En un artículo anterior un lector que afirma no ser católico ni protestante, aunque sí asume la doctrina protestante de la sola scriptura, escribió unos comentarios que provocaron mi respuesta. Finalmente escribió un largo comentario en donde tocaba muchas cuestiones distintas, y mi respuesta ha sido demasiado larga para publicarla como comentario. Además, aunque no sea propiamente un artículo, contiene muchos temas que pueden resultar de interés a quienes deseen adentrarse en las discusiones entre católicos y protestantes, por lo que he decidido publicarlo aquí como si fuera un artículo independiente, y me he tomado la licencia de dirigirme a él como protestante pues son cuestiones que a ellos les afectaría de la misma forma. Su carta original está al final del artículo. Estos son los temas que vamos a tratar:
INDEX
- Introducción: las iglesias cristianas
- ¿Jesús rechaza la Tradición?
- ¿Quién garantiza que lo que no está escrito sea cierto?
- Desarrollo doctrinal
- Los malos papas
- Ireneo y la Tradición
- La ostentación de la Iglesia
- Veneración a los santos
- Sobre el papa
- La Didaché
- Purificación de la Iglesia
- Fin de la Revelación
- Pureza del cristianismo de antes de Nicea
- Despedidas
- Apéndice: Carta original recibida
Hola C.M. En esta respuesta intentaré darte lo mejor posible, dentro de mis limitadas capacidades, la perspectiva católica a todos los asuntos que planteas, que son numerosos y muy relevantes, y todo ello espero que te sirva a ti para sacar tus propias conclusiones, entendernos mejor y, si es posible, aprender algo nuevo sobre nuestra fe y nuestra historia, apreciando lo que nos une y comprendiendo lo que nos separa.
Christian
Introducción: las iglesias cristianas
Antes de comentar los puntos de tu respuesta voy a pedirte que tengas muy presente un hecho muy importante del cristianismo, porque en los debates entre católicos y protestantes casi siempre (por no decir siempre) es olvidado por ambas partes. No podemos hablar del cristianismo como si estuviera dividido en dos partes: católicos por un lado y protestantes por otro. La Iglesia cristiana es mucho más que eso. Además, durante mil seiscientos años los protestantes ni siquiera existían.
Históricamente el cristianismo estaba dividido de forma muy diferente, y no en dos doctrinas sino en dos “maneras” o formas de ser, la llamada Iglesia Oriental (de cultura griega y tendencia filosófica) y la Occidental (de cultura latina y tendencia práctica), unidas en la doctrina y en la hermandad pero con diferencias en los modos externos y en sus prioridades y preocupaciones. Esa división era reflejo de la división cultural primero y política después del mundo antiguo. Ambas partes formaban parte de la Iglesia que era, como reza el credo, una, santa, “católica y apostólica”, aunque en la actualidad la occidental se llama “católica apostólica romana” y la oriental “católica apostólica ortodoxa”, mejor conocidas simplemente como católica la una y ortodoxa la otra.
La Iglesia oriental, para bien y para mal, era mucho más puntillosa en temas doctrinales, siempre buscando la precisión del detalle, por lo que casi la totalidad de herejías y también de enriquecedores debates surgieron en aquella zona de la Iglesia. Eso provocó que ya desde el siglo IV algunas zonas se separaran de la Iglesia universal (o sea, católica apostólica) y dejaran de relacionarse con el resto de patriarcas y obispos cristianos, pasando a funcionar de manera independiente (normalmente muy influidos por causas políticas, por estar bajo el poder de naciones fuera del imperio romano y que no querían que sus súbditos fuesen influidos por Roma).
Mil años después de Cristo las diferencias de mentalidad entre la iglesia griega y la romana estallaron en la división llamada el Cisma de Oriente (o por ser más objetivos, el Cisma de Oriente y Occidente), también muy influido por el hecho de que toda la iglesia oriental estaba ya bajo dominio turco y el sultán presionaba siempre para lograr la ruptura religiosa con Roma y así controlar del todo al clero de su imperio. Así es como llegamos en la Edad Media a la cristiandad dividida en 3 ramas de un mismo árbol: la Iglesia Católica (el cristianismo católico y apostólico de occidental), la Ortodoxa (el cristianismo católico y apostólico oriental) y las llamadas genéricamente como “iglesias orientales”, que son todas aquellas de oriente que se habían separado de la Iglesia católica apostólica siglos antes pero que en sus formas siguen siendo similares a los ortodoxos.
Y luego, seis siglos más tarde será en la parte occidental donde la Iglesia sufrirá por primera vez una ruptura, apareciendo el protestantismo. Hay que indicar que lo producido hasta entonces en la cristiandad nunca había sido ruptura sino separaciones, pues las iglesias se separaban pero no se transformaban en otra cosa, y de hecho 2000 años después todos los católicos-apostólicos seguimos teniendo la misma fe, la misma doctrina y todos seguimos apoyándonos en la Biblia y la Tradición. Pero el Protestantismo no fue una iglesia local que se separó de la autoridad de Roma, sino un movimiento doctrinal muy novedoso que rompió con la doctrina cristiana que hasta entonces había existido, cambió en profundidad su interpretación de la Biblia y rechazó por completo la Tradición, así que casi podemos decir que surge una religión nueva (casi, pero no del todo) aunque compartiendo nuestro mismo libro sagrado.
Por lo tanto cuando hablamos de que si los protestantes creen esto y los católicos creen lo otro, parece que hay dos bandos que se contradicen, cuando la realidad es que tenemos todos los bandos históricos, que creen esto, y solo un nuevo bando reciente, el protestante, que defiende algo totalmente diferente a todos los demás. Los bandos tradicionales (por llamarlos de alguna forma) son las llamadas iglesias apostólicas, cuyo origen se remonta a los apóstoles, y el bando innovador (el protestante) son iglesias que surgen a partir de la ruptura (que no reforma) protestante que ocurrió en el siglo XVI, y que supuso la reinterpretación del cristianismo. Según nosotros esa reinterpretación les alejó mucho del cristianismo original; según ellos, esa reinterpretación se debió a una inspiración del Espíritu, que les reveló la verdadera doctrina de la Iglesia primitiva (o sea, la de los siglos I, II y III según la mayoría).
Recordemos también que en el momento de la Ruptura en Occidente se conocía muy poco de la literatura cristiana de esos primeros tres siglos (buena parte de esos textos se empezaron a descubrir en Oriente a partir de entonces), así que por entonces era muy difícil saber qué era lo que esos primeros cristianos creían exactamente. Los católicos suponían por la historia que ellos creían lo mismo que los católicos, y los protestantes se limitaban a analizar con lupa el libro de los Hechos y deducir de allí las creencias que tendrían en esa época.
Siguiendo con la analogía que tú mismo usas sobre nuestro nacimiento, imagínate que en tu familia tienes diez tíos, dos hermanos mayores, tú y un hermano pequeño. Tus padres te cuentan que cuando naciste estuviste muy malito y todos creían que ibas a morir, pero finalmente un médico logró salvarte. Todos tus tíos confirman la misma historia, e incluso tus dos hermanos mayores recuerdan el drama de tu nacimiento y lo confirman. Pero tu hermano pequeño, que nació seis años después que tú, afirma con rotundidad que esa historia es falsa y que tú nunca estuviste malo. ¿Por qué ese hermano dice eso? Porque en los registros de tu nacimiento pone que naciste en perfecto estado de salud, y quién va a tener más credibilidad, ¿un informe médico o el recuerdo de gente? Los demás te dirán que sí, que al nacer parecías sano pero luego empezaste a enfermar y descubrieron que tenías una insuficiencia renal.
En ese caso no estamos hablando de dos hermanos, uno que tiene un informe médico y otro que dice que ese informe médico es cierto pero que él recuerda que luego enfermaste. No, lo que tenemos es a toda una familia que recuerda claramente que enfermaste, que incluso pueden mostrarte cartas que se escribieron entre sí en aquella época hablando de lo preocupados que estaban por tu enfermedad. Y luego tenemos a otro hermano, solo uno y además que nació años después de los hechos, que dice que lo que todos los demás cuentan no es cierto, que todos ellos están engañados o peor aún, que te están engañando, y que solo él tiene razón porque no acepta los recuerdos de la gente, solo los documentos oficiales.
No sé tú, pero en esa situación yo daría total credibilidad a lo que toda mi familia cuenta, y sus cartas de entonces sobre el tema me parecerían prueba más que sobrada de que su memoria no ha ido transformándose y desviándose con los años. Pues lo mismo ocurre con lo que los protestantes dicen, ellos llegaron siglos después y rechazan la memoria viva y documentada de todas las demás iglesias, las mismas que fueron fundadas por los apóstoles en persona. Así que todo este asunto no es un debate sobre quién tiene razón, si los católicos o los protestantes, sino un debate sobre quién ha permanecido fiel a la doctrina original, si los protestantes (recién llegados al cristianismo) o todas las iglesias fundadas por los apóstoles (católicos, ortodoxos, coptos, etíopes, melquitas, caldeos, armenios, tomitas indios, jacobitas, etc).
A nivel doctrinal pues, el cristianismo se divide entre el mayoritario e histórico grupo de iglesias católicas apostólicas (que comparten más o menos la misma doctrina), y el recien llegado grupo de denominaciones protestantes basadas en la de la Sola Scriptura (y con una enorme variedad doctrinal).
Y ahora si me lo permites, y no con ánimo de ofender sino por rematar mi argumento, creo que un observador externo que ningún interés tuviera por el cristianismo, ante una situación así razonaría que de ser cierto que el Espíritu Santo se asegura de que la verdadera Iglesia no se desvíe de la verdad, está claro que el Espíritu Santo estaría actuando sobre una o todas las iglesias tradicionales, que conservan la doctrina primitiva sin distanciarse entre sí a pesar de los siglos, y no sobre los protestantes, que desde el principio hasta el día de hoy no han cesado de separarse doctrinalmente y de no ponerse de acuerdo salvo en un aspecto: que los católicos han pervertido totalmente el cristianismo original y que el auténtico es el suyo (¿el suyo de quién, el de los metodistas, luteranos, calvinistas, presbiterianos, anabaptistas, adventistas, etc, etc, etc?) Por tanto cuando hablemos de las diferencias doctrinales entre protestantes y católicos no olvides que por el lado católico en realidad estamos hablando de la doctrina de todas las iglesias fundadas por los apóstoles, estén unidas o no, y que quitando algunas doctrinas como la primacía papal y no mucho más, todas defienden lo mismo, aunque a veces expresado de diferentes formas según sus propios idiomas, filosofías y esquemas culturales. Entre otras muchas cosas, todas defienden la Tradición apostólica, las doctrinas marianas, la intercesión de los santos, la presencia real de Jesús en la Eucaristía y todo eso que los protestantes consideran mentiras o influencias paganas.
La base sobre la que se fundó el protestantismo es principalmente la doctrina de la Sola Scriptura, o lo que es lo mismo, el rechazo a la Tradición, así que todas las denominaciones que se basan en la sola scriptura, incluidas las que se han desviado tanto que ya no son considerados cristianos (los llamados “paraprotestantes”: adventistas, testigos de Jeová, mormones, etc.) y también incluidos aquellos como tú que no se identifican con ninguna denominación concreta pero que no obstante son fieles a la doctrina de la sola scriptura, son hijos teológicos de la Ruptura Protestante y por tanto pertenecen todos a ese grupo de cristianos que se separó de las Iglesia Apostólica, entendida esta como la que ha sido fundada por los apóstoles y la que mantiene lo que nosotros llamamos la Tradición Apostólica, o sea, todas las enseñanzas de los apóstoles quedaran o no escritas en los libros del Nuevo Testamento.
Bueno, por supuesto el fundador de nuestra Iglesia es Jesús, pero los protestantes también se consideran fundados en última instancia por Jesús, así que no entraremos aquí en esa dialéctica, pero es indudable que por ejemplo la Iglesia Romana (la católica) tiene sus orígenes en San Pedro y San Pablo en el siglo I, igual que la Iglesia Alejandrina (la ortodoxa copta) tiene sus orígenes en San Marcos, siglo I. En comparación, la iglesia metodista fue fundada por John Wesley en el siglo XVIII y la luterana por Martín Lutero en el XVI.
Si miramos sus fundaciones está claro que las apostólicas nos remontamos todas al siglo primero mientras que las protestantes tienen su origen a partir del siglo XVI o mucho después, y todas ellas suponen una innovación doctrinal, y no una extensión de la común doctrina. Para suponer que esas iglesias tienen la verdadera fe nos veríamos obligados a recurrir a la intervención divina, pues históricamente es indefendible. Pero si creemos que la verdadera fe se pervirtió ya en los primeros siglos y luego fue restaurada por acción divina, tenemos que asumir que la obra de Jesús fue un fracaso y solo muchos siglos más tarde Dios decide arreglar el entuerto por medio del Espíritu Santo. Una cosa es creer que Jesús-Dios tuvo que mejorar el legado de Moisés-hombre, y otra cosa creer que John Wesley tuvo que mejorar y enderezar el legado de Cristo, como si Jesús no hubiera sido capaz de dejar las cosas bien atadas y seguras.
Esta explicación de los hechos plantearía muchos problemas teológicos, como la pregunta de por qué Dios envía a su propio Hijo a salvar al mundo y luego deja al mundo abandonado a su suerte durante tantos siglos, y sobre todo cómo es posible que Dios rompiera la promesa que dio a su Iglesia de que jamás la abandonaría y la preservaría del mal. Y por qué permitió Dios que su Iglesia sufriera tanto en las persecuciones si nada más acabar estas la iba a entregar sin piedad en manos de Satán, permitiendo que se paganizara a los pocos años de salir de las catacumbas. En fin, que la visión protestante no es creíble desde el punto de vista histórico y plantea enormes dificultades desde el punto de vista teológico.
La visión de las iglesias apostólicas sin embargo es coherente teológicamente (Jesús fundó su Iglesia, prometió protegerla y desde entonces la ha preservado, por eso las separaciones y aislamientos no han logrado romper su unidad doctrinal, aunque se haya roto su unidad administrativa), e históricamente también resulta creíble, pues podemos trazar nuestros orígenes hasta Jesús de forma demostrable. Y además hoy en día tenemos por fortuna muchos documentos de los primeros siglos que podemos estudiar para ver objetivamente si la fe de aquella Iglesia Primitiva (que hoy conocemos mucho mejor que en la época de Lutero e incluso que en el siglo XIX) se parece más a la apostólica o a la protestante, así que centraremos ahí nuestros debates.
Y ahora paso a comentar los puntos que pones en tu último comentario.
¿Jesús rechaza la Tradición?
DICES: “Jesús dijo en Marcos 7:7-9: “De nada sirve que me rinda culto: sus enseñanzas son mandatos de hombres. Porque ustedes dejan el mandato de Dios para seguir las TRADICIONES de los hombres. También les dijo: – Para mantener sus propias tradiciones, ustedes pasan por alto el mandato de Dios” (DHH). El contexto de este pasaje demuestra que los religiosos llevan tradiciones impuestas por hombres, para no desagradar a Dios supuestamente, que es exactamente lo que hacen las iglesias católica romana y las evangélicas, con leyes y ritos que no están en la Biblia, a menos de que descontextualicen un versículo como el de los diezmos por ejemplo. Incluso hasta llegan a invalidar los mandamientos dados por Dios con sus propias tradiciones (a esto se refirió Jesús).”
Esas citas que mencionas en donde Jesús rechaza las tradiciones de los hombres son siempre usadas por los protestantes para demostrar que la Biblia rechaza la Tradición, pero hay dos pegas importantes que ofrecer a ese razonamiento.
PRIMERO, en el supuesto caso de que Jesús estuviera realmente rechazando la tradición oral judía, eso no significa que la Tradición apostólica cristiana (compartida por todos los cristianos menos por los protestantes) sea igualmente rechazable. Si yo escribiera un artículo diciendo que la tradición oral budista es todo una invención y un despropósito, ese artículo no podría usarse como argumento para deslegitimizar la tradición oral de otras religiones. Cuando Jesús critica a los sacerdotes del Templo no podemos simplemente decir que por eso mismo Jesús está criticando a los sacerdotes católicos o anglicanos o luteranos, pues son cosas totalmente distintas. Así que dejemos las críticas de Jesús en donde están, hacia los fariseos, y no presupongamos por ello que igualmente criticaría a los cristianos posteriores o a una Tradición oral que, cuando Jesús está diciendo eso, todavía no se ha formado.
SEGUNDO, lo que Jesús critica ahí no es la tradición oral judía, creo yo, sino las que él mismo llama “tradiciones humanas”. En otros pasajes Jesús critica específicamente una u otra de esas tradiciones, como es el caso de la dura crítica que hace de la tradición del llamado “voto del corbán”, voto por el cual una persona deja sus bienes al Templo pero los puede seguir disfrutando mientras vive, y que era usado por muchos para no tener que gastar su dinero en atender a sus padres en la vejez (Marcos 7:10-11). Y lo que Jesús critica en ese y otros pasajes no son nunca las creencias, sino las costumbres o normas y los abusos y distorsiones, sobre si hacen esto o lo otro, no sobre si creen en esto o en lo otro. Por tanto esas “tradiciones humanas” de las que habla Jesús no se refiere a doctrinas, sino a costumbres y normas, que no tiene nada que ver con lo que los católicos y demás iglesias apostólicas llamamos Tradición, pues nuestra Tradición recoge las doctrinas y enseñanzas predicadas por los apóstoles, mientras que a las costumbres y normas lo llamamos “disciplina eclesial” y esas, incluso las más antiguas y arraigadas, pueden ser cambiadas en cualquier momento.
Por ponerte un ejemplo, que los santos pueden interceder por nosotros ante Dios es parte de la Tradición oral apostólica, es una creencia recibida de ellos; que los curas católicos no se pueden casar es una normativa o disciplina eclesial. El resultado es que si dejamos de creer en la intercesión de los santos nos estamos apartando de la fe cristiana original, pero si se permite a los curas casarse simplemente estamos cambiando una norma humana, o si lo quieres, una “tradición humana”. Las iglesias apostólicas no cambian la doctrina cristiana porque sería desvirtuar la fe original, pero podemos cambiar la disciplina eclesiástica sin ningún problema, por eso los curas católicos no se pueden casar pero los ortodoxos sí, y eso no significa que ambas iglesias crean en cosas diferentes, solo que se organizan de forma diferente. De igual modo los fariseos poseían una enorme y pesada carga normativa (que sería el equivalente a nuestra “disciplina eclesial”) a la que Jesús critica a menudo porque de tanto complicarse se había convertido no en un medio de santificación sino en todo lo contrario. También la Iglesia Católica simplificó y redujo mucha de esa normativa nuestra en el Vaticano II, y eso no significa que modificara la doctrina divina, sino simplemente que cambió muchas normas humanas.
CONCLUSIÓN: Jesús no critica la tradición oral judía, sino la normativa humana que los fariseos habían ido desarrollando. Y aunque hubiera criticado expresamente la tradición oral judía por considerarla falsa y no proveniente de Dios, eso no implica necesariamente, ni mucho menos, que hoy Jesús pensara lo mismo de la tradición oral cristiana. Es pura cuestión de razonamiento lógico, lo único que la Tradición oral cristiana tiene en común con la judía es que ambas surgen de tradiciones orales, pero su contenido es totalmente diferente. Dicho más sencillamente, Jesús no puede criticar la Tradición oral cristiana porque esa Tradición aún no existía. Y no hay que confundir la Tradición con las tradiciones. En algunos sitios es tradición hacer una corrida de toros el día de la Virgen de agosto, pero eso es una tradición humana y no tiene nada que ver con la Tradición, ni siquiera con la religión, y sin embargo esos cuatro significados de la palabra “tradición” se mezclan continuamente cuando los protestantes critican la Tradición católica, lo que demuestra que la mayoría de ellos ni siquiera saben lo que es la Tradición. Imagino que si el término apostólico de Tradición se hubiera llamado de otra forma, por ejemplo Herencia apostólica, los protestantes no estarían usando esos versículos de Jesús condenando las tradiciones humanas. Vamos, que creo que las discusiones sobre este tema tal como se plantean suelen ser confusiones filológicas más que doctrinales.
Otro asunto que mencionas (refiriéndote a la tradición oral):
¿Quién garantiza que lo que no está escrito sea cierto?
Para nosotros, los cristianos de las iglesias apostólicas, el garante de la verdad es el Espíritu Santo. Jesús prometió que no nos abandonaría y que dejaría al Espíritu Santo para velar por su Iglesia y para que las puertas del infierno no prevalecieran contra ella. No se estaba Jesús refiriendo a alguna Iglesia que aparecería siglos y siglos más tarde, sino que estaba hablando con su Iglesia, con los apóstoles y sus discípulos, a quienes dijo que “estaré con VOSOTROS hasta el fin de los tiempos”, no “estaré con los futuros cristianos a partir del siglo XVI” o algo por el estilo. Por eso nosotros, que creemos que Dios siempre cumple sus promesas, creemos que la protección del Espíritu Santo nos evita el error, y comparando nuestras doctrinas actuales con las doctrinas de la Iglesia Primitiva podemos ver que seguimos en la misma línea, lo que nos confirma con la práctica lo que ya creíamos en la teoría, que Dios cuida de su Iglesia y la preserva del error, incluso aunque esa Iglesia original viva hoy tristemente dividida en cuanto a su organización humana.
Ese mismo argumento, la supervisión del Espíritu Santo, es el que todas las iglesias protestantes utilizan para defender la idea de que la doctrina verdadera es la suya. Nosotros pensamos que el Espíritu vigila para que no erremos y conservemos siempre la verdad, cada denominación protestante piensa que el Espíritu les inspiró la verdad rechazando lo que había. Pero como cada uno puede creer lo que quiera, para demostrar quién de los dos tiene razón habría que observar los efectos de esa teoría: nosotros somos iglesias diversas que, bajo la protección del Espíritu Santo, hemos preservado la doctrina durante siglos y creemos en las mismas cosas. Los protestantes no hicieron más que nacer y ya estaban peleándose entre sí por diferencias doctrinales, esas divergencias doctrinales siguen separando sus iglesias incluso hasta el día de hoy, así que yo no podría ver allí ninguna protección del Espíritu Santo por ningún sitio. Lo que me parece milagroso es que comunidades humanas que han vivido durante siglos aisladas hayan mantenido la misma doctrina sin modificarla (modificando formas, normativas y leyes, pero no las creencias). Eso sí que muestra una acción divina protectora y verificable sin necesidad de suponer intervenciones divinas. Las disputas doctrinales entre protestantes, por otro lado, se deben a que siguen “tradiciones humanas”, y como los hombres son diversos y variables, así mismo lo son las doctrinas que ellos crean.
Y de todas maneras, esa tradición oral sí que está escrita. En los siglos I, II, III, IV (y siguientes) tenemos montones de textos escritos por teólogos, filósofos, obispos, sacerdotes, historiadores, etc. de la Iglesia católica que recogen por escrito esa tradición. La Didaché se escribe cuando el cristianismo aún estaba tomando forma, San Clemente escribe cuando San Juan aún está vivo y predicando, San Ignacio, San Ireneo, San Policarpo, San Justino escriben siendo ellos testigos directos o indirectos de las predicaciones de los mismísimos apóstoles, y después de ellos tenemos muchos textos más. Por eso sería difícil dar credibilidad a una memoria oral de 2000 años de antigüedad, pero es que no hay que hacer ningún esfuerzo para creerse eso, basta con consultar los escritos de aquella época y comprobar que, efectivamente, esa Tradición es hoy en lo básico igual que en los primeros siglos.
Desarrollo doctrinal
Si A y B entonces C
Sobre que los primeros cristianos reflexionaron sobre las verdades del cristianismo y sacaron conclusiones que no están en la Biblia o en la primera generación de forma explícita pero sí son conclusiones lógicas derivadas de allí.
DICES “Según ustedes, la Biblia no es fuente suficiente para conocer a Dios, entonces recurren a “periodos de reflexión y análisis” para terminar de conocer su voluntad, dando a entender que la Biblia es un libro más del montón que sumados a los escritos papales, de concilios, etc, forman un todo que terminó siendo la iglesia católica romana.”
Según nosotros (católicos y todas las demás iglesias apostólicas) la Biblia contiene toda la revelación, pero mientras que algunas doctrinas están ahí bien explicadas y desarrolladas, otras doctrinas están ahí en semilla y necesitan ser aclaradas o desarrolladas para que se entiendan bien. No creo que eso sea ninguna sorpresa, los protestantes de todas las denominaciones se dedican también con ahínco a interpretar pasajes bíblicos para ver qué quieren decir. Por poner un ejemplo sencillo, lo que tú has hecho antes (decir que Jesús condenó las tradiciones humanas y por tanto está deslegitimando la Tradición católica) es una forma básica y sencilla de hacer precisamente eso: reflexionar sobre un pasaje e interpretarlo. Yo leo ese mismo pasaje y saco una conclusión diferente. Por eso hay tantas iglesias protestantes diferentes, porque todos leen el mismo pasaje y entienden cosas diferentes, así que eso prueba que la Biblia por sí sola no basta, necesita una reflexión sobre sus palabras, una interpretación posterior sobre lo que se ha leído. En nuestro caso esa reflexión posterior la ha hecho siempre la Iglesia en su conjunto a través de concilios en los primeros siglos, y el resultado de esa reflexión conjunta fue la preservación de la unidad de la Iglesia cristiana, rechazando las herejías que pretendían cambiar las creencias recibidas y aclarando doctrinas que generaban confusión. En el caso protestante esa reflexión la han hecho personas particulares que se han sentido iluminadas (porque así ellos lo han dicho) y el resultado de su reflexión e interpretación ha sido siempre la creación de una nueva iglesia con creencias diferentes a las anteriores.
Los protestantes se han sentido siempre libres de interpretar la Biblia según su criterio personal, rompiendo con las creencias anteriores siempre que hace falta. Los apostólicos no estamos libres de hacer interpretaciones personales, cada interpretación y reflexión (aunque la haga un concilio o el mismo papa) debe estar en harmonía con el mensaje bíblico entero (no solo uno o varios fragmentos) y con la Tradición, de modo que si una reflexión entra en contradicción con la Biblia y la Tradición, es inaceptable.
En nuestro caso, el resultado de esa reflexión quedó codificado en escritos antes o después de ser oficialmente sancionados, o si nunca fueron puestos en duda, simplemente se convirtieron en un reflejo de las creencias generales. En el caso de los protestantes el resultado también queda por escrito, pero como base para la fundación de una nueva iglesia, no como reflejo de las creencias que la mayoría ya profesaba.
Lo que dices de “dando a entender que la Biblia es un libro más del montón que sumados a los escritos papales, de concilios, etc, forman un todo que terminó siendo la iglesia católica romana.” No es así. No pensamos que la Biblia es uno más entre un montón de textos y libros antiguos. La Biblia es para nosotros el único texto revelado e infalible, y por tanto ninguna doctrina puede contradecirla. La Tradición tampoco puede contradecir la Biblia (aunque tampoco puede interpretarse la Biblia correctamente si ignoramos la Tradición). Un concilio no se puede inventar una doctrina nueva. Un escritor cristiano primitivo o moderno que escriba un libro y defienda una doctrina nueva automáticamente se convierte en un hereje, y ese libro no es parte de la Tradición, sino que es rechazado por contener herejía. Todos los textos cristianos antiguos que consideremos parte de la Tradición (o hablando más apropiadamente, que reflejan fielmente la Tradición) lo son porque reflejan, explican o aclaran la doctrina cristiana original. También de los siglos I, II, III etc. tenemos muchos textos cristianos que no forman parte de la Tradición porque entran en conflicto con la Biblia (por ejemplo los evangelios gnósticos). Así que la Biblia no es para nosotros un libro más, es el Libro, la Palabra de Dios de la que todo lo demás depende, el patrón para comprobar la verdad o falsedad de cualquier otra doctrina.
Cuando el protestantismo aparece, los católicos llevábamos más de quince siglos defendiendo, incluso con nuestra sangre, que ese libro era la Palabra de Dios, así que no se nos puede acusar de no comprender el auténtico valor de un libro que nosotros mismos escribimos, compilamos y sancionamos, por cierto, en varios concilios. Si nuestra Iglesia no tuviera la protección del Espíritu Santo y navegase desamparada en el error, ¿qué garantías tienes tú de que los libros que esa misma Iglesia seleccionó y declaró canónicos sean los auténticos textos sagrados y no otros? Si tú y yo podemos estar seguros de que el Nuevo Testamento es la palabra de Dios, que todos sus libros lo son y que ninguno más lo es (salvo el AT) es precisamente porque la Iglesia, que actúa con la protección divina y no puede caer en el error, así lo decidió en tres concilios, no sin polémica. Por ejemplo, muchas zonas rechazaban el Apocalipsis de San Juan por considerarlo no inspirado, algunas defendían que el Apocalipsis de San Pedro era inspirado, muchas ciudades usaban en la liturgia la epístola de Clemente como si fuera palabra de Dios, etc. Y entonces la Iglesia católica decidió en concilios dilucidar qué libros eran inspirados y cuáles no, y tú, como protestante, aceptas sin dudarlo que esa decisión de la Iglesia católica estuvo inspirada por Dios hasta el punto de que cuando el mismo Lutero sembró dudas sobre algunos libros del NT (por ejemplo sobre la epístola de San Juan) y pretendió quitarlo (al igual que había hecho con varios libros del Antiguo Testamento), todos los demás se le echaron encima y se vio obligado a dejar el canon neotestamentario sin tocar, exactamente tal como la Iglesia Católica lo fijó en sus concilios.
Para mí ese asunto es del todo natural, mi Iglesia no se equivocó al establecer el canon bíblico porque los concilios cuentan con la inspiración del Espíritu Santo. Pero para un protestante el asunto es realmente complicado. ¿Por qué tiene un protestante que aceptar como verdadera y acertada una decisión tomada por una iglesia que no es más que un revoltijo pagano con pretensiones cristianas? Yo si fuera protestante no me fiaría en absoluto de una decisión tomada por semejante iglesia. Pero entonces el protestante tendría un problema aún mayor, pues toda su fe se basa exclusivamente (o al menos supuestamente en exclusiva) en el conjunto de libros seleccionados por esa falsa iglesia, así que se encuentra con el dilema imposible de resolver de que si rechaza a esa iglesia la base de su fe se desmorona, pero si acepta la autoridad de esa iglesia entonces tendría que admitir que su propia fe es una herejía. Total, que piense lo que piense el resultado es el mismo: un callejón sin salida.
Pero luego más tarde veo que dices que “si los católicos han canonizado la Biblia, en ese entonces estaban inspirados por Dios para hacerlo”. De acuerdo, con ese pequeño truco podéis resolver el callejón sin salida. El razonamiento sería que la Iglesia católica es pagana y muy poco cristiana, llena de error y herejía, pero en uno de sus concilios Dios la inspiró para que seleccionara los libros bíblicos correctamente.
Sin embargo ese razonamiento resiste poco análisis. Primero, ¿por qué iba Dios a iluminar un momentito a una iglesia paganizada y herética en vez de esperar a que apareciera la verdadera Iglesia? Y si así lo hizo ¿en cuántas otras ocasiones la iluminó Dios? ¿Cuando dijo que María era la Madre de Dios también la estaba iluminando o ahí no? ¿En qué se puede basar un protestante para decidir en qué decisión católica Dios iluminó y en qué decisión católica Dios no iluminó? Si la Biblia es la única y la total fuente doctrinal (que contiene toda la verdad y solo la verdad) ¿en dónde en la Biblia pone que la Iglesia Católica actuó iluminada por Dios cuando decidió qué libros son del NT y cuáles no? La sola scriptura afirma que la Biblia contiene “todo lo necesario para la salvación”, pero en tal caso primeramente es necesario saber qué textos son esos en los que está la palabra de Dios, así que saber qué libros son inspirados es algo absolutamente necesario para la salvación, y sin embargo, ¡ay! Esa información tan vital no se encuentra en la Biblia, así que la sola scriptura se derrumba por sí misma y cae en contradicción.
Los judíos hicieron algo similar tres siglos antes de Cristo. Reunieron en Alejandría un comité de 70 sabios que decidieron exactamente qué libros eran los que debían formar la Tanaj (el Antiguo Testamento) y los tradujeron al griego. No todo el mundo judío aceptó ese canon oficial, pero se convirtió en el estándar más usado, hasta el punto de que cuando Jesús y los apóstoles citan textos del Antiguo Testamento, no citan los originales hebreos o arameos, sino que citan la traducción griega del canon de la Septuaginta (así llamado por los 70 sabios que la tradujeron). También de la Septuaginta son todas las citas de los primeros textos cristianos que encontramos en los primeros siglos.
Este es un argumento más que de peso para defender que si el mismo Jesús y los apóstoles usaron la Septuaginta como canon y traducción autorizados, entonces los cristianos debemos asumir también la septuaginta (como Jesús) sin más discusión. Pero los judíos no le deben a Jesús ninguna pleitesía, así que varios siglos después se volvieron a reunir y decidieron rechazar la Septuaginta, no solo la traducción sino también varios libros que formaban parte de ella. Muchos dicen que esa decisión formó parte de una reacción comprensible (intencionada o subconsciente) para distanciarse del cristianismo. Pero los cristianos, por supuesto, siguieron usando la Septuaginta y posteriormente la Vulgata, que es la traducción latina de la Septuaginta griega.
Y ahora, siglos más tarde, viene Lutero y decide que Jesús, los discípulos, y todos los cristianos hasta entonces, estaban equivocados, y que los que tenían razón eran los judíos esos que luego rechazaron la Septuaginta. No otro es el motivo que Lutero da para rechazar libros del Antiguo Testamento como el de Esther o Macabeos. Lutero dio más credibilidad a la Biblia hebrea de su época que a la Biblia cristiana usada por los apóstoles y evangelistas. Y no lo hizo por mala fe (creo yo), sino por falta de conocimientos históricos. Se supone que nuestro AT es el Tanaj judío, así que él vio que en el Tanaj judío no estaba el libro de Esther y sin embargo en la Biblia católica sí estaba Esther. Conclusión de Lutero: el libro de Esther etc no formaba parte de la Biblia judía, así que debe de haber sido introducido ilegítimamente por los papas. Y así lo suprimió, cercenando parte de la palabra de Dios, por creer erróneamente que los católicos habían introducido esos libros, cuando la realidad es que los judíos los habían sacado de su Tanaj, varios siglos después de Cristo.
Pero volviendo a tu razonamiento. Si Dios iluminó con rectitud a la herética y pagana iglesia católica para que en un destello de gracia decidiera con veracidad qué libros compondrían la Biblia, ¿entonces por qué los protestantes asumen la selección católica de libros del NT pero rechazan la selección católica de libros del AT? Porque la Iglesia decidió qué libros formaban la Biblia, así que si esa decisión estaba inspirada por Dios, un protestante tiene la obligación de aceptar todos los libros que la Iglesia decidió, y si esa decisión no estaba inspirada por Dios, entonces ¿cómo sabría un protestante qué libros pertenecen o no a la Biblia?
Total, que seguís igualmente en un callejón sin salida. Sin la Iglesia Católica el protestantismo no tiene sentido.
Y disculpa todo lo que te digo, solo lo hago intentando demostrar que vuestros razonamientos fallan, y lo hago sobre todo porque veo que estás intentando dilucidar la verdad, y demostrando el fallo de un razonamiento creo que te estoy haciendo un favor. En ningún momento lo hago con ánimo de burlarme de tus razonamientos o tus creencias, pues créeme que para ello no me tomaría tantas molestias contigo ni me pasaría horas como me estoy pasando escribiendo estos comentarios. Lo hago porque me parece que puedo ayudarte y aunque mi tiempo es escaso creo que merece la pena dedicártelo.
Y ya por último mencionaré otra diferencia fundamental entre apostólicos y protestantes con respecto a la Biblia. Para nosotros la revelación de Dios está contenida EN TODA LA BIBLIA, y no en ninguno de sus textos, de tal modo que no podemos usar uno o dos textos sin más para demostrar una doctrina, tenemos que interpretar todos los textos siempre a la luz del mensaje global de la Biblia, sobre todo el del Nuevo Testamento. Sin embargo los protestantes argumentan constantemente usando citas sueltas, dando a entender que si Dios reveló tal frase entonces tal frase basta para demostrar una verdad, pero si la Biblia es palabra de Dios y Dios no puede contradecirse a sí mismo, no podemos interpretar ningún pasaje concreto sin ver el contexto global de la revelación.
Y segundo, la revelación de Dios es progresiva. Dios se fue revelado poco a poco, PROGRESIVAMENTE, con una pedagogía, como un verdadero Maestro que va enseñando la ciencia que la medida en que el alumno va siendo capaz de entender. El Antiguo Testamento, es revelación divina, pero como preparación, como promesa, como profecía, como sombra y figura de lo que habría de venir. (Hebreos 8;5). En el Nuevo Testamento está la plenitud de la Revelación Divina. En él, Dios nos habla por medio de su Verbo hecho carne (Juan 1;1-14). Estos criterios son muy importantes. La clave para entender toda la Biblia es Cristo Jesús. Toda la Biblia, la Ley, los Profetas y los Salmos hablan de Jesús, el Antiguo y el Nuevo Testamento giran en torno a El y hacia El se orienta toda la Revelación divina.
Es por eso que cuando católicos y protestantes se ponen a argumentar con la Biblia en la mano, a veces parece que están hablando de cosas distintas incluso usando el mismo texto.
Los malos papas
Hay un asunto que creo no tienes muy claro sobre los católicos; normal, si no eres católico habrá muchas cosas de nuestra fe que te resulten oscuras o interpretes mal, a ver si yo puedo aclarártelas. Mencionas al catecismo como si fuera un libro de doctrinas que usamos además de la Biblia (comparándolo por ejemplo con el Libro del Mormón), cuando en realidad el catecismo no tiene ninguna revelación nueva, simplemente es un librito que compila de forma abreviada y organizada todas las doctrinas católicas, una especie de resumen (aunque exhaustivo) de todas nuestras creencias. Y también mencionas a los papas como si ellos pudieran crear una doctrina nueva, y eso no funciona así.
El papel de un papa no es crear doctrinas (aunque quisiera hacerlo no le estaría permitido) sino preservar la doctrina cristiana original (que quedó básicamente fijada en los concilios de los primeros siglos) y aclarar cuanto sea necesario, además de ocuparse de los asuntos de disciplina eclesiástica. O sea, un papa puede decidir (por sí mismo o mediante asambleas) que a partir de ahora los curas van a vestir ropas verdes y podrán casarse pero no tener hijos (por poner un ejemplo tonto). Eso lo podría decidir si quisiera porque ahí tiene plena competencia. Pero si un papa hoy dijera que la Virgen tiene poder para perdonar nuestros pecados y que Dios siempre la consulta antes de tomar decisiones, entonces tal papa sería declarado hereje y depuesto inmediatamente, porque tal doctrina chocaría con la Biblia y la Tradición, así que sería declarada herética y el papa hereje. Si eso nunca ha ocurrido es porque el Espíritu Santo vela por la Iglesia y se asegura de que los papas puedan preservar la doctrina verdadera pero no contradecirla.
Por eso en la historia de la Iglesia (puesto que somos hombres y no ángeles) nos encontramos papas que han sido grandes santos y también papas que han sido grandes pecadores y han hecho barbaridades, y papas que han sido títeres de poderes temporales (como los de Aviñón lo fueron de los reyes franceses). Pero esos malos papas, como por ejemplo la mayoría de los Borgia y los Medici, han cometido múltiples tropelías en su vida personal y en el gobierno temporal de la Iglesia, pero curiosamente no solo ninguno de ellos cambió la verdadera doctrina (que es su principal misión), sino que incluso fueron eficaces combatiendo herejías que aparecieron intentando modificar esa doctrina cristiana. Así que como cristianos fueron muy malos, pero como papas fueron eficaces, pues como hombres mantienen intacto su libre albedrío pero como cabezas de la Iglesia reciben la protección del Espíritu Santo en sus funciones. Así lo creemos nosotros.
El Espíritu Santo protege a los papas para que no desvirtúen la fe, pero no les da ninguna protección especial en lo demás por el hecho de ser papas, así que un papa puede caer en el pecado con la misma facilidad que tú o que yo, y en eso no tendrá de Dios más ayuda que la que tú o yo podemos tener si a él acudimos. De lo contrario los papas tendrían “enchufe” y podrían ir al cielo con más facilidad que nosotros, lo que no es cierto ni justo. Nuestros papas se declaran pecadores, se confiesan semanalmente y los católicos siempre hemos afirmado que en el infierno no faltan papas y obispos condenados justamente por sus pecados. No tienes más que leer la Divina Comedia de Dante o ver murales y cuadros de todas las épocas para ver cómo en las representaciones del infierno los católicos raramente nos olvidamos de meter ahí a reyes, obispos y hasta papas, para dejar bien claro que la santidad de un cargo no implica necesariamente la santidad de la persona que lo ocupa. Así que el llamado “Santo Padre” es “santo” por su cargo, pero no necesariamente como persona, y no sería ninguna contradicción para nosotros decir que en tal año el Santo Padre era un hombre malvado.
De todas formas, una cosa es ser malvado y otra cosa es ser “pagano e impío” como tú dices. Un cristiano puede ser bueno o malísimo y sus creencias ser 100% cristianas, y un pagano puede ser malo o buenísimo (otra cosa aparte es si se salvaría o no). Así que un mal papa no es un papa pagano, sino un papa cristiano que es malvado.
Ireneo y la Tradición
Sobre tu mención al pasaje de Ireneo en el que defiende la Tradición como complemento y contexto de la Biblia (San Ireneo, “Contra los Herejes”, libro III capítulo 1: La Tradición Apostólica, año 180). Citaré algunos pasajes.
Tras recitar toda la sucesión apostólica de la iglesia romana desde los apóstoles hasta su época, San Ireneo dice en el siglo II:
Por este orden y sucesión ha llegado hasta nosotros la Tradición que se inició en los Apóstoles. Y esto muestra plenamente que la única y misma fe vivificadora que viene de los Apóstoles ha sido conservada y transmitida en la Iglesia hasta hoy.
Hablando de san Policarpo (discípulo del apóstol Juan) nos dice:
Enseñó siempre lo que había aprendido de los Apóstoles, lo mismo que transmite la Iglesia, las únicas cosas verdaderas. De esto dan testimonio todas las iglesias del Asia y los sucesores de Policarpo hasta el día de hoy. Este hombre tiene mucha mayor autoridad y es más fiel testigo de la verdad que Valentín, Marción y todos los demás que sostienen doctrinas perversas.
DICES: “Sobre el escrito de Ireneo, no veo contradicción con el cristianismo primitivo y no certifica nada de la doctrina actual católico-romana). Pues su contexto va enfocado a la tradición apostólica que conocemos en la Biblia.”
No es así, cuando Ireneo habla de “Tradición” no se refiere a las enseñanzas que aparecen recogidas en la Biblia, sino que opone los conceptos de Tradición y Escritura como dos cosas complementarias pero totalmente diferentes. En la cita sobre Ireneo que te di dice entre otras cosas:
“Cuando a la Escritura se la despoja de la Tradición, se la distorsiona, y, aun manteniendo la letra, se la fuerza a decir lo que el Señor no ha querido”
Ahí claramente se está hablando de Escritura por un lado y de Tradición por otro lado, y se dice que la Tradición es la garantía de que la Escritura sea interpretada correctamente. Eso es doctrina católica 100%, y la vemos claramente expresada un siglo después de la muerte de Jesús. Pero lo verás con mayor claridad en el texto original de Ireneo. Que San Ireneo diferencia entre la Tradición, como algo oral en su época, y la Escritura como los textos bíblicos está bien claro en el mencionado libro III capítulo 1, por ejemplo se ve en esta frase:
Así pues, la Tradición apostólica está viva en la Iglesia y dura entre nosotros. Ahora volvamos los ojos a las Escrituras, para sacar de ella la prueba de todas aquellas cosas que los Apóstoles dejaron por escrito en los Evangelios. (Libro III 1.6)
Primero habla de la Tradición y a continuación dice: “Ahora volvamos los ojos a las Escrituras”, o sea, dejemos de hablar de la Tradición y pasemos a hablar de las Escrituras. Pero si aún así no te parece claro del todo, te recomiendo leer el principio de ese libro tercero y verás cómo la primera sección contrapone Tradición y Escrituras como dos elementos diferenciados, algo que también verás con absoluta claridad en la próxima cita que daremos.
Como no hay nada nuevo bajo el sol, ya nos encontramos a San Ireneo en el año 180 diciendo de los herejes de su época lo mismo que los católicos decimos de los protestantes al criticar la doctrina de la Sola Scriptura (aunque hoy en día somos mucho más suaves en las formas que aquellos primeros apasionados cristianos), que al interpretar la Biblia según sus propios medios, rechazando la Tradición apostólica, cada uno logra ver allí lo que le parece ver y así todos, cada uno a su modo, se apartan de la verdad.
Porque al usar las Escrituras para argumentar, la convierten en fiscal de las Escrituras mismas, acusándolas o de no decir las cosas rectamente o de no tener autoridad, y de narrar las cosas de diversos modos: no se puede en ellas descubrir la verdad si no se conoce la Tradición. Porque, según dicen, no se trasmitiría (la verdad) por ellas sino de viva voz, por lo cual Pablo habría dicho: «Hablamos de la sabiduría entre los perfectos, sabiduría que no es de este mundo» (1 Cor 2,6). Y cada uno de ellos pretende que esta sabiduría es la que él ha encontrado, es decir una ficción, de modo que la verdad se hallaría dignamente unas veces en Valentín, otras en Marción, otras en Cerinto, finalmente estaría en Basílides o en quien disputa contra él, que nada pudo decir de salvífico. Pues cada uno de éstos está tan pervertido que no se avergüenza de predicarse a sí mismo (2 Cor 4,5) depravando la Regla de la Verdad. Cuando nosotros los atacamos con la Tradición que la Iglesia custodia a partir de los Apóstoles por la sucesión de los presbíteros, se ponen contra la Tradición diciendo que tienen no sólo presbíteros sino también apóstoles más sabios que han encontrado la verdad sincera (Contra los Herejes, Libro III cap.1)
La Biblia no puede interpretarse fuera de la Tradición. Por eso las iglesias apostólicas, que compartimos todas esa misma Tradición apostólica, durante siglos hemos interpretado la Biblia de la misma manera, y las denominaciones protestantes, que usan la Biblia por sí sola, sin el contexto de la Tradición, hacen continuamente interpretaciones diferentes.
Si la tradición de la que habla Ireneo fuera la contenida en la misma Biblia, entonces no tendría sentido el decir que cuando a la Escritura se la despoja de la Tradición, se la distorsiona, porque según tu explicación, la Tradición de la que habla Ireneo sería la Escritura, una misma cosa, y no dos cosas diferentes y complementarias.
La ostentación de la Iglesia
DICES: “¿pero acaso no será posible predicar el evangelio en casas por ejemplo? ¿son necesarios tantos ostentos? ¿son necesarias tantas imágenes?. Es eso lo que confunde. Es obvio que la iglesia catolico-romana tiene muchas cosas nuevas y todo comenzó cuando los cristianos dejaron de ser perseguidos”
Los primeros cristianos, que vemos en Hechos, se reunían en casas porque no había iglesias, ni podían al principio tenerlas por dos motivos, porque eran una comunidad perseguida y por tanto clandestina, y porque era una comunidad demasiado pequeña y pobre como para construir iglesias. Pero ya en el siglo II vemos que en cuanto tienen ocasión construyen iglesias, pues si una comunidad es pequeñita pueden cinco o veinte personas juntarse en una casa grande para celebrar sus reuniones y eucaristías, pero cuando la comunidad es grande es necesario un edificio más grande y específico para reunirse. No es cuestión de doctrina ni fe, es cuestión de organización. Igualmente en los primeros años los apóstoles y predicadores bastan, pero cuando esas comunidades crecen, los mismos apóstoles deciden crear diáconos para trabajos más pequeños y obispos para que coordinen las comunidades de una zona. A la muerte de los apóstoles las comunidades siguen creciendo y la organización sigue aumentando su complejidad. No es doctrina, son motivos prácticos. No es posible organizar una Iglesia de mil doscientos millones de personas igual que una Iglesia de unos pocos miles de fieles repartidos en comunidades diminutas. Pedir a la Iglesia actual que se organice como la del siglo primero es un imposible innecesario, lo que hay que pedir es que comparta sus mismas creencias básicas.
Igualmente tenemos en la actualidad a la Iglesia católica en China en una situación parecida a aquella de entonces. La Iglesia Católica es allí ilegal (pues la Iglesia Católica Oficial es un montaje del partido comunista chino en donde es el partido, y no el papa, quien nombra obispos, todos fieles al partido), ilegal y minoritaria, además está aislada del resto de la Iglesia Católica, así que nos encontramos allí el mismo fenómeno que vemos en el libro de los Hechos, comunidades pequeñas, pobres y más o menos aisladas, y su comportamiento es por tanto también parecido: los católicos chinos se reúnen en casas privadas o en cuevas ocultas (como las catatumbas), usan frecuentemente cálices de madera o barro, a menos que algún fiel adinerado regale algo de más valor, y su ardor e incluso espíritu mártir rivaliza con el de las primeras comunidades cristianas. Nada que ver con las comunidades católicas de España o Alemania, por ejemplo. En ese aspecto no es la fe la que cambia, sino las circunstancias.
Tras la tolerancia de Constantino, el emperador no solo legaliza la Iglesia sino que le da dotaciones y también le regala algunas basílicas romanas para que las conviertan en sus templos. A partir de ahí la Iglesia empieza a construir templos grandes o incluso grandiosos y comienza a aumentar las riquezas de todo tipo de vestiduras y objetos de culto. Esto no es un problema de esta o aquella religión, es un problema de la naturaleza humana. La parte más mala es que el hombre tiene deseo de poder y ostentación, y cuando el clero pasó de perseguido a mimado, ese deseo de poder y ostentación hizo que las iglesias se llenaran de riquezas. La parte más buena es que el hombre, tal como vemos en el Antiguo Testamento (incluso por mandato del mismo Dios), se esfuerza por dar a sus seres queridos lo mejor que tiene, y por tanto dedica a la divinidad sus mejores bellezas y riquezas. Cuando Yahvé ordena cómo tiene que ser su templo, diseña un templo tan grandioso que no había uno mayor en su época. Cuando Yahvé describe minuciosamente cómo tenían que vestir los sacerdotes del templo y cómo se tenía que decorar el templo y su arca, no pide objetos y vestiduras humildes y sencillos, sino que todo está lleno de oro y piedras preciosas. Por lo tanto, se junta el deseo natural del hombre de usar el oro y las riquezas para honrar a su dios, y también el antecedente bíblico en el que vemos al mismo Dios nuestro pidiendo que sus objetos y lugares de culto sean un derroche de ostentación y riquezas, al igual que exige para sí las primicias, lo mejor del ganado y cosechas.
Ya en el siglo XIII y XIV la misma Iglesia Católica tuvo una encendida polémica entre estas dos posturas. Los benedictinos defendían la riqueza en el culto, porque Dios se merecía lo que el hombre considera más valioso, y los franciscanos defendían la pobreza de la Iglesia en todos los sentidos porque seguían el modelo humilde de Jesús. Unos se fijaban más en Yahvé, los otros más en Jesús, y ambos fundaban su postura en la Biblia, así que ambos tenían razón. Son dos formas de ver las cosas. Al fin y al cabo Jesús se indignó porque los mercaderes compraban y vendían en el atrio del Templo, pero nunca criticó las enormes riquezas que el Templo contenía ni pidió que el oro de la enorme menorá, etc. del Templo fuese fundido y vendido para dar de comer a los pobres. Parece que aunque Jesús era partidario de repartir las riquezas entre los pobres, también respetaba el concepto de que honrar a Dios con oro y piedras preciosas era perfectamente natural.
Yo personalmente, en sintonía con gran parte de los católicos actuales (creo yo), preferimos que nuestras iglesias den muestra de la humildad propia de Jesús más que de la ostentación propia de Yahvé, pero en cualquier caso comprendo perfectamente (aunque poco comparto) la postura de aquellos que piensan que es lo justo ofrecer a Dios las mayores riquezas. Otro asunto diferente sería si alguien se aprovecha de esas riquezas para su propio beneficio, lo cual es totalmente condenable y obedecería a la maldad humana y no a un defecto de la Iglesia.
Pero esto es una polémica interna, no tiene ningún efecto a nivel doctrinal. Si en la Iglesia hay ostentación, maldad, corrupción, pecado y todo lo malo que puedas mencionar, eso no mancha la santidad de la Iglesia de Jesús, lo que mancha, y mucho, es el alma de aquellos que caen en esos pecados y excesos. Nuestra Iglesia es “santa, católica y apostólica”, pero nosotros, los miembros de la iglesia, somos todos pecadores, seamos católicos o protestantes, todos nos reconocemos pecadores y así lo dice también la Biblia.
Si la Iglesia defendiera como una doctrina divina la necesidad de adorar a Dios con oro y plata, entonces tu crítica sería algo a tener en cuenta, pero las riquezas en el culto nada tienen que ver con la doctrina sino con la manera de ver las cosas de una época, una cultura y una circunstancia. Cuando una parroquia es pobre y humilde y su párroco mendicante, nadie dice que ese sacerdote es un mal católico, más bien al contrario, se le considera un ejemplo excelente de un buen sacerdote católico. Por eso tu crítica es una crítica legítima, pero no al catolicismo, sino a los hombres.
Veneración a los santos
DICES: “Puede que tu si apliques este concepto [que venerar y adorar son cosas distintas], pero es gran piedra de tropiezo para aquel débil en la fe. No digo que sean ustedes adoradores de santos e imágenes, pero la gran mayoría de fieles a la fe católico-romana, pone su fe en determinado santo o ángel. ¿Si este concepto Satanás lo utiliza en contra de la misma doctrina católico-romana, que les cuesta quitar de en medio la veneración a los muertos? ¿No será porque de esto se consigue buen beneficio económico?”
Aprecio tu argumento de que deberíamos dejar de venerar a los santos por el peligro de que los débiles en la fe tienen de confundir veneración con adoración. Y lo aprecio mucho porque es la primera vez que un protestante me dice que el peligro es ese, confundir veneración con adoración. Lo que todos nos dicen siempre es que veneración y adoración son la misma cosa y que nosotros, digamos lo que digamos, adoramos a los santos y a la Virgen. Al menos tu argumento es sensato y respetuoso, y abandona la arrogancia de decirle a un católico “yo sé lo que tú crees y sientes en tu corazón mejor que tú mismo”.
Yo admito que ese peligro puede existir. Aunque los católicos bien formados en su fe tienen muy claro que la veneración es algo distinto, y que cuando le piden un favor a un santo lo que en realidad hacen es rogarle al santo que presente a Dios esa petición, admito que un católico poco formado podría llegar a confundir los términos, y sin duda muchos habrá que pidan favores a los santos pensando que el santo tiene poder de responder a sus ruegos. Pero la solución contra ese error no es que todos dejemos de rogar a los santos (o a los muertos, como tú dices). La solución contra eso es aumentar la formación de todos los católicos para que ninguno caiga en ese error ni en ningún otro.
Para que lo entiendas mejor voy a usar ese mismo argumento para aplicarlo a tus creencias (porque creo que tú compartes también la Sola Fides, no?). Según vosotros solo la fe salva, así que si un hombre se esfuerza por ser bueno, no por ello van a aumentar sus posibilidades de salvación. Aunque afortunadamente no es lo habitual, yo soy testigo de que algunos protestantes utilizan ese argumento para no esforzarse por hacer el bien, diciendo que ellos creen firmemente en Jesús así que cualquier pecado que cometan Dios se lo perdona “incluso antes de cometerlo”, como tantas veces he escuchado, porque nadie se salva por las obras sino por la fe. Esta creencia les hace sentir a algunos que tienen carta blanca para actuar como les parezca siempre que su fe permanezca fuerte. Esto es un error, pues la Biblia dice claramente que tenemos que hacer el bien, pero como ellos consideran que el pecar no pone en peligro su salvación, no se esfuerzan mucho en hacer buenas obras o incluso no se preocupan gran cosa por el pecado. Por supuesto cualquier pastor protestante o evangélico dirá que esa postura es incorrecta, pero como hay protestantes que no tienen una buena formación religiosa y la doctrina de la sola fides la interpretan mal, entonces ¿sería mucho mejor renunciar a dicha doctrina y enseñar a la gente que tiene que hacer el bien para salvarse?, solo así garantizaríamos que todos los protestantes se esfuercen mucho en ser gente buena.
Pero claro, no es esa la solución. Si alguien entiende mal su fe lo que necesita es que se la expliquen mejor, no que falseen esa fe para evitar una confusión (y probablemente crear otra peor). Si los santos, incluida María, pueden interceder por nosotros ante Dios de forma más eficaz que la nuestra directa (porque sus méritos son mayores), ¿cómo vamos a pedirles a los católicos que dejen de usar esa intercesión tan eficaz solo para evitar que una minoría mal formada pueda meter con ello la pata? Además, considero que Dios es mucho más magnánimo que nosotros, y cuando una persona de fe sencilla comete un grave error por ignorancia, imagino yo que Dios no se lo tendrá en cuenta y valorará más la intención y sinceridad de su alma que su conocimiento correcto de las doctrinas oficiales. Por eso es mi convencimiento personal (recalco “personal”), que cuando un católico de pobre formación le reza a un santo pensando que ese santo tiene algún tipo de poder, aunque tal acto sea casi o completamente idólatra, Dios acogerá esas oraciones con amor y cariño y las hará propias porque parten de un corazón sincero que cree estar haciendo lo correcto. Es muy probable que el Yahvé bíblico fulminase a ese pobre hombre por su acto de idolatría, pero ya Jesús nos ajustó esa imagen de Dios como un Dios que por encima del celo y la justicia es un Dios de amor.
Sin embargo, ante el peligro que tú señalas, es obligación de la Iglesia hacer todo lo que esté en su mano para aumentar la formación de sus fieles de manera que esas conductas erradas sean del todo erradicadas, porque si creo que Dios no se ofenderá con el pobre fiel que yerra por ignorancia, sí que será severo juzgando a aquellos que pudiendo haber evitado el error no se esfuercen lo suficiente para evitarlo. Yo sé que la Iglesia, sobre todo la de hoy, está haciendo un considerable esfuerzo por aumentar la formación de sus fieles (este mismo blog es un ejemplo), pero también creo que ese esfuerzo debería ser incluso mayor, haciendo especial empeño en aquellos puntos doctrinales, como el de la veneración-adoración, en el que existe peligro de confusión. Igualmente los fieles deben esforzarse por mejorar su formación, pues no pueden quedarse sentados en casa dejando al clero toda la responsabilidad, sino que deben esforzarse en buscar los medios para conocer lo mejor posible la fe de su Iglesia.
Sobre tu insinuación de que si la doctrina del culto a los muertos no es eliminada es porque tal vez suponga un gran beneficio económico para el clero te diré que entiendo perfectamente tu duda. En la Edad Media y hasta Lutero, el clero se aprovechó a veces de esta doctrina para vender misas y bulas y cosas de esas y hacer un considerable negocio. Uno de los episodios más vergonzosos de la historia de nuestra Iglesia. Pero el que se aprovecharan de una doctrina para hacer dinero no significa que esa doctrina sea falsa ni que haya que cambiarla. De hecho esa doctrina ya la vemos en la Iglesia de las catacumbas, y nadie hacía dinero con ella. Tampoco la Iglesia actual hace negocio con ese tema, así que problema resuelto. No olvides que una doctrina es considerada una verdad, y no podemos eliminar una verdad solo porque en un momento dado alguien pueda usarla para hacer el mal en lugar del bien. También los cruzados franceses fueron a la guerra defendiendo que Jesús era Dios y había que expulsar a los infieles de su Tierra Santa, y no por ello podemos decir que si dejamos de creer que Jesús fuera Dios, evitaríamos ese tipo de tentaciones bélicas. Desde luego hay hoy muchos ateos que defienden esa idea, pero es evidente que tú no serás uno de ellos.
DICES “Si yo amo a mi hermano de corazón, yo trato en lo posible de que no se pierda entregando su fe a un santo y no a Cristo. Y si la enseñanza sobre la veneración vs adoración existe por medio del catecismo, el método no está siendo el adecuado actualmente, que por amor, por lo menos deberían cambiar.”
Pues lo dicho, si alguien se confunde con ese tema y hace mal, por amor hay que aclararle la verdad, pero por amor no podemos decirle que la verdad es mentira, solo por simplificar sus creencias. La verdad se explica, pero si se simplifica puede dejar de ser verdad (imagina si por simplificar decidimos abandonar la creencia en la Trinidad). Pero eso que dices de que la diferencia entre veneración y adoración es una doctrina que proviene del catecismo es otro error. Como te dije el catecismo no recoge doctrinas adicionales, es solo un compendio de todas las doctrinas que hay. Los primeros cristianos dicen repetidamente que solo a Dios se adora, pero ya desde el principio nos hablan de que hay que honrar a los santos, pedir su intercesión y rezar por los muertos. Por tanto esa doctrina pertenece a la Tradición apostólica, no es un invento de la Iglesia Católica, y todas las iglesias cristianas hacen lo mismo, excepto los protestantes. Y no es una doctrina creada en Nicea. Por ponerte un ejemplo bien claro te doy esta cita, de cien años antes de Nicea, de la carta de San Cipriano de Cartago al papa San Cornelio, escrita en el año 252, estando la Iglesia aún perseguida:
Debemos estar mutuamente conscientes uno del otro, oremos por cada uno, y si uno de nosotros, por la rapidez de la divina dignación, parte primero, que nuestro amor continúe en la presencia del Señor, que nuestra oración por nuestros hermanos y hermanas no cesen en la presencia de la misericordia del Padre. (Ep. LVII, en P.L., IV, 358)
Ahí vemos claramente que el poder de intercesión de los cristianos no se halla solo en vida y entre los vivos, sino que después de morir los cristianos mantienen intacto ese poder de intercesión y pueden rogar a Dios a favor de los vivos, así que tiene sentido que los vivos rueguen a los santos del cielo que intercedan ante Dios en su favor. La misma creencia se refleja en muchas lápidas de cementerios cristianos de la época, como esta:
Gentiano, creyente, en paz, que vivió veintiún años, ocho meses y dieciséis días, y en tus oraciones pide por nosotros, porque sabemos que estás en Cristo (lápida Nº 29, lamento haber perdido el dato de qué cementerio)
Así que la Iglesia de las catacumbas creía que los muertos estaban conscientes y que podían interceder por nosotros, en consecuencia ellos rezaban a los muertos pidiendo su intercesión. No es un invento de Constantino ni una paganización posterior, está en las mismas raíces de nuestra Iglesia.
Sobre el papa
Evita confundir el papado como título eclesial con el papado como institución. Los primeros papas no se llamaban “papas” ni nada por el estilo, eran el obispo de Roma. Pero el obispo de Roma era considerado el cabeza de la Iglesia porque es el heredero de Pedro. Si hoy en día los católicos llamamos “papa” a Clemente I es porque aplicamos el concepto de modo retroactivo, y por eso mismo hablamos de la lista “papal” de Ireneo a su listado de los obispos de Roma. Es lo mismo que cuando decimos que los faraones eran los reyes de Egipto, estamos aplicando un nombre latino “rex” para describir a una institución que existía mucho antes de la aparición de esa palabra. Eso se podría calificar de anacrónico pero no de erróneo, y es una práctica habitual en el ámbito histórico.
Sin embargo tú (o más bien tus fuentes) prefieres aplicar a Clemente una palabra que sí existía ya en esa época y que no es apropiada. Clemente no es un “anciano” de la Iglesia primitiva, pues en griego “de mayor edad, más aciano” se dice con el comparativo “presbiteros” y de ahí sale nuestra palabra “presbítero”, que es el término eclesiástico oficial, aunque es más frecuente utilizar la palabra “sacerdote” (los evangélicos prefieren traducirlo como “anciano”). Sin embargo Clemente no era “presbíteros” sino “episcopos”, que significa literalmente supervisor, o sea, obispo.
El libro de los Hechos está escrito en griego. A los “jefes” de las comunidades les llama “presbíteros”, que significa más o menos “anciano”, pero no es correcto traducirlo como “anciano” porque un anciano es una persona mayor, y en el Nuevo Testamento cuando se habla de este cargo se usa claramente para hablar de un cargo que no tiene nada que ver con la edad, por eso es más adecuado traducirlo como “presbítero”. Además así es como la Iglesia cristiana llamó siempre a sus sacerdotes (lo de llamar “ancianos” a los líderes de una comunidad es algo bastante reciente). Del mismo modo a los “episcopos”, como cargo eclesial, se les llamó siempre obispos, y no supervisores. Cuando los griegos hablaban de presbíteros y episcopos como cargos de las comunidades cristianas, los latinos no usaban los términos latinos equivalentes para anciano y supervisor, sino que asumieron las palabras “episcopus” y “presbiterum” como nuevas palabras para nuevos conceptos. Y tanto uno como otro tenían autoridad moral sobre su comunidad, no sobre cualquier comunidad. Por eso el ser presbítero u obispo de un sitio no le daba a nadie carta blanca para intervenir en los asuntos de otras comunidades distintas.
En la carta de San Clemente está claro que se considera totalmente legitimado para intervenir en el conflicto de Corinto, y por la reacción de los cristianos de esa ciudad vemos que ellos también consideraban a Clemente con autoridad para hacerlo. Ante este hecho incontestable los protestantes intentan buscar una explicación que no suponga la de reconocer al obispo de Roma ninguna autoridad fuera de su territorio en una fecha tan increíblemente temprana. Una de las interpretaciones habituales es la de suponer que puesto que la iglesia de Roma fue fundada por San Pablo (no solo San Pedro), y la de Corinto también fue fundada por San Pablo, entonces los de Corinto aceptarían la autoridad de Clemente por ser obispo sucesor de San Pablo. Pero este argumento no resiste un análisis más detenido, pues en ningún caso vemos que un obispo de un sitio se sienta con derecho a intervenir en otro sitio aduciendo a ser heredero del mismo apóstol que los otros, y nunca vemos a un obispo de Corinto interviniendo en asuntos de Roma por causa de esa misma circunstancia.
Quien conozca el funcionamiento de la Iglesia primitiva sabe que eso sencillamente no es así, cada obispo era “rey” en su diócesis y ninguno actuaba en la diócesis de otros, y menos aún si procede de zonas tan alejadas como Roma y Corinto. Y sin embargo sí podemos ver que los sucesores de Clemente repetidamente actúan con autoridad en otros territorios, y sus intervenciones a veces son bien acogidas y a veces no, pero todo el mundo asume que tiene autoridad para hacerlo, incluso cuando a veces protestan porque lo hagan. Si no tuviera esa autoridad, no protestarían por su intervención, sencillamente ignorarían sus pretensiones y no le harían caso.
También vemos a los patriarcas acudir a Roma cuando tienen conflictos entre sí, y vemos a obispos acudir a Roma cuando tienen conflictos con sus patriarcas. Nunca un obispo de Hispania o la Galia pensó siquiera en acudir al patriarca de Alejandría o Antioquía o Constantinopla cuando tenía un conflicto con el obispo de Roma, porque por encima del obispo de Roma no había nadie. Incluso en la actualidad, los patriarcas de la Iglesia Ortodoxa admiten que en caso de reunificación entre católicos y ortodoxos el obispo de Roma tendría un trato de “primus inter pares” por ser sucesor de Pedro y a causa de la historia de la Iglesia.
Por eso la discusión no puede centrarse en la carta a los Corintios como si ese fuera el único documento existente, hay que contextualizarlo, y en el contexto histórico vemos que los obispos de Roma siempre intervinieron en asuntos de cualquier parte de la cristiandad (hasta el Cisma de Oriente, claro, año 1050), y el documento más temprano que así lo prueba, pero no el único, es la carta de Clemente. Por tanto no es necesario hacer suposiciones improbables, Clemente sencillamente se comportó igual que lo hicieron todos sus sucesores, como el cabeza de la Iglesia. Y este comportamiento de Roma lo vemos por primera vez documentado en un texto que fue escrito unos veinte años después de morir San Pedro, muy probablemente cuando el apóstol San Juan aún estaba vivo. Así que si te preguntas en qué momento los obispos de Roma empezaron a comportarse como papas, la respuesta es que desde el mismísimo siglo primero, aún en la era apostólica.
En cuanto a eso de que “Sumo Pontífice” es un título pagano, ya escribimos un artículo sobre el tema. Lo primero es que ¿qué más da cómo llamemos a una cosa o cargo? Lo normal es que un idioma use el vocabulario que tiene para nombrar las cosas, lo que no significa que la cosa nueva tenga que idéntica a la anterior, aunque sí tendrá alguna semejanza. Por ejemplo en España cierto tipo de carruaje tirado por caballos se llamaba “coche”, y cuando aparecieron los primeros automóviles fueron también llamados “coches”, y eso no supone que los actuales coches tengan nada que ver con los caballos (en América se llaman igualmente “carros”). Pues en la Roma pagana, el más importante sacerdote era llamado “Sumo Pontífice”, así que no sería en nada extraño que cuando la Iglesia cristiana aparece con un sacerdote principal, los romanos usen para él ese mismo nombre latino de Pontifex Maximus. De haber sido Alejandría en vez de Roma, sin duda el título recibido no habría sido ese latino, sino algún concepto similar en griego o egipcio. Decir que el papa es un cargo pagano porque asumió un nombre que antes era usado para un cargo pagano es lo mismo que decir que los coches modernos son un atentado contra la dignidad animal porque asumen el nombre de un transporte que suponía sufrimiento para los caballos.
Pero aunque ese razonamiento fuera suficiente, la realidad es bastante más compleja y la relación entre el título papal y el de los sacerdotes paganos no es ni mucho menos ni tan clara ni directa como el nombre parece sugerir. Si quieres ver la explicación busca el punto 12 del siguiente artículo: https://apologia21.wordpress.com/2013/04/20/la-iglesia-surgida-del-concilio-de-nicea-44/
Y por último, dices que ningún obispo de Roma pudo ejercer de papa en la época de las persecuciones porque tenían que vivir escondidos en las catacumbas. Bueno, ya hemos visto que a pesar de estar en plena persecución (la misma probablemente que acabó con Pedro y Pablo) y a pesar de que él mismo acabaría muriendo en ella, San Clemente ejerció de papa ante la iglesia de Corinto (y es de suponer que en otros casos también). Con una Iglesia perseguida era más complicada la comunicación entre las diferentes comunidades, pero ni mucho menos dejó de ser fluida. Lo podemos ver en las narraciones de los mismos apóstoles, que incluso estando en prisión Pablo envía cartas a otras comunidades. Y tampoco podemos pensar que las persecuciones eran permanentes y los cristianos se pasaban los años escondidos bajo tierra ni mucho menos. Y en los primeros siglos la elección del obispo de Roma no se hacía como ahora, en un cónclave al que asisten representantes de todo el mundo, sino que era elegido simplemente por la comunidad cristiana de la ciudad de Roma, así que nada impide el nombramiento del papa ni el ejercicio del papado incluso en plenas persecuciones, aunque ello supusiera que buena parte de los papas de los tres primeros siglos muriesen martirizados (evidentemente el cabeza de la Iglesia se convertía fácilmente en el objetivo número uno de quienes buscaban acabar con ella). Sin embargo no fue hasta que las persecuciones finalizaron cuando por primera vez se pudo convocar un concilio al que asistieran obispos de toda la cristiandad, venidos de todas partes.
La Didaché
Dices que este libro resulta sospechoso porque fue descubierto en el siglo XVIII, cuando el poder de la Iglesia Católica dominaba “todo”. No sé si tal vez quieres con ello decir que tal libro pudiera ser una falsificación generada por nuestra Iglesia. Pero dicho libro fue encontrado en Constantinopla por un obispo de Macedonia, todo en el Imperio Otomano y dentro de la Iglesia Ortodoxa, que no tenía por entonces ninguna relación con Roma ni por cortesía, así que no creo que la Iglesia Católica tuviera ningún poder para actuar allí. Además, a pesar de que ha sido el único ejemplar completo descubierto, una vez que se tuvo se pudo ver que muchos fragmentos de textos sin identificar que ya existían eran en realidad fragmentos de la Didaché, algunos de gran antigüedad, así que la inicial polémica sobre si dicho libro era como parecía del siglo primero o tal vez uno o dos siglos posterior (antes de Nicea en cualquier caso), ya no es tal polémica, pues la mayoría de los investigadores parecen aceptar que es de mediados del siglo primero, sobre todo después del descubrimiento de los rollos del Mar Muerto, que mostraron una fuerte conexión entre ciertos textos y doctrinas de la Didaché y ciertos textos de aquellas comunidades judías del siglo primero y anteriores. Es por tanto el único texto cristiano, escrito en una comunidad probablemente de Siria, que fue escrito cuando los apóstoles aún estaban formando comunidades cristianas, y por tanto vemos una comunidad en sus inicios, cuando aún estas comunidades estaban en pleno proceso de formación. Y sin embargo ya vemos en ella una liturgia claramente estructurada, frente a las acusaciones de ciertos sectores protestantes de que la liturgia de la misa es una contaminación pagana muy posterior.
Así que si consideramos el texto completo encontrado en Constantinopla junto con todos los fragmentos que resultaron ser también copias de ese mismo texto, el resultado es que dicho libro queda avalado no solo por 4 fuentes, como tú pides, sino por muchas más. Aunque Roma por alguna extraña circunstancia hubiera falsificado dicho texto en Constantinopla, no podríamos suponer que igualmente falsificó todos los fragmentos de ese texto que se han encontrado en diversos países y de diversas épocas. Si desconfías de la autenticidad de la Didaché, igualmente tendrías que desconfiar de que los libros bíblicos sean auténticos, pues los primeros evangelios completos conservados son copias de varios siglos más tarde, y sin embargo tenemos cientos de fragmentos más antiguos (algunos de principios del siglo II) que demuestran que ese mismo texto se encontraba ya idéntico escrito siglos antes.
Pero en algo tienes mucha razón, cuando dices “¿Quien garantiza de que este libro exponga la verdad sobre los apóstoles?” Nadie. Este libro, como cualquier otro texto cristiano fuera de la Biblia, no goza de infalibilidad y por tanto hay que tomarlo como lo que es, un documento histórico que refleja las creencias y organización de una comunidad cristiana primitiva. Ningún documento por sí mismo nos va a demostrar con seguridad ninguna doctrina ni generalidad, es el conjunto de textos, cartas y libros de la Iglesia primitiva lo que nos va a dar una imagen global que nos permitirá sacar conclusiones y ver cómo era y en qué creían los primeros cristianos.
Es lo mismo que te comentaba antes con la epístola de San Clemente a los Corintios. No podemos concluir de esa carta la autoridad papal, pero cuando vemos todos los documentos pontificios de los primeros siglos, y referencias a los obispos de Roma en otros textos, podemos ver que los obispos romanos siempre se comportaron como cabezas de la Iglesia, y el primer texto donde vemos eso de primera mano es en la epístola de San Clemente, que ahora sí, ya contextualizada con los demás textos, nos demuestra una norma y no una excepción.
Igualmente la Didaché en muchos aspectos resulta ser el primer ejemplo escrito de ciertas doctrinas, liturgias y costumbres que luego veremos más desarrolladas en textos posteriores, pero que aquí encontramos ya en sus bocetos iniciales. La liturgia de la Didaché es, en efecto, el boceto de lo que unos cien años más tarde encontramos ya plenamente desarrollado en el libro Apología Primera de San Justino Mártir (siglo II). Allí vemos por primera vez una descripción detallada de la liturgia cristiana, que en sus líneas fundamentales coincide ya totalmente con la liturgia de las iglesias apostólicas actuales, incluida la católica. Pero San Justino no se está inventando un rito, solo está describiendo el rito que usan los cristianos en la celebración de la misa, y en la Didaché lo que vemos es los claros inicios de ese rito, que una vez elaborado ha llegado en diversas variantes hasta la actualidad en todas las iglesias cristianas (excepto una vez más las protestantes). Por tanto vemos claramente que lo hallado en la Didaché no es una rareza, una fabulación o un rito particular, sino los inicios de lo que unas décadas después vemos ya claramente como la liturgia católica, que nos llega hasta hoy.
Purificación de la Iglesia
DICES: “Cada vez que la tradición pese más que la Biblia debe ser desechada o al menos examinada para restituirla a su estado original.”
Sigo pensando que cuando hablas de “tradición” a veces te refieres a algo diferente a cuando nosotros hablamos de Tradición, pues la Tradición es el conjunto de doctrinas heredadas de los apóstoles y eso no puede limpiarse ni simplificarse porque la verdad es la que es, pero en este caso supongo que te refieres a la “tradición” con minúsculas, que sería la “tradición humana”, o sea, todo el conjunto de normas, reglas y costumbres que surgen como apoyo a la vida cristiana pero, al igual que les ocurrió a los fariseos, pueden acabar convirtiéndose en una carga pesada en vez de una ayuda. Esa tradición, la de con minúsculas, sí que hay que limpiarla y simplificarla cada cierto tiempo para impedir que su propia inercia acabe convirtiéndola en una carga innecesaria.
Precisamente eso es lo que nuestra Iglesia ha hecho en varias ocasiones, la última vez a mediados del siglo pasado, cuando en el concilio Vaticano II se intentó limpiar la Iglesia de muchas normas y costumbres que la lastraban, buscando acercarse de nuevo a esa Iglesia primitiva de la que procedemos. Una “limpieza” que se ha hecho en más ocasiones y que sin duda habrá que repetir en el futuro, pues los hombres tenemos tendencia a liar las cosas y es necesario cada cierto tiempo pararse a revisar y limpiar. Por fortuna tenemos la Biblia y tenemos muchos textos primitivos para saber siempre dónde están nuestras raíces y poder ver con claridad cuál es el grano que hay que custodiar y la paja que necesitamos aventar para no cargarnos con cosas innecesarias.
Fin de la Revelación
DICES: “no creo en nuevas “revelaciones”, que cada denominación cristiana tiene (Ej: Mormones, Brahamismo, Testigos de Jehová, etc), todos ellos creen que la Biblia tiene solo la explicación de A y B pero no de C, y que luego llega la respuesta C por parte de Dios a través de un ser humano (llámese papa, profeta, padre de la iglesia, etc), indicándonos con engaños de que era el complemento de lo que faltaba por aprender de la Biblia.”
Muy de acuerdo contigo y muy clara tu exposición. Excepto porque al parecer incluyes a los católicos en esa manera de funcionar. Te aclararé que los católicos decimos muy enfáticamente que la Revelación terminó con el último libro del Nuevo Testamento y que tras el Apocalipsis la doctrina quedó cerrada. Es posible su aclaración e incluso elaboración, pero el Espíritu Santo no ha revelado desde entonces ni revelará ninguna doctrina nueva. Por eso cuando hay una aparición de la Virgen y esta da un mensaje, lo primero que hace la Iglesia es comprobar que todo lo que supuestamente ha dicho la Virgen encaja al 100% con la doctrina cristiana, y en caso de que algo no encaje no se supone que es una nueva creencia revelada por ella, sino que directamente se considera la aparición falsa y ya no se investiga más. Dicho de otra forma, si María se aparece y habla, podría por ejemplo dar información o exhortación, pero no puede añadir a nuestras creencias nada nuevo porque la Revelación está cerrada. Y te digo el ejemplo de María porque es para nosotros el ser humano más importante que existe, así que si así actuamos con María, imagina cómo actuaremos con simples humanos normales.
Y ningún papa se inventa ninguna doctrina nueva. La gran mayoría de los dogmas cristianos han sido fijados en concilios ecuménicos, y en ellos los obispos no deciden crear doctrinas, sino que discuten sobre la interpretación correcta de tal cosa o discuten el por qué tal doctrina nueva debe ser declarada herejía y rechazada oficialmente. Luego los papas en pocas ocasiones han declarado un dogma fuera de un concilio, y en tales casos nunca ha sido una ocurrencia de tal papa, y mucho menos ningún papa podría atreverse a decir que Dios le ha revelado tal o cual verdad, porque sería inmediatamente declarado hereje. Los papas han declarado algunos dogmas pero siempre respaldados por un clamor popular o por el apoyo de la mayoría de obispos, y siempre en asuntos que han formado parte de las creencias de la Iglesia aunque no hubieran poseído hasta entonces sanción oficial irrevocable.
Por poner un ejemplo, en 1946 el papa declaró el dogma de la Ascensión de María. No es que el papa ese día se levantara con semejante ocurrencia y usando su enorme poder obligara a todo el mundo a creer tal cosa desde ese día. La creencia en la Ascensión de María se pierde en las brumas de los primeros cristianos. El primer texto completo que conservamos sobre tal creencia lo encontramos en el siglo IV y el más famoso es el apócrifo llamado Libro de San Juan Evangelista. Ya en la liturgia oriental del siglo IV encontramos establecida la fiesta de El Recuerdo de María (un siglo más tarde llamada ya La Dormición de la Virgen), y en esa liturgia se menciona la asunción de la Virgen. Por tanto, si tal creencia hace su entrada en la liturgia es porque estaba totalmente establecida desde antes. También es de notar que en una época en la que cada mínima variación doctrinal desataba enormes polémicas y acusaciones de herejía, esta creencia en la Ascensión de María no ha dejado ningún rastro de polémica, por lo que es fácil suponer que si nadie en ningún momento puso objeciones a tal creencia eso puede ser un indicador de que en ningún momento la gente consideró tal creencia como una novedad. Eso, junto a nuestro convencimiento de que el Espíritu Santo protege la fidelidad de nuestra doctrina, nos hace pensar que tal creencia procede de la era apostólica. Por supuesto entiendo perfectamente que si alguien no cree que el Espíritu Santo protege a la Iglesia Católica entonces no encontrará ninguna solidez a este argumento, pero al menos tendrá que admitir que esa creencia no es una invención papal del siglo XX sino una antigua creencia cristiana que está documentada al menos desde el siglo IV.
Los ortodoxos y orientales comparten igualmente dicha creencia (con algún matiz) aunque no han considerado necesario declararlo dogma. Pero en la Iglesia Católica ha habido en los últimos siglos una creciente presión pidiendo que se declarase dicho dogma para así acallar algunas voces que empezaban a dudar de ello. Ya a mediados del siglo XIX muchos obispos empezaron a presentar al papa peticiones formales para que procediera a la declaración. Aún así el papa se resistió. En 1946 el papa por fin consultó a los obispos y casi la totalidad se mostraron a favor de la declaración del dogma, con lo que 4 años más tarde se procedió al fin a la declaración formal. Por tanto el papa no se inventó una nueva doctrina, sino que empujado por la Iglesia declaró oficialmente que una creencia de siempre ya no se podrá poner en duda. La Iglesia Católica conserva las creencias de Jesús y los apóstoles recogidas en la Biblia y heredadas de la Tradición, no nos dedicamos a crear creencias nuevas.
Un padre de la Iglesia, como dices, no puede tampoco inventarse una doctrina nueva, sino que su valor está en recoger o aclarar una doctrina que forma parte de la Iglesia. Cuando una de esas personas defiende una doctrina nueva, entonces pasa a ser considerado hereje o al menos se tacha a esa obra de herejía. Importantes ejemplos son Orígenes (siglo III) y Justiniano. Orígenes es considerado uno de los padres de la teología cristiana, sin embargo acabó defendiendo la creencia de que el infierno no existía, y eso en lugar de influir en la doctrina de la Iglesia solo sirvió para relegar a Orígenes a un lugar menor, condenando siempre esa y algunas otras creencia no ortodoxas. Tertuliano (siglo II) también produjo muy valiosos escritos, pero al final de su carrera se unió al herético movimiento montanista, así que sus últimos escritos están declarados heréticos. Orígenes y Tertuliano, por haberse salido de la perfecta ortodoxia, son los únicos padres de la Iglesia que no han sido canonizados y a pesar de su gran talla se les considera de segundo rango. Por muy padres de la Iglesia que fueran, no tenían ningún poder para innovar doctrinas ni defender nada que no fuera lo que la Biblia y la Tradición mostraban.
Pureza del cristianismo de antes de Nicea
DICES: “Pero sabemos ambos de que después del concilio de Nícea en el 325, el cristianismo apostólico tuvo una fuerte renovación, concluyendo así de que antes de este año, las cosas se conservaban como nos lo enseñó Jesús. Esto era cristianismo auténtico que es el que muchos quieren restaurar”.
Nicea produjo una fuerte renovación en el funcionamiento de la Iglesia, pero no en su doctrina. Al contrario, Nicea sirvió para poner freno a la expansión de la herejía arriana que negaba que Jesús fuera verdadero Dios y verdadero hombre, y de hecho si se convocó fue principalmente para zanjar ese problema. La machacona afirmación de que tal o cual doctrina fue creación de Nicea es un bulo muy extendido entre los protestantes, pero yo reto a quien quiera a que ofrezca pruebas de una sola doctrina cristiana que apareciera por primera vez en el concilio de Nicea. Así que si algún protestante quiere restaurar las creencias auténticas que había antes del concilio, debería convertirse al catolicismo o hacerse ortodoxo, pues aunque muchas doctrinas se declararon dogmas posteriormente, en el año 300 (antes del concilio) los cristianos profesaban las mismas creencias que yo profeso ahora.
Ya tenemos muchos artículos en este blog dedicados a demostrar que las doctrinas que según los protestantes aparecieron en Nicea o después, en realidad estaban ya bien formadas antes de Nicea, así que no voy a extenderme mucho en comentar esto que dices. Tú mismo afirmas que “antes de ese año las cosas se conservaban como nos lo enseñó Jesús”, y yo estoy de acuerdo, así que si podemos demostrar que los cristianos anteriores a Nicea profesaban mayoritariamente una doctrina, es porque esa doctrina es verdadera. Muchos ejemplos tenemos en este blog pero te recordaré uno solo para que veas que si crees en lo que has dicho deberías aceptar también que muchas doctrinas que consideras innovación católica en realidad son verdaderas: la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Muchos son los escritos cristianos de los tres primeros siglos que muestran la creencia común de que al consagrar el pan y el vino se convertían verdaderamente en el cuerpo y la sangre de Cristo. Aparte de los textos bíblicos, que para nosotros son muy evidentes pero que los protestantes interpretan de formas diferentes, tenemos los textos cristianos posteriores que lo explican con total claridad. Por ejemplo tenemos esta cita de San Ignacio de Antioquía, escrito a finales del siglo primero o principios del segundo mientras iba de camino a ser arrojado a los leones en Roma:
Ellos [los docetas] no reconocen la Eucaristía como la carne de Jesucristo, nuestro Salvador, que ha sufrido por nuestros pecados y a quien el Padre benignísimamente ha resucitado. Procurad serviros provechosamente de la única Eucaristía: una es, en efecto, la carne de nuestro Señor Jesucristo y uno el cáliz para la unidad de su sangre.
O esta otra aún más explícita que escribió San Justino Mártir en el año 160:
Este alimento se llama entre nosotros Eucaristía, del cual a ningún otro es lícito participar, sino al que cree que nuestra doctrina es verdadera, y que ha sido purificado con el bautismo para perdón de pecados y para regeneración, y que vive como Cristo enseñó. Porque estas cosas no las tomamos como pan ordinario ni bebida ordinaria, sino que, así como por el Verbo de Dios, habiéndose encarnado Jesucristo nuestro Salvador, tuvo carne y sangre para nuestra salvación, así también se nos ha enseñado que el alimento eucaristizado mediante la palabra de oración procedente de Él – alimento del que nuestra sangre y nuestra carne se nutren con arreglo a nuestra transformación – es la carne y la sangre de aquel Jesús que se encarnó. Pues los apóstoles, en los comentarios por ellos compuestos, llamados evangelios, nos transmitieron lo que así les había sido transmitido.
Y estos son solo dos textos tempranos sobre el tema, pero anteriores a Nicea tenemos muchos textos en los que se dice también con claridad que en la consagración el pan y el vino se convierten en la verdadera carne y el verdadero cuerpo de Cristo. Así que por ser esta creencia anterior a Nicea deberías aceptar que es verdadera, y lo mismo con todas las demás que podemos ver documentadas anterior a ese concilio. Pero si hicieras eso entonces tendrías que hacerte católico, ortodoxo o en cualquier caso apostólico y abandonar la doctrina de la sola scriptura, pues en el cristianismo de los siglos I, II y III encontrarás muchas creencias que no se hayan claramente expuestas en la Biblia aunque, según nosotros creemos, proceden igualmente de los apóstoles.
Despedidas
DICES: “Agradecimientos: Gracias estimado Cristian, créeme que voy a estudiar bastante y todo esto me sirve para complementar mi aprendizaje, solo estoy bajo la enseñanza de Dios y dejo que el me guíe a algunas páginas web como esta por ejemplo. Seguiré leyendo el Blog y quizá opinando. Igual tampoco soy infalible y creo que ningún ser humano lo irá a ser hasta el momento en que estemos con Cristo que es mi mayor deseo y que espero nos podamos conocer allá personalmente.”
Pues nada, también yo agradezco tu interés y tus ganas de seguir aprendiendo. No espero yo que mis explicaciones logren convertirte en católico, a menos que Dios así lo quisiera, pero al menos confío en que el punto de vista católico, que aquí te expongo, te ayude a entender el cristianismo mejor y aumente tu perspectiva, y que el Señor te guíe por los caminos que él considere los mejores para ti. Un saludo y siempre que quieras preguntar o comentar serás bienvenido en este blog.
Christian M
Apéndice: Carta original recibida
Esta es la carta que C.M. me escribió y a la cual hemos respondido aquí arriba. Anteriormente nos hemos intercambiado más cartas así que a veces él o yo hacemos referencia a cosas dichas en anteriores ocasiones.
CM****
Los enlaces que te puse si son protestantes, pero si buscas un diccionario de etimología para la palabra católico, vas a encontrar en todas la misma respuesta (a menos de que sea un diccionario de la iglesia romana), así que también consulté páginas neutras. Además los protestantes no hablan de los padres de la iglesia, así que para encontrar escritos de ellos, consulté fuentes neutras en Internet y no católicas romanas porque ya estoy en este blog.
Con respecto a la tradición oral, tienes razón, nunca vamos a saberlo todo, pues siempre hay mucho más y expongo el ejemplo de nuestro nacimiento en donde solo sabemos que somos hijos de nuestras madres por el registro médico, pero los detalles acontecidos son orales y queda en nosotros creer o no. Pero esto también puede ser un engaño ¿o no?. Nos pueden decir mentiras nuestras madres sobre lo que no está escrito y solo la verdad que conocemos es que nacimos de ella y en el hospital X. Por lo tanto, está en la decisión de un ser humano creer en lo escrito y canonizado por 72 sabios (Septuaginta) o creer en la tradición oral.
Jesús dijo en Marcos 7:7-9: “De nada sirve que me rinda culto: sus enseñanzas son mandatos de hombres. Porque ustedes dejan el mandato de Dios para seguir las TRADICIONES de los hombres. También les dijo: – Para mantener sus propias tradiciones, ustedes pasan por alto el mandato de Dios” (DHH). El contexto de este pasaje demuestra que los religiosos llevan tradiciones impuestas por hombres, para no desagradar a Dios supuestamente, que es exactamente lo que hacen las iglesias católica romana y las evangélicas, con leyes y ritos que no están en la Biblia, a menos de que descontextualicen un versículo como el de los diezmos por ejemplo. Incluso hasta llegan a invalidar los mandamientos dados por Dios con sus propias tradiciones (a esto se refirió Jesús).
Dices: “Lo que hace la Iglesia (romana) es eso mismo, cuando nos referimos a doctrinas que aparecen escritas en la Biblia las citamos, pero cuando nos referimos a doctrinas que no están ahí escritas, sino que fueron predicadas por los apóstoles pero no escritas en el NT, entonces las defendemos y explicamos pero no las citamos porque son parte de la tradición oral, no proceden de un texto”.
He aquí una gran posibilidad de engaño. ¿Quién garantiza que lo que no esté escrito, sea cierto? Creer en la tradición oral, es creer en los detalles de seres humanos y confiar en un ser humano es peligroso (Jeremías 17:5-6). Volvemos a lo de lavarse las manos, o a lo del registro de nacimiento por ejemplo.
Dices: “(La iglesia romana) No se inventan doctrinas, sino que toman la verdad A y la verdad B y concluyen “entonces C”. Y ten en cuenta que en la Biblia no encontrarás ese C, solo el A y el B”. Según ustedes, la Biblia no es fuente suficiente para conocer a Dios, entonces recurren a “periodos de reflexión y análisis” para terminar de conocer su voluntad, dando a entender que la Biblia es un libro más del montón que sumados a los escritos papales, de concilios, etc, forman un todo que terminó siendo la iglesia católica romana. Si ustedes dicen que ya está escrita toda la revelación (Biblia + catecismo + escritos papales + escritos de padres de la iglesia), están diciendo mentiras, porque según eso hace falta todavía reflexionar y analizar más y hallar más doctrina y tradición.
¿Acaso los 4 evangelios no reflejan el plan y la voluntad de Dios con la humanidad en su totalidad?. Los detalles que son el punto C que dices, no están reflejados en la Biblia, porque sería un libro interminable, por eso la Biblia es general para todas las edades y culturas, ya que si se centrara en los detalles de cada cultura, no habría Biblia por lo extremadamente extensa. Es por ello que existen miles de religiones en el mundo, por los detalles y tradiciones de cada cultura que imponen los humanos para agradar a un dios. Pero la Biblia, habla generalmente por todas esas culturas. Según ustedes, no han aprendido a interpretar el generalismo de la Biblia, sino que se deben enfocar en detalles dictados por humanos, que como bien sabemos, muchos fueron paganos e impíos (me refiero a cantidades de papas malévolos que tuvo la iglesia romana). ¿Como creer en todo lo que digan, luego de la generalidad de la Biblia?.
Además la Biblia es la revelación de Dios al hombre, y los libros que conocemos cristianos de hoy, y los escritos de los discípulos de Juan por ejemplo, son iluminaciones, explicando lo mismo de la Biblia en otras palabras, pues el Espíritu Santo habla a cada uno conforme entienda. Y así los católicos hayan canonizado la Biblia, en ese entonces estaban inspirados por Dios para hacerlo, las posteriores explicaciones alteraron el futuro cristiano.
Sobre el escrito de Iréneo, no veo contradicción con el cristianismo primitivo y no certifica nada de la doctrina actual católico-romana). Pues su contexto va enfocado a la tradición apostólica que conocemos en la Biblia. Nada nuevo hay en sus escritos, solo exhorta a continuar con la tradición inicial conocida desde Jesús. Sobre los demás escritos como el de María por ejemplo, solo está enseñando que su virginidad fue real porque ya habían gnósticos inventando mitos. No la declara intercesora y madre que ruega por nosotros los pecadores. De todas maneras muchas gracias por el enlace, el cual estudiaré más detalladamente.
Debemos reconocer que los apóstoles se reunían en casas o en donde fuera oportuno, como Jesús que predicaba en cualquier parte (no solo en el templo). Además si buscamos en donde predicaba Policarpo por ejemplo, estoy seguro que no fue en un edificio llamado catedral, y tampoco existían tantos ostento ni estatuas por ejemplo. Se que eran perseguidos por los Judíos y Romanos y esto no les facilitaba las cosas. ¿pero acaso no será posible predicar el evangelio en casas por ejemplo? ¿son necesarios tantos ostentos? ¿son necesarias tantas imágenes?. Es eso lo que confunde. Es obvio que la iglesia catolico-romana tiene muchas cosas nuevas y todo comenzó cuando los cristianos dejaron de ser perseguidos según otros artículos de su blog que he leído.
Sobre este comentario: “Solo a Dios se adora, ni a la Virgen ni a los santos. La creencia de que los católicos adoran a los santos es algo que está muy extendido entre los protestantes pero que es totalmente falso.” Puede que tu si apliques este concepto, pero es gran piedra de tropiezo para aquel débil en la fe. No digo que sean ustedes adoradores de santos e imágenes, pero la gran mayoría de fieles a la fe católico-romana, pone su fe en determinado santo o ángel. ¿Si este concepto Satanás lo utiliza en contra de la misma doctrina católico-romana, que les cuesta quitar de en medio la veneración a los muertos? ¿No será porque de esto se consigue buen beneficio económico? Si yo amo a mi hermano de corazón, yo trato en lo posible de que no se pierda entregando su fe a un santo y no a Cristo. Y si la enseñanza sobre la veneración vs adoración existe por medio del catecismo, el método no está siendo el adecuado actualmente, que por amor, por lo menos deberían cambiar.
Cuando dices: “lo que sí está claro es que los obispos de Roma desde el principio tuvieron un papel principal dentro de la Iglesia por encima del resto de los obispos de la cristiandad”. Aquí hay una contradicción, porque antes del año 325, ningún obispo va a ser nombrado públicamente como papa sabiendo que la comunidad cristiana estaba escondida adorando a Dios porque eran perseguidos. Esos sumos pontífices ya existían para la religión pagana de Roma, así que mezclar los obispos cristianos en sumisión, no es comparable a los obispos del paganismo romano antes del 325. Luego, obviamente la aceptación de cristianos en Roma sufrió un cambio y ahora el tal sumo pontífice del paganismo Romano, puede ser el papa cristiano que hoy conocemos sin necesidad de persecución.
El hecho de que Clemente de Roma se haya involucrado con la iglesia de Corinto fuera de su supuesta jurisdicción, no aparece citada la palabra “papa”. De allí que se haya sugerido que su presentación como “lista papal” no sea del todo correcta en cuanto al sentido del obispado se refiere, sino que se trate de un enunciado ordenado del que se valió Iréneo para establecer la sucesión apostólica en la Iglesia. Lo dice una página neutra: http://es.wikipedia.org/wiki/Clemente_de_Roma#Papado_de_Clemente
Además Clemente no está excediéndose en su autoridad de forma descarada, pues cumple su papel de anciano de la Iglesia de Cristo tal cual como la Biblia lo enseña, en el cual tiene todo el derecho de reprender a hermanos pecadores.
Sobre La Didaché dicen páginas web neutras: Desde que fue encontrada en 1873 y publicada en 1883, la Didaché ha sido fuente inagotable de estudios y objeto de diversas controversias. ¿Quien garantiza de que este libro exponga la verdad sobre los apóstoles? Si creemos en todos los libros que aparezcan, hoy podríamos ser ateos por haber leído el código Davinchi, por eso es que hay que creer en 4 testimonios y no en un libro que descubren en 1873 cuando la iglesia romana tenía tanto poder.
Como conclusión: Debemos tener mucho cuidado de no caer en el mismo error que los fariseos, ya que las tradiciones pueden apartarnos de Dios al conseguir nuestra propia auto-justificación. Debemos tener nuestra mente siempre atenta a la Palabra de Dios, a desechar doctrinas de hombres (así sean muy debotos) y obedecer lo que Dios nos ha mandado.
Muchas veces nosotros fabricamos tradiciones basadas en la Palabra de Dios, y nos vamos acostumbrando a seguir estas tradiciones o mandamientos de hombres. Al pasar el tiempo solamente se recuerdan las tradiciones pero no el origen (la Biblia) y se siguen practicando porque “siempre se hizo así”.
Cada vez que la tradición pese mas que la Biblia debe ser desechada o al menos examinada para restituirla a su estado original. Esto nos mantendrá con un espíritu humilde y cerca de Dios, ya que sabremos que no nos podemos salvar a nosotros mismos por nuestra justicia sino que dependemos de la justicia única de Dios a través del único abogado en los cielos: Jesucristo.
Postdata: Se que no es posible que usted de otra razón contraria a lo que hay en el Blog, de lo contrario tendría que cerrarlo y como sea se va a defender. Pero lo exhorto como hermano en Cristo a que busque respuestas solo en Dios y no en humanos. confíe de que El es suficiente para enseñarnos todo. Personalmente yo solo he estudiado la Biblia (sin necesidad de aprender de teólogos y pastores) y se que muchos en el mundo lo están haciendo así, pues la Palabra de Dios NO es de interpretación privada. Para mi no han sido necesarios otros libros sagrados y yo entiendo lo de la trinidad y la doctrina cristiana apostólica, y aunque me falte por aprender, no creo en nuevas “revelaciones”, que cada denominación cristiana tiene (Ej: Mormones, Brahamismo, Testigos de Jehová, etc), todos ellos creen que la Biblia tiene solo la explicación de A y B pero no de C, y que luego llega la respuesta C por parte de Dios a través de un ser humano (llámese papa, profeta, padre de la iglesia, etc), indicándonos con engaños de que era el complemento de lo que faltaba por aprender de la Biblia.
Por otra parte, soy Cristiano auténtico, no protestante y no romano. El protestantismo nació de un concepto de la iglesia romana a los hermanos que comenzaron a dejarse guiar por el Espíritu Santo y se apartaron de dicha denominación. Pero sabemos ambos de que después del concilio de Nícea en el 325, el cristianismo apostólico tuvo una fuerte renovación, concluyendo así de que antes de este año, las cosas se conservaban como nos lo enseñó Jesús. Esto era cristianismo auténtico que es el que muchos quieren restaurar, pero solo es posible si Dios lo quiere así, que no creo, pues quiere probar la fe de muchos.
Agradecimientos: Gracias estimado Cristian, créeme que voy a estudiar bastante y todo esto me sirve para complementar mi aprendizaje, solo estoy bajo la enseñanza de Dios y dejo que el me guíe a algunas páginas web como esta por ejemplo. Seguiré leyendo el Blog y quizá opinando. Igual tampoco soy infalible y creo que ningún ser humano lo irá a ser hasta el momento en que estemos con Cristo que es mi mayor deseo y que espero nos podamos conocer allá personalmente.
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