vamos a ver tan solo 10 de los países en donde el cristianismo está creciendo con mayor intensidad. Estos países, además, suman más de un tercio de la población mundial y todos ellos tienen algo en común: a mediados del siglo XX hubiera resultado impensable encontrarse con una presencia importante del cristianismo allí.

«Los movimientos para implantar iglesias hoy experimentan una explosión en África y Asia y cientos de nuevas comunidades se implantan en meses, no en años. Es cierto que hay una cuarta parte de la población mundial que aún no oído nada sobre Jesucristo. Pero en mi investigación he identificado diez países donde las iglesias crecen rápidamente«, señala Long, que investiga el mundo de la expansión misionera cristiana (católica, protestante y ortodoxa) desde la Red de Trabajo para Misiones Estratégicas en Asia Suroriental. (datos de fluvium.org)

Catolicos en Asia
Nepal

En 1960 había en Nepal 25 cristianos, en el 2004 se supera el millón.

China

En 1970 había un millón y medio de cristianos, hoy se calculan entre 60 y 100 millones. En el área de Wu’an trabajan 5 sacerdotes católicos: de 1996 a 2003 se pasó de 5.000 a 30.000 católicos y 200 aldeas (de un total de 502) se bautizaron en masa. La increíble velocidad de expansión del cristianismo podría aumentar aún más si en el futuro el gobierno empieza a ser más permisivo en materia religiosa y cesa la persecución.

Burkina Faso

Este pequeño país africano de 12 millones de habitantes tiene ya 2 millones de cristianos (1,5 millones son católicos). En 1983 tenía menos de 1 millón y su número se dobló en tan solo 8 años.

iglesia en Singapur
iglesia en Singapur
Singapur

Esta isla de 4 millones de habitantes, uno de los “tigres asiáticos”, tiene ya medio millón de cristianos, casi todos de conversión reciente.

India

60 millones ya son cristianos y siguen creciendo a un ritmo trepidante. En el noreste del país, en los estados de Nagalandia y Mizoram el 90% de la población es ahora cristiana. Los cristianos de la india ya se han convertido en una de las principales potencias misioneras del mundo, llevando el cristianismo a países totalmente vedados para los misioneros occidentales gracias a las colonias de inmigrantes indios en muchos países, incluidos los islámicos. Entre la casta de los “intocables” se están registrando conversiones masivas. Su rápido crecimiento ha provocado una virulenta reacción entre sectores hindúes, lo que ha ocasionado múltiples episodios de persecución que siguen aumentando.

Vietnam

Otro país comunista que ve crecer el cristianismo a pesar de la oposición oficial. De 80 millones de habitantes ya son cristianos 6,5 (5,5 católicos). Se calcula que a pesar de la vigilancia estatal el cristianismo vietnamita se triplicará de aquí al 2050, pero si la presión oficial se relajara el aumento podría ser mucho mayor.

Benin

De sus 6,5 millones de habitantes más de dos ya son cristianos y cada año 120.000 nuevas personas se convierten, lo que implica un crecimiento de más del 3% anual. Podrían ser casi la mitad de la población a mediados de siglo.

Rusia

Con la caída del comunismo, millones de rusos acudieron a masa a bautizarse en los años 90. Actualmente casi el 60% de los rusos se declaran cristianos, y los no creyentes han descendido hasta un 33%. Al ritmo actual de crecimiento se calcula que para el 2050 el porcentaje de rusos cristianos habrá aumentado hasta el 75%.

Bangladesh

Este país islámico de 130 millones de habitantes cuenta ya con una minoría cristiana que se cifra, según fuentes, entre 1 millón y 15 millones. No es mucho, pero se trata de todo un logro teniendo en cuenta lo casi imposible que resulta hacer conversiones en un país musulmán. Al ritmo actual, su número se doblaría de aquí al 2050, aunque podría aumentar muchísimo más si la legislación islámica y la presión social se volvieran tolerantes con las conversiones.

Corea del Sur
cristianos coreanos
celebración religiosa cristiana en Corea

Este país vivió un crecimiento espectacular del cristianismo durante el siglo XX. De ser una exigua minoría han pasado a ser hoy el 41% de la población, 19 millones de personas. Durante la tiránica ocupación japonesa en los años de la II Guerra Mundial y anteriores, muchos cristianos coreanos fueron ejecutados por negarse a adorar al Emperador del Japón, como en siglos anteriores los cristianos se negaron a adorar al César. Eso dio prestigio a los cristianos entre sus compatriotas y extendió la fe entre muchos coreanos. Corea ocupa el número diez en el ranking del crecimiento del cristianismo en general pero si nos centramos en el crecimiento del catolicismo pasaría a uno de los primeros puestos, a la cabeza, junto con China, si hablamos de números absolutos, pues 150.000 surcoreanos se convierten al catolicismo cada año, con lo que quizá solo con Corea ya se puede compensar la actual pérdida de católicos en Europa. También Corea se ha convertido en un país con una tremenda fuerza misionera, lo que hace que el cristianismo llegue a muchas zonas de Asia con un “rostro local” que evita las connotaciones de religión occidental que antes tenía. Y no solo a Asia. Corea envía misioneros católicos a Rusia, China, Mongolia, África y América Latina; aumentan las vocaciones a la vida contemplativa y los seminarios mayores están llenos a rebosar.

El cristianismo ya no está contenido, ni acuartelado, en Europa o Estados Unidos, como en siglos pasados. El Evangelio se está convirtiendo en una fuerza dominante en África y Asia. Estas naciones ya envían misioneros a nuestros países. (Justin Long, director de la revista Charisma).

Sin embargo elegir los 10 países con mayor crecimiento del cristianismo es asunto difícil, pues las estadísticas varían, sobre todo en sitios donde el cristianismo está en mayor o menor medida perseguido. También varían según cuántos años incluyen en su estudio y según de qué población ya partimos. Otros estudios, por ejemplo, señalan entre los países con mayor crecimiento cristiano a Irán (20% anual) y Afganistán (17%) así como Argelia, Corea del Norte y Madagascar.

Honrado es admitir que el crecimiento de las iglesias protestantes es claramente superior al de la Iglesia Católica, siendo el cristianismo evangélico con diferencia la religión que más rápido está creciendo en todo el mundo. Pero hay signos de que la Iglesia Católica, tras una primera fase de aturdimiento, está ya aprendiendo la lección y reaccionando de forma cada vez más eficaz, contagiándose de su dinamismo y reactivando su tradicional vocación misionera.

Padre Amedee Ekeurbe

La idea que se tiene en Europa de la Iglesia Católica como una institución anticuada, retrógrada, anquilosada, decadente y en vías de extinción contrasta frontalmente con la imagen que de ella tienen en África y Asia, que la ven como una institución moderna, progresista, dinámica, expansiva, joven y llena de vitalidad y libertad. El arzobispo Matthew Ndagosa, de Nigeria, comenta: “Aquí las iglesias están llenas; los jóvenes van a misa, y tenemos el seminario más grande del mundo, en Enugu”, y las mismas doctrinas de moral conservadora que en Europa provocan rechazo, en Nigeria tienen un gran atractivo y aceptación, según el arzobispo. El aumento de sacerdotes en África, Asia y Oceanía compensa con creces la disminución en Europa. También es mucho más viva y dinámica la Iglesia Católica en Estados Unidos, donde se ha ido abriendo camino en competencia con las iglesias protestantes y logrado un crecimiento desde el 15% de la población a principios del siglo XX hasta el 25% actual, siendo la denominación cristiana más numerosa. El dinamismo católico de Estados Unidos demuestra que la competencia entre religiones e incluso entre diferentes iglesias cristianas produce una deseable reactivación y dinamismo, lo cual da un inesperado papel positivo a la llegada de iglesias evangélicas a Latinoamérica y Europa.

El papa Benedicto XVI ha referido en varias ocasiones que lo importante no son los números, sino la calidad, y que Europa no necesita una Iglesia mayoritaria, sino una minoría dinámica y viva con poder de transformar la sociedad. En un discurso hecho en la República Checa en el 2009, el papa dijo: “Suelen ser las minorías creativas las que determinan el futuro y, en este sentido, la Iglesia Católica debe entender que es una minoría creativa poseedora de una herencia de valores que no son cosa del pasado, sino una realidad bien viva y relevante.” La realidad, sin embargo, no está contribuyendo precisamente a esa visión del papa: la Iglesia Católica, junto con el cristianismo en general, no va camino de convertirse en una “minoría creativa”, al menos a nivel global, sino que continúa creciendo y las perspectivas de futuro son aún más positivas.

Catolicismo carismático

Hay también otro dato que nos resulta revelador: la forma del cristianismo que más está creciendo, con diferencia, es la carismática, tanto en sus versiones protestantes como en su versión católica. Esta forma de cristianismo podría fácilmente convertirse en el cristianismo del futuro. A fecha de hoy, la nación con más católicos del mundo, Brasil, ya cuenta con un importante número de iglesias evangélicas carismáticas (más del 15% de la población), pero incluso el 50% de sus católicos ya son de perfil carismático y el 22% de los carismáticos de Estados Unidos son católicos. También la Iglesia católica de Filipinas logró frenar la arrolladora ola evangélica a través de la propagación del catolicismo carismático, que básicamente asume dentro de la doctrina católica lo mejor de nuestros hermanos evangélicos: su entusiasmo, su emoción, la juventud de una religión que es capaz de vibrar con la novedad que siempre supone el amor de Dios. Los católicos carismáticos surgieron a mediados del siglo XX y son ya más de 100 millones (casi el 10%). La Iglesia Católica de fieles apagados y aburridos que observan pasivos lo que hacen los sacerdotes está poco a poco pasando a ser cosa del pasado, y una nueva Iglesia Católica vibrante, entusiasta y llena de energía está ocupando su lugar en casi todas las partes del mundo. La Iglesia, una vez más, volvemos a ser todos y vuelve a ser misionera.

Futuro del cristianismo

catolicismo

Es probable que el ateísmo y agnosticismo sigan aumentando en Europa durante cierto tiempo más, y finalmente se harán hueco también en todas las sociedades. Pero el ateísmo con el tiempo no pasará de ser una minoría, e incluso en Europa, donde probablemente aumentará su número y su poder en los próximos años, terminará por convertirse de nuevo en un fenómeno minoritario. La presencia del ateísmo no solo es inevitable en una sociedad plural y abierta, sino deseable. Cuando el individuo es realmente libre para elegir creer o no creer, entonces su elección será asumida como algo propio y estará dispuesto a defender su fe y vivirla. Lo que ahora se vive en Europa es la resaca de la religión impuesta, no elegida sino heredada, asumida sin más. Ahora que las circunstancias políticas y sociales permiten a la gente elegir, no es de extrañar que muchos hayan elegido despojarse de la herencia recibida y elegir un nuevo camino. En una generación más las circunstancias probablemente se darán ya la vuelta; cuando lo normal, lo políticamente correcto, lo aceptado, sea el ateísmo, creer en Dios se convertirá de nuevo en un acto de rebeldía, de originalidad o de reafirmación, favoreciendo la asimilación de los aires cristianos que soplarán desde todas partes del mundo.

Porque en el mundo, como ya hemos visto, guste o no el futuro es de los creyentes, y dentro de un panorama global de claro ascenso de la importancia de las religiones, todo parece indicar que el cristianismo no solo mantendrá su actual hegemonía sino que la aumentará, y la misma Europa acabará antes o después subiéndose a la nueva ola de fe, aunque es muy probable que el nuevo futuro religioso de Europa sea mucho más parecido a la pluralidad que vemos hoy en Estados Unidos que a la hegemonía local de denominaciones que veíamos en Europa antes de las dos grandes guerras.

musulmanes rezando

En estos momentos solo hay una religión que, aunque con menos fieles, aumenta a un ritmo similar al cristianismo: el Islam. Pero mientras que el avance del Islam se debe principalmente a su muy superior tasa de fertilidad, el avance cristiano se debe principalmente a las conversiones, que aumentan a un ritmo superior a la gran caída de fieles en Europa. Este igualado ritmo está ya dando síntomas de quebrarse. El cristianismo está extendiéndose cada vez más rápidamente, sobre todo a causa de su fulgurante expansión por China, que en solo diez años se ha duplicado a pesar de las trabas del gobierno (si se mantiene el mismo crecimiento rondaríamos los 300 millones de cristianos chinos hacia mediados de siglo). El crecimiento demográfico del Islam, por el contrario, parece estar ya casi agotado: las estadísticas recientes indican que las tasas de fecundidad han disminuido en todo el mundo musulmán y que los países con predominio de este grupo han sufrido una caída más pronunciada que cualquier otro en la historia. Dentro de dos o tres décadas la población musulmana comenzará a disminuir, mientras que la cristiana seguirá aumentando.

Además del islam, la otra “religión” que parece suponer una “amenaza” para el cristianismo es el ateísmo. El ateísmo, al contrario que el agnosticismo, no es ni mucho menos la ausencia de creencia, sino un sistema de creencias igual que los demás, y aunque ellos presuman de ser la libertad total en realidad poseen todo aquello que más critican del resto de sistemas: dogmas de fe, proselitismo, conflictividad y grandes errores (incluida la violencia, la opresión, las guerras y el genocidio). Un ateo no es un ser humano que ha alcanzado la perfección y la liberación, es un ser humano con los mismos defectos que cualquier otro creyente pero sin el refugio de Dios. Según ellos el futuro les pertenece pero ¿qué nos dicen las estadísticas? Sin duda el siglo XX fue el siglo del gran avance del ateísmo y el agnosticismo, en Europa y en el mundo, en muchas ocasiones gracias a la imposición de estados represivos. Pero en el siglo XXI la tendencia a nivel mundial parece haberse revertido.

Si las estadísticas son complicadas para ver el número de creyentes, aún más lo son para saber el número de no creyentes, pero dentro de la disparidad de resultados se observa una tendencia. Según el “Britannica Book of Year”, en 1994 todavía había en el mundo 1.154 millones de ateos y agnósticos; un nuevo estudio de la “World Christian Encyclopedia” anunció que en el año 2000 la cifra había apenas subido a 1.300, muy por debajo del crecimiento demográfico mundial. Y a partir del año 2000 las cifras absolutas entran en declive. En el 2012, el Seminario Teológico Gordon-Conwell (GCTS) publicó los resultados de un estudio realizado a nivel mundial cuyas conclusiones sorprenderán a muchos: cada día hay en el mundo 800 ateos menos y 1.100 agnósticos menos. Por el contrario el número de cristianos aumenta en 83.000 diarios (de los cuales 35.000 católicos y 20.000 protestantes) y el de musulmanes en 78.000. También hay algunas encuestas que muestran un pequeño aumento de ateos y agnósticos, lejos ya de los ritmos de crecimiento de décadas pasadas, pero ninguna encuesta prueba que el ateísmo a nivel global esté en claro ascenso, a pesar de que la mayoría de los ateos, especialmente en Europa, así lo creen. La mayoría de las encuestas o bien muestran un descenso del ateísmo o bien muestran un ligero ascenso pero por debajo del ritmo de aumento de la población mundial, con lo que parece claro que el porcentaje mundial de ateos y agnósticos ha entrado en declive en el siglo XXI.

religiones del mundo

En 2009 el libro “A Sceptics Guide to Atheism” indicaba: “Una encuesta mundial tomada en 1991 estimaba las cifras mundiales de ateísmo en el 4.4% de la población. En 2006 se calcula que solo el 2% de la población mundial era atea” (sin contar agnósticos). En la aparentemente atea Europa, la cifra global de ateos convencidos no supera hoy el 5% y si incluimos Rusia tenemos una media de 3.000 nuevos cristianos al día. También en internet el ateísmo está perdiendo la batalla; tras el boom de los primeros años del siglo XXI, en los últimos cinco años vemos caídas superiores al 50% en el tráfico de las principales páginas ateas (datos de Alexa.com y Compete.com). Las tasas de natalidad también son un factor importante: los no creyentes tienen menos hijos. Este factor supuso en la Antigüedad una porción importante del crecimiento del cristianismo, pues las parejas paganas tenían menos hijos que las cristianas. Aunque solo fuera con la inmigración y la mayor tasa de fertilidad, se calcula que para el 2050 el avance al secularismo podría haberse revertido en Europa. Michael Blume, investigador de la universidad de Jena, Alemania, escribió: “La mayoría de las sociedades o comunidades que asumen creencias ateas no han sobrevivido más de un siglo”, y añade, “Lo que he encontrado es que no hay ni un solo caso en el que una población, comunidad o movimiento secular lograse alcanzar la tasa de fertilidad necesaria para el mantenimiento”. Europa no parece ser una excepción a estas conclusiones. El ateísmo, al contrario que lo que ellos proponen, no trae el progreso, sino la decadencia. Pero las cifras no dan lugar al pesimismo, a pesar de la propaganda oficial, el ateísmo tiene los días contados y su destino será instalarse como pequeñas minorías por todo el mundo, pero sin poder para dirigir los destinos de ninguna sociedad, a menos que el formidable poder opresor del estado lo mantenga vivo y fuerte, como en Corea del Norte.

cristianofobia

Sin embargo, al contrario que en el resto del mundo, en Europa Occidental las cosas seguirán empeorando para los cristianos, al menos a medio plazo, si siguen manteniendo la actual actitud de resignación pasiva. Los cristianos europeos deben dejar de sentirse derrotados y avergonzados y luchar por sus derechos. No se trata de querer imponer a nadie su moral ni sus ideas, se trata de alzar la voz para defenderse y pedir que los estados protejan sus derechos al igual que hacen con todos los demás colectivos. Actualmente ya hay algunas creencias y comportamientos cristianos que se consideran ilegales en muchos países europeos (oposición al matrimonio gay, negarse a realizar abortos, etc.) y por tanto un cristiano que quiera vivir su fe en plenitud puede encontrarse con sanciones e incluso cárcel. Si no reaccionan, y al ritmo que va evolucionando la sociedad europea, esas características cristianas que quedan fuera de la ley serán cada vez más, y un cristiano acabará siendo legalmente perseguido por cosas como no admitir el sacerdocio femenino, educar a sus hijos en la no promiscuidad, etc. Ese futuro ya está dejando sentir sus efectos y las cosas en Europa podrían ir a mucho peor antes de empezar a mejorar; todo depende de lo que tarden los cristianos europeos en reaccionar.

Con la osadía de los profetas, aunque sin su legitimidad, nos atrevemos a decir que si Dios ha permitido el triunfo hegemónico del ateísmo en Europa (primero con el comunismo sobre la Iglesia Oriental y ahora con el modernismo materialista sobre la Iglesia Occidental) ha sido para que la humanidad conozca sus efectos en la sociedad. Los historiadores del futuro mirarán a la Europa del siglo XX y describirán los efectos devastadores que sobre ella tuvo el alejamiento de Dios: masacres y esclavitud del comunismo, destrucción y genocidio nazi, desintegración social y personal del nihilismo occidental, terribles y despiadadas guerras dentro y fuera de sus fronteras en nombre de la igualdad, la libertad y la fraternidad. Sin duda, el siglo XX ha sido el más devastador de la historia de Europa, y también ha demostrado que el progreso económico y tecnológico, cuando se divorcian de Dios, dejan de estar al servicio del hombre y pasan a destruirlo. El esplendor económico vivido sin Dios genera la ruina espiritual, el vacío interior, la angustia, y por tanto acaba desmoronándose. El moderno europeo medio es, hoy en día, esclavo de un mercado laboral que, lejos de estar a su servicio, ya no lo ve como ser humano, sino como mano de obra y de consumo. Sin Dios, la economía se convierte en un fin en sí misma y el hombre en simple pieza que mantiene su engranaje en movimiento.

El error que cometieron los filósofos franceses del XVIII fue pensar que la religión era producto de la imposición y la ignorancia, por lo que la libertad y la cultura acabarían con ella. Pero la religión es una necesidad del alma humana, y esa necesidad de plenitud, esperanza y significado no desaparecerá nunca. Los creyentes, además, pensamos que ese instinto natural del hombre que apunta hacia Dios es semilla que Dios mismo ha plantado en nosotros, y ni la misma Europa podrá seguir por mucho tiempo resistiéndose a su llamada.

“Dios ha muerto”, Nietzsche (1844-1900)

“Nietzsche ha muerto”, Dios ()

futuro de fe

Fin

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Comentarios

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55 respuestas a “Crisis del cristianismo ¿triunfo del ateísmo?”

  1. Avatar de Roberto Valverde
    Roberto Valverde

    Mientras haya vida hay esperanza. Dijo un ateo llamado Stephen Hawking, me gustaría pensar que después de su muerte Hawking haya descubierto que esa esperanza es eterna.

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  2. Avatar de titapopa
    titapopa

    Mi comentario friki
    Has leido las crónicas de Narnia ?? No puedo evitar hacer una comparación de lo que pasa en la actualidad con el islam , esa rivalidad de siempre con el cristianismo . C.S.Lewis lo vio venir , porque en sus libros el gran enemigo seria el dios Tashy , sus adoradores son una cultura al mas estilo arabe .
    Me estoy pensando releer al menos el tomo cinco y siete , para ver si Lewis nos da una pista jaja

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    1. Avatar de titapopa
      titapopa

      Se me pego la y al lado del nombre Tash

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      1. Avatar de Christian M. Valparaíso

        No problem, a mí también 😉

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    2. Avatar de Christian M. Valparaíso

      Jaja, me encanta tu comentario friki. Pues sí me he leído las Crónicas de Narnia, aunque ahora no recuerdo yo cómo eran los adoradores del dios Tashy. Pero supongo que sabrás que la intención de C.S.Lewis al escribir esos libros era la de explicar los conceptos del cristianismo a los niños de modo que pudieran asimilarlos fácilmente con historias adaptadas a su nivel, así que no sería absurdo pensar que sus historias «esconden» mensajes como los que tú insinúas.
      Un saludo

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  3. Avatar de anonimo
    anonimo

    el ateísmo tiene un punto débil, que recae en la naturaleza de la autodestrucción, primero científicamente demostrado que el hombre buscara religión, sin importan si todos se vuelven ateos, el ateísmo militante provoca un hueco o vacío de fe para otro tipo de religión, si en Rusia volvieron ser ortodoxos otra vez, desconfió de los rusos, pero prefiero un ruso ortodoxo y filosofar sobre Dios a un ruso ateo que se vuelve narcotraficante o mafiosos,

    cuando quitas la religión y las leyes de como comportarse en la sociedad entra en decadencia, no vale la escusa de decir que no necesito de religión para ser bueno, sin pautas religiosas, la moral desaparece y se vuelve una anarquía insufrible a pesar de ese ridículo pretexto contradictorio

    al no haber cristianos y con lo del aborto como ley y aceptado, los religiosos musulmanes tomaran el puesto del niño abortado en nuestra sociedad, el aborto contribuye a que Europa sea islámica, moleste quien se moleste es una verdad innegable, lo siento por los ateos libres, pero su libertad no es libertad, lo siento por los fanáticos, ellos confundieron la religión con opresión y terrorismo espiritual y escusa para que los ateo vuelvan la libertad en libertinaje y destrucción de sociedad

    por cierto Europa o sera cristiana o sera islámica, pero no sera atea, ustedes deciden, si con el aborto o el matrimonio gey repoblaran la tierra, las estupideces y asesinatos ateos que no llevan a nada todo por la vanidad

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    1. Avatar de Christian M. Valparaíso

      No te falta razón, anónimo 🙂

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  4. Avatar de RAFAEL
    RAFAEL

    AsÍ de claro .

    Dios ha muerto”, Nietzsche (1844-1900)

    “Nietzsche ha muerto”, Dios (∞) (RESULTADO FINAL)

    Saludos.

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  5. Avatar de Cristián Eduardo Lozano Tamara
    Cristián Eduardo Lozano Tamara

    Interesante artículo. Me gusto porque se salio un poco de la visión Eurocentrica de mundo para analizar de forma un poco más correcta la situación religiosa mundial . Pero en lo que en verdad no estoy tan de acuerdo es lo que respecta a la desaparición de la influcia global atea; el sistema económico global funciona bajo la influencia de un pequeño puñado de personas, y está es el arma más poderosa que tienen los ateos anti-cristianos para someter a la sociedad a la apostasia, sin importar de que estos crean o no crean. estos (el ateismo militante) lo que esperan que la religiosidad de la persona no tenga una voz en la discusión social. Además otras encuestas muestra que muy por el contrario de los datos mostrados por este articulo, el ateísmo a tenido un crecimiento muy grande, bueno al menos en América Latina y Estados Unidos. Pero creo que en términos Generales me parece un Excelente articulo, que trata de presentar la realidad social y religiosa del mundo…

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    1. Avatar de Christian

      Gracias por tu comentario, de corazón. En cuanto a los datos, ofrecemos las estadísticas, si te parece que otras estadísticas son más de fiar, pues nada puedo ahí decirte. Parte de razón tienes en lo del poder y el ateísmo, pero yo soy más optimista, al menos a largo plazo, porque si del lado del ateísmo están poderosos intereses económicos, del lado del teísmo, en contreto del cristianismo, está Dios, que es mucho más poderoso. Pero eso no es un dato objetivo, es totalmente subjetivo así que es cosa de cada uno la valoración al respecto. En cualquier caso, la percepción personal de quien esto te responde, es que el ateísmo ha venido para quedarse. En una sociedad que es y será (espero) libre, el ateísmo no puede desaparecer, ni debe. El hombre debe llegar a Dios por convencimiento, no empujado como un pelele por la corriente oficial. Lo que creo es que a largo plazo el ateísmo se mantendrá como una corriente más bien minoritaria, pues con el tiempo la gente descubrirá que el ateísmo deja siempre un vacío que sólo la fe en Dios puede llenar. Sobre el futuro no tenemos encuestas, sólo opiniones. Pero me alegro de que el artículo te haya gustado, es importante eso que señalas de que el eurocentrismo es muy habitual en estos análisis y por eso se tiende a tener una perspectiva muy pesimista del futuro de la Iglesia.

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  6. Avatar de
    Anónimo

    Soy una mujer cristiana evangélica, desde Costa Rica les bendigo. NO había leído desde hace mucho tiempo algo tan real, sabio, rico, y direccional como lo que el corazón y el estudio del autor nos dice. Miles de gracias por tan profetico y enriquecedor estudio. Totalmente de acuerdo con usted. Siga mas que bendecido mi hno.

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