“A Nadie en la tierra llaméis «padre», porque no tenéis sino uno, el Padre celestial.” (Mateo 23:9)
Esta cita la usan siempre muchos protestantes para señalar que los católicos, una vez más, no somos fieles a la doctrina de Jesús, pues a nuestros presbíteros y obispos a menudo les llamamos “padre”, en contra de lo que aquí ordena Jesús. Vamos a intentar aclarar en este artículo por qué ese argumento es del todo incorrecto. Es más, defender ese argumento implicaría afirmar que la Biblia se contradice a sí misma, en cuyo caso no podría ser la Palabra de Dios.
El problema principal de la disputa surge, como siempre, cuando intentamos descifrar el significado de un texto fuera de su contexto y fuera de la Tradición apostólica. Esa incomprensible idea de que la Biblia se explica a sí misma (sola scriptura) hace que un protestante pueda leer este versículo y sacar sus propias conclusiones, y admitamos que de esa manera la conclusión más obvia es la de decir que Jesús dijo exactamente lo que quería decir ¿cómo iba a ser de otra forma?
Pero con semejante forma de funcionar, aunque aparentemente sea muy lógica, podemos acabar sacando inverosímiles doctrinas de todo tipo de la Biblia. Nosotros tenemos la Tradición que nos dice que los cristianos nunca creyeron que usar la palabra “padre” fuese ningún tipo de tabú, y además tenemos la manera católica de interpretar los textos bíblicos, que es siempre dentro de su contexto mayor y dentro de todo el mensaje bíblico en general. De esta manera, vamos a usar la contextualización para dilucidar el correcto significado de estas palabras, pues ante un texto siempre caben muchas interpretaciones, pero solo una puede ser correcta.
Nivel 1: Ningún hombre es padre

El primer nivel de interpretación sería el más simple y literal. Jesús dice que “a nadie llaméis vuestro padre en la tierra”. O sea, esa palabra no se puede usar para referirse a ningún ser humano, solo para referirse a Dios. Eso significa que tampoco podemos llamar “padre” al progenitor que nos engendró, pues Dios se ha asignado esa palabra para él en exclusiva. Probablemente ningún cristiano, que sepamos, defienda esa idea y la propia Biblia usa en innumerables ocasiones la palabra “padre” para referirse al progenitor, así que no hay más que discutir.
[
Isaac rompió el silencio y dijo a su padre Abraham: «¡Padre!». El respondió: «Sí, hijo mío». «Tenemos el fuego y la leña, continuó Isaac, pero ¿dónde está el cordero para el sacrificio?». (Génesis 22:7)
Nivel 2: Sólo si es progenitor
El segundo nivel de interpretación es que se puede usar “padre” en una relación padre-hijo, pero no se puede usar en un sentido espiritual, pues nuestro único Padre espiritual, como dice Jesús, es Dios. Para hacer esta interpretación ya hay que hacer un esfuerzo de abandonar el significado literal del texto, pues Jesús dice ahí claramente “a nadie en el mundo llamen padre (pues solo tienen uno, el Padre del cielo)”. Así que aquí ya nos tenemos que salir del versículo y buscar algo más.

Los protestantes dicen que cuando los católicos llaman a un sacerdote “padre”, están desobedeciendo este mandato de Jesús, porque los sacerdotes son “padres espirituales”, y solo hay un Padre espiritual que es Dios. Lo cierto es que ya hay muchas iglesias evangélicas de aparición reciente que están usando la palabra “padre” cuando se dirigen a sus pastores, pero se supone que esta práctica es igual de mala que cuando lo hace un católico. Así pues, recurramos a la Biblia para demostrar que este uso espiritual de la palabra “padre” sí es admitido tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Dentro de los cientos o miles de citas posibles vamos a poner solo esta de San Pablo:
[
Por tanto es por la fe, para que sea por gracia; para que la promesa sea firme a toda simiente, no solamente al que es de la Ley, mas también al que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros. (Romanos 4:16)
Aquí vemos que San Pablo se dirige a los cristianos de Roma y les recuerda que ahora todos los cristianos son un solo pueblo independientemente de si cumplen la Ley de Moisés (o sea, judíos circuncidados) o no la cumplen pero comparten la misma fe (los gentiles sin circuncidar). En ambos casos, tienen como padre a Abraham, sean judíos o sean gentiles. Así que en esta cita vemos claramente que San Pablo usa la palabra “padre” refiriéndose a Abraham como padre espiritual, y ni siquiera cabe decir que Abraham es padre de los judíos porque es su ancestro progenitor, porque aquí se nos dice que Abraham también es padre (espiritual) de los gentiles romanos que han abrazado la nueva fe. Y para que nadie piense que esta es una cita aislada que tal vez tenga otra explicación, mencionaré referencias a varias otras en donde “padre” se usa en ese mismo sentido espiritual y simbólico: Hechos 7:2 / 1 Corintios 4:15 / Santiago 2:21 / Lucas 16:24 / Romanos 4:12 / Romanos 9:10 / Hechos 22:1 / etc.
[
como dice la Escritura: "Te he constituido padre de muchas naciones". Abraham es nuestro padre a los ojos de aquel en quien creyó: el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen. (Romanos 4:17)
Tal como dice San Pablo dirigiéndose a judíos y gentiles: “Abraham es nuestro padre a los ojos de… Dios”, o sea, un padre espiritual.
El propio San Pablo (al igual que hacen en las epístolas otros apóstoles, como Pedro y Juan) se considera padre espiritual de los creyentes a los que ha evangelizado, por eso a menudo se dirige a ellos como “hijos míos”.
[
No os escribo estas cosas para avergonzaros, sino más bien para amonestaros como a hijos míos queridos. Pues aunque hayáis tenido 10.000 pedagogos en Cristo, no habéis tenido muchos padres. He sido yo quien, por el Evangelio, los engendré en Cristo Jesús. (1 Cor 4,14-15)
Y así como lo establecieron los apóstoles, así lo hacemos nosotros, por eso a menudo llamamos “padre” a los sacerdotes e incluso al mismo papa (= padre).
Pero este asunto ni siquiera es una prescripción de la Iglesia, la gente que quiere llama “padre” a los sacerdotes porque es costumbre, porque así ha sido durante los siglos, y quien no tiene esa costumbre les llama de otra forma y no pada nada, y desde luego, como hemos visto, no es antibíblico.
A = B Pero sólo cuando me interesa
El error de interpretar esas palabras de Jesús en sus niveles de literalidad 1 o 2 proviene como hemos dicho de algo muy frecuente en las demostraciones protestantes: el analizar un versículo aisladamente. Si en vez de quedarnos con esa cita aislada tomamos también la frase anterior y la siguiente, ya vemos que las cosas cambian totalmente. Ahora todos, católicos y protestantes, estamos ante la misma tesitura, o lo estamos haciendo todos bien o lo estamos haciendo todos mal:
[
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A Nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco "doctores", porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. (Mateo 23:8-10)

Así que exactamente lo mismo dice Jesús de la palabra “padre” que de la palabra “maestro” y de “doctor” (= docente, sabio). Sin embargo los protestantes critican el que nosotros usemos “padre” con los sacerdotes, porque eso solo lo hacemos nosotros, mientras que ellos se sienten libres para poder usar las palabras “maestro” y “doctor” para quienes quieran, incluidos a sus líderes espirituales, pues son muchas las iglesias evangélicas que llaman a su líder o a su fundador “maestro”, y no usan la palabra “doctor” solo para referirse a los médicos, sino también a aquellos que saben mucho, y a todos los que tienen un doctorado, incluso si es en teología.. Ninguna universidad protestante ha dejado de usar el título de “doctor honoris causa” por considerarlo una ofensa contra Dios, a pesar de la frase de Jesús “porque solo tienen un Doctor, que es el Mesías”. Pero si alguien piensa que tal vez todos lo estemos haciendo mal, basta con dar algunos ejemplos bíblicos en los que también las palabras “maestro” y “doctor”, igual que vimos ya con “padre”, son usadas para seres humanos:
[
En la Iglesia hay algunos que han sido establecidos por Dios, en primer lugar, como apóstoles; en segundo lugar como profetas; en tercer lugar, como doctores. (1 Corintios 12:28)
Ahí se usa “doctores” en el sentido de personas expertas en asuntos espirituales, que si recordamos es justo el uso que Jesús prohíbe: “No se dejen llamar tampoco ‘doctores’, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.” Tal vez para evitar esa aparente contradicción es que los protestantes que elaboraron la biblia de Reina-Valera en vez de traducir “doctores” lo traducen como “los encargados de enseñar”. Así que como siempre en estos casos tenemos que acudir a las palabras originales de la Biblia tal como se escribieron en griego.
μηδὲ κληθῆτε καθηγηταί, ὅτι καθηγητὴς ὑμῶν ἐστιν εἷς ὁ Χριστός. (Mateo 23:9)
καθηγηταί (kathegetai, de donde viene “catequista”) significa “instructor, maestro, guía, orientador o doctor (en el sentido de ‘erudito’)”. Y veamos ahora qué palabra usa San Pablo en su cita de 1 Corintios 12:28.
Καὶ οὓς μὲν ἔθετο ὁ Θεὸς ἐν τῇ ἐκκλησίᾳ πρῶτον ἀποστόλους, δεύτερον προφήτας, τρίτον διδασκάλους.
Usa διδασκάλους (didaskalous), que significa “docente, maestro”. Así que aquí parece que esa aparente contradicción entre lo que dice Jesús y lo que dice Pablo en realidad es solo un problema de traducción, como tan a menudo ocurre. Pues entonces miremos ahora el verso primero, el que hacía referencia a la prohibición de usar la palabra “maestro”, a ver qué dice el griego original:
ὑμεῖς δὲ μὴ κληθῆτε Ῥαββεί εἷς γάρ ἐστιν ὑμῶν ὁ διδάσκαλος, πάντες δὲ ὑμεῖς ἀδελφοί ἐστε.
Literalmente aquí dice: “Más aún, no os hagáis llamar rabbí (Ῥαββεί = maestro espiritual en hebreo), verdaderamente uno es vuestro maestro y además todos sois hermanos”
Así que se prohíbe el uso de la palabra “maestro”, tanto sea en su versión hebrea (rabbí) como en su versión griega (didaskalos). Y ya no hace falta seguir analizando más, porque acabamos de encontrar esa aparente segunda contradicción que estábamos buscando. Jesús prohíbe expresamente usar la palabra “didaskalous” para referirse a los hombres, y a continuación vemos cómo San Pablo utiliza esa misma palabra (con el final diferente porque en griego las palabras se declinan) para referirse a hombres y en el sentido de “maestro espiritual”.
Doctores tiene la Iglesia
Vemos por un lado que intentar defender o negar una doctrina basándose en traducciones a los idiomas modernos a menudo resulta confuso o peligroso, y ese es un motivo más para desechar la idea protestante de que cualquier persona que invoque al Espíritu Santo está capacitada para entender el correcto sentido de las escrituras. La antigua expresión católica de “doctores tiene la Iglesia”, para indicar que eso yo no lo entiendo pero hay y ha habido grandes eruditos que lo han estudiado a fondo y me fio de su criterio, deja de ser una excusa para no pensar y se convierte en una muestra de sabiduría.
Así hablaba Jesús
También hemos visto que cuando Jesús prohíbe el uso de las palabras “maestro”, “padre” y “doctor”, no quiere decir lo que dice literalmente. Y esto no es de extrañar, Jesús, como buen predicador judío, es muy dado a usar la exageración y los totalismos cuando habla con el pueblo para crear un efecto más impactante, pero no se le puede interpretar literalmente. Por ejemplo recordemos famosas citas que suenan muy radicales como:
[
Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la túnica, ofrécele también la capa. A todo el que te pida, dale, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. (Lucas 6:29-30)
A algunos tal vez les suene muy hermoso, pero para entender mejor lo que Jesús dice vamos a trasladar esas palabras a nuestra vida actual, y voy a citar unas palabras de un cristiano de a pie:
Si nos aplicamos todos el “al que te quite la túnica, déjale también el manto” eso equivale a institucionalizar el robo a los cristianos. A mí me robaron el otro día la cartera en el metro de Madrid. ¿Debería haberle dado también el móvil?

En efecto, si lo tomamos literalmente parece que Jesús nos prohíbe defendernos si nos atacan y nos pide que vayamos entregando todas nuestras posesiones a los ladrones, en lugar de dárselas a los pobres. Todo el mundo sabría que a los cristianos se les puede golpear y robar impunemente porque ellos tienen que dejarse. Indudablemente hay ahí un profundo mensaje pacifista, de no violencia, pero para transmitirlo Jesús lo expresa de una forma tan radical que quienes lo interpretan literalmente sienten que jamás podrán cumplir fielmente con las enseñanzas de Jesús por ser excesivamente exigentes.
La Iglesia desde siempre ha legitimado la autodefensa, y también el defender a otras personas que están siendo atacadas. Y eso es porque el espíritu de la doctrina, tal como lo enseñaron los apóstoles (la Tradición) no interpretó esas palabras literalmente. En el discurso en el que Jesús dice esas palabras, nos está hablando de amar al prójimo y también al enemigo. Se anima a los cristianos a ser mucho más pacifistas y comprensivos con el enemigo de lo que era habitual entre los paganos (o los judíos de entonces). Si a un cristiano le golpean en la cara y no contraataca podría hacerlo por amor al prójimo, por no devolver violencia con violencia, pero no porque si se defiende está rompiendo un mandamiento de Jesús. Y sinceramente, no devolver el golpe ya es suficiente mérito, no es necesario que literalmente ofrezca la otra mejilla para que le golpeen allí también. Jesús fue un admirable ejemplo de pacifismo llevado hasta sus últimas consecuencias, pero en dos ocasiones que la gente tomó piedras para apedrearle, no se dejó lapidar sino que se escabulló para evitar el ataque (Juan 8:5, Juan 10:30-39). De igual modo tenemos otro tipo de citas aún más radicales como pueda ser esta:
[
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti; es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. (Mateo 5:29-30)
Si hiciéramos caso literal a estas palabras de Jesús, todos andaríamos sin ojos y sin manos, por no mencionar el dolor tan terrible que supondría arrancarnos nosotros mismos los ojos y cortarnos las manos. Sin embargo, el mensaje que Jesús pretende transmitir ahí está claro, hay que tener muchísimo cuidado con lo que miramos y con lo que hacemos, pues eso nos puede llevar a la perdición. No hace falta cortarse nada, basta con autocontrolarse.
El verdadero significado de esas palabras
Entonces, ¿cómo saber cuándo Jesús habla literalmente, o está exagerando, o habla en sentido figurado? Pues para eso necesitamos acudir a la Tradición apostólica (cómo enseñaron los apóstoles esas doctrinas de la Biblia), o como mínimo mirar el contexto bíblico, pues a veces basta con eso, y en este caso basta, pero para ello tenemos que tomar un fragmento aún mayor de ese discurso de Jesús:
[
Entonces Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: «Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agradan las filacterias y alargas los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludamos en las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la gente. En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A Nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco "doctores", porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado». (Mateo 23:1-12)

Vemos que todo este discurso es una crítica contra los fariseos y los que se comporten como los fariseos. El problema de los fariseos es que se sienten más importantes que los demás y se creen merecedores de todo tipo de consideraciones: llevan vestidos más vistosos, ocupan los primeros puestos y los primeros asientos y les gusta que la gente les llame “mi maestro”. Ante este envanecimiento Jesús propone humildad, y previene a sus discípulos para que no busquen esa misma forma de glorificación y adulación humana. Ellos son como los demás, no por saber más se convierten en más importantes, así que no deben permitir que la gente les adule y les mire como si fueran seres superiores.
Y esta es una muy importante enseñanza. Jesús no está diciendo literalmente que no se llame a nadie maestro o padre o doctor, pero sí dice que seamos humildes y no nos pongamos nunca por encima de los demás, aunque sepan menos, aunque estén siendo guiados por nosotros. Esa sí es la verdadera enseñanza, y no la de usar o no ciertas palabras. Por eso no importa si a un sacerdote católico o a un pastor protestante o a un maestro evangélico se le llama padre o doctor o su eminencia, lo que importa es el espíritu de vanidad o humildad de ese guía espiritual. El papa, un obispo, o uno de esos exitosos líderes evangélicos que tienen miles o millones de seguidores, estarán predicando y guiando a su pueblo, pero no estarán haciendo la voluntad del Señor si realmente se consideran por encima de ellos. El buen pastor es el que da la vida por sus ovejas, no simplemente el dueño del rebaño.
El testimonio de San Esteban

Y para terminar, acabaremos con otra cita bíblica muy clara al respecto. En el capítulo 7 del libro de Hechos se nos narra el discurso que hizo Esteban ante los sacerdotes y fariseos antes de ser lapidado, y las palabras con las que comienza su discurso son estas:
[
El Sumo Sacerdote preguntó a Esteban: «¿Es verdad lo que estos dicen?». Él respondió: «Hermanos y padres, escuchen…»
LA INTERPRETACIÓN PRIVADA
Hemos empezado nuestro razonamiento por el punto en el que todos estamos de acuerdo: que Jesús no prohíbe a nadie llamar “padre” a su padre biológico. Pero ya este punto debería servir como reflexión a más de uno. Si dices que no se puede llamar “padre” a un sacerdote porque Jesús dice “A nadie en la tierra llaméis padre”, pero al mismo tiempo dices que cuando Jesús dice ahí “padre” no se refiere al padre biológico sino al espiritual, la pregunta obvia es ¿y por qué sabes tú que Jesús se refiere ahí solamente a los padres espirituales? No hay nada en la cita que diga eso, sino que es interpretación tuya. Entonces ya no podemos recurrir al texto bíblico como prueba definitiva, sino que ese texto tiene que ser interpretado para ser entendido justamente. Pero si nos ponemos a interpretar, los católicos tienen el aval de la Tradición apostólica (desde el principio se usó la palabra “padre” entre los cristianos para referirse a sus líderes espirituales), pero los protestantes que hacen esa otra interpretación más restrictiva ¿con qué autoridad la hacen? ¿por qué creen que su interpretación es la correcta y no está equivocada? Ya no pueden decir que esa costumbra va contra la Biblia, sino en todo caso, va contra su interpretación personal de la Biblia. En caso de decir que su interpretación viene del Espíritu Santo nos vamos ya a palabras mayores. En la Iglesia también es el Espíritu Santo el que sostiene la verdad y nos aleja del error, pero mientras que los católicos (romanos o bizantinos) compartimos doctrina, los protestantes, que piensan que el Espíritu inspira a cada cristiano en particular, tienen miles de doctrinas diversas entre sí, así que no parece que entre ellos el Espíritu Santo se dedique a transmitirles la verdad, sino más bien son sus doctrinas humanas las que interpretan los textos como les parece.
CONCLUSIÓN
Esta es solo una de las muchas citas que parte de los protestantes usan para demostrar la falsedad de las doctrinas y costumbres católicas, pero nos sirve bien de ejemplo de cómo una de sus pruebas bíblicas aparentemente muy sólida, se nos derrite entre las manos cuando la analizamos en profundidad. También nos ha servido de ejemplo para ver que la doctrina de la Sola Scriptura, o sea, que la Biblia se explica a sí misma y solo con ella basta, resulta claramente insuficiente. Una persona sin grandes conocimientos no debería atreverse a interpretar la Biblia por su cuenta, tal como fomenta el protestantismo. Leerla, conocerla, estudiarla, sí; pero interpretarla no, porque para ello se necesitan grandes conocimientos de toda la Biblia, de los idiomas originales y de la cultura de la época. Pero aún así, si hacemos interpretaciones humanas sin tener en cuenta la Tradición Apostólica, nada nos impide llegar al error.

Esa es la razón por la que el protestantismo no ha cesado de dividirse continuamente en multitud de iglesias con doctrinas diferentes. Esa es también la razón por la cual la Iglesia cristiana original (hoy Católica y Ortodoxa) ha sido capaz de mantener una unidad doctrinal a pesar de sus mil años de historia de una casi total separación a todos los niveles. Negar la Tradición apostólica automáticamente abre las puertas para que la Biblia, que no puede explicarse a sí misma, sea explicada por ellos de mil formas diferentes y entendida de mil formas distintas.
La próxima vez que un protestante llame a tu puerta para demostrarte esto y aquello con citas bíblicas, aunque suene convincente, puedes mirarle con escepticismo y pensar en aquel adagio tan sabio de “doctores tiene la Iglesia”. Si quieres investigar y aprender más, no hagas caso de las demostraciones simples y efectistas que muchos traen Biblia en mano, acude a centros de formación bíblica donde puedan explicarte las cosas a fondo. O sigue nuestra página web, sin duda ayudará 🙂 Suscríbase a Apologia 2.1

Deje su comentario (será publicado aquí tras ser revisado)