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¿Provoca Dios los males naturales?

Portada: ¿provoca Dios los males naturales?

Cuando hablamos del mal hay que hacer una diferencia clara entre los males causados por el hombre (mal moral) y los males causados por la naturaleza (mal físico). Los males causados por el hombre son producto del libre albedrío, y eso es un principio sagrado que Dios respeta siempre, pues de lo contrario la existencia del hombre no tendría sentido (¿para qué crear una panda de marionetas sin voluntad?). Este tipo de mal ya lo hemos explicado en el Apéndice A del artículo: ¿De verdad responde Dios a nuestras oraciones?*

* (vaya a los apéndices al final de ese artículo). Si lee primero ese artículo entero y su teoría sobre "las líneas de Dios y del hombre" (aunque no es necesario) entenderá mejor el enfoque que desarrollamos aquí.

En este artículo nos encargaremos ahora del otro tipo de males, los males provocados por la naturaleza.

Daño natural causado por el hombre

guerra

Por un lado tendríamos que diferenciar aquellos sucesos naturales en los que el hombre tiene alguna responsabilidad y aquellos en los que no. Si un alpinista se va de escalada a los Alpes y hay un alud, podemos decir que en la práctica de cualquier deporte de riesgo hay un peligro libremente asumido por el individuo y por tanto las desgracias que puedan afectarle son responsabilidad suya. Si cerca de un millón de personas deciden libremente vivir sobre una falla a punto de reventar, como San Francisco, y un día un enorme terremoto mata a cientos de miles de personas, eso también es fruto del libre albedrío (y quizá de la estupidez humana). Si la sobreexplotación de recursos, las guerras, la deforestación, el cambio climático, producen hambrunas, inundaciones, sequías, etc., eso también es fruto del hombre, cuya codicia, falta de justicia y amor afecta no solo a otros hombres sino a la naturaleza entera. Así que cuando ves en la televisión niños muriendo de hambre no te preguntes ¿cómo puede Dios permitir esto? Pregúntate más bien ¿por qué la humanidad permite esto? y piensa qué es lo que puedes hacer tú para ayudar a paliarlo (como mínimo orar). No culpes a Dios de los desastres de los hombres, a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. No podemos querer ser libres y al mismo tiempo que Dios nos impida hacer maldades. La libertad tiene un precio.

hambruna

Pero por otro lado hay también sufrimiento y muerte causado por la naturaleza sin que el ser humano tenga nada que ver, y ahí podemos otra vez caer en la tentación de culpar a Dios por haber producido ese sufrimiento o por no haberlo querido evitar.

Daño natural causado por… ¿Dios?

El universo que tenemos ahora no lo creó Dios como patio de recreo (eso será, es, el Paraíso) sino como aulas de aprendizaje, y para madurar y crecer espiritualmente es imprescindible convivir con el sufrimiento y la imperfección, así que el presente universo imperfecto es perfecto para su función, lo que no evita que Dios sufra con tu sufrimiento del mismo modo que un padre que envía a su hijo pequeño a un campamento por primera vez, para que madure y se independice un poco, sabe que el sufrimiento de su hijo por estar fuera de casa no es en realidad un mal, sino un bien (por eso le envía allí), pero igualmente sufrirá sabiendo que su hijo está sufriendo.

Cuando tú sufres un acontecimiento traumático en tu vida, como por ejemplo la pérdida de un hijo, parece que Dios ha decidido ese acontecimiento sin importarle tu sufrimiento. Probablemente la respuesta es que esa desgracia viene determinada porque en el diseño global para el universo, la vida de ese hijo se ha visto condicionada por acontecimientos naturales que tenían que suceder, porque Dios tuvo que hacerlo así para mantener el equilibro global del universo, el plan divino, porque lo que le pase o no a cada uno influirá en las vidas de otras personas y viceversa, así que mientras aquí el padre ve solo la muerte de su hijo, Dios ha tenido que tener en cuenta miles, millones de factores a la hora de planificar esos acontecimientos, y optó por el mal menor –aunque probablemente para ese padre sin duda será «un mal mayor» y excesivo que no estaba dispuesto a pagar, ni siquiera por el bien de la humanidad. Pero Dios sí porque es padre de todos, no solo de uno.

tifón

Dios diseña la naturaleza y su funcionamiento de forma que el Diseño global sea el adecuado a sus designios (que buscan el bien de todos), y para ello tiene en cuenta todos los factores implicados. Sin embargo como el mundo es imperfecto continuamente los peligros nos acechan. Se pueden planificar esos acontecimientos de forma que el sufrimiento se minimice, pero sería imposible hacer un diseño que elimine el sufrimiento porque en ese caso el universo se convertiría en un sitio perfecto, el cielo, y entonces ya perdería la función que tiene de ser «escuela de almas».

Esta perspectiva global es la que nos permite conjugar dos cosas que a menudo se consideran opuestas: si Dios nos ama y es omnipotente, ¿por qué permite que suframos?. Por supuesto a quien le toca sufrir puede que no le convenza mucho la idea, porque él se centra en su dolor, pero Dios sopesa el sufrimiento de la humanidad entera y ordena las cosas de la mejor forma posible para que ese sufrimiento global sea el mínimo posible dentro de la necesidad. Es por eso que podemos seguir creyendo en un Dios Padre omnipotente que nos ama y al mismo tiempo aceptar las palabras del profeta cuando dice:

[

¿No es acaso por mandato del Altísimo que acontecen las cosas buenas y las calamidades? (Lamentaciones 3:38)

NOTA: observe que dice «calamidades» o «lo malo», no «la maldad (moral)», aunque algunas traducciones lo presentan de modo que parece que hablase del mal moral, lo cual no es posible porque entonces se estaría negando el libre albedrío.

Dios saca bien del mal

José y sus hermanos

Dios no desea el mal ni el sufrimiento, ni se alegra con ello, pero en su omnipotencia, sabe convertir el mal en un instrumento útil a sus designios, usando el mal que llega para crear un bien mayor, como cuando José, vendido como esclavo por sus hermanos, les dice al darles el trigo, ya como virrey de Egipto:

[

Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios cambió todo para bien, para hacer lo que hoy vemos, que es darle vida a mucha gente. (Génesis 50:20)

Eso por supuesto no implica que el hombre no tenga libertad ni responsabilidad ante el mal creado, del mismo modo que la traición de Judas resultó útil al plan de Redención, y aún así dijo Jesús:

[

El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido! (Mateo 26:24)
Dios sufre

Aún lidiando con la imperfección del mundo (o más bien gracias a ella), Dios logra completar un diseño general en el que todo avanza hacia la salvación y la regeneración y en el que, en última instancia «todo es para nuestro bien» (Romanos 8:28). Y si alguien, en medio del sufrimiento, le reprocha a Dios que no lo elimine, que recuerde que Dios mismo tuvo que soportar ver morir a su Hijo inocente de la forma más cruel. ¿Acaso no pudo Dios evitarlo? Claro que sí, pero salvar a su hijo anularía el libre albedrío de sus enemigos y rompería el Diseño de Dios para la humanidad. Lo que hizo Dios fue convertir esa muerte injusta en un gran bien para el mundo, pero no evitó esa muerte porque las consecuencias negativas hubieran sido mayores que las positivas, y también porque esa fue su forma de solidarizarse con nuestro propio sufrimiento y demostrarnos hasta qué punto nos ama.

¡Ay si me toca!

sufrimiento

Pero esto es la explicación filosófica de este asunto. Puede resultarle convincente o no, pero lo que está claro es que cuando un drama personal le da a usted de lleno, puede que ninguna teoría le traiga consuelo. Esto también es bueno. El sufrimiento, creemos los cristianos, tiene un sentido, nos ayuda a crecer, o al menos nos da la oportunidad de hacerlo, pero para que esa lección sea aprovechada y aprendida cada uno tiene que procesarlo y asimilarlo de un modo único y personal, como todas las grandes lecciones de la vida. Si pierdes a un hijo en la guerra o en un accidente o enfermedad o terremoto o asesinato, tendrás que buscar tu propia manera de encontrarle a ello algún sentido, y unos culparán a Dios y se rebelarán contra Él, otros por el contrario encontrarán en ese mismo Dios, que también perdió a su Hijo de forma atroz, el único consuelo posible, otros pensarán que todo fue una desgraciada casualidad o mala fortuna o lo que sea. Cada uno creará su propio camino dentro de ese sufrimiento y como consecuencia cada uno logrará de ello su propio aprendizaje, que fortalecerá su alma y lo acercará más a Dios o todo lo contrario. Ese proceso personal y subjetivo necesario en la práctica, existe al margen de este proceso universal y objetivo que estamos aquí intentando explicar conjugando la lógica y la revelación. Este artículo se dirige a su cerebro, pero si es su corazón el que en estos momentos sufre en exceso puede que nuestra teoría le resulte, en el mejor de los casos, irrelevante. O tal vez no.

En cualquier caso tenga presente que a veces Dios se sirve del sufrimiento para ayudarnos a madurar, pero otras veces Dios no ha elegido que usted cargue con ello, simplemente la línea de su vida se cruzó con las líneas de acontecimientos cuya dirección no era posible cambiar so pena de causar un mal mayor del que usted desearía haberse librado; es lo que podríamos describir en cierto modo como «mala suerte».

En realidad ¿lo malo es siempre malo?

padre - hijo

Alberto de la Hera (revista Alfa y Omega, nº 349) hace su propia reflexión sobre el tema de Dios y el mal y enfatiza una idea que nos parece también fundamental: Lo que nosotros llamamos malo tiene en realidad poco que ver con lo que realmente es malo desde la perspectiva de Dios. Para el niño de 9 años tenerse que quedar en casa preparando un examen en vez de salir a jugar con sus amigos puede ser percibido como algo malo, motivo de sufrimiento, incluso como un castigo, pero sus padres, que tienen una perspectiva mucho mayor, saben que eso es bueno para él y necesario. Pues si entre la mentalidad de un niño y sus padres hay una diferencia tan radical a la hora de percibir qué es bueno y qué es malo, imagínense qué diferencia no habrá entre nuestra diminuta mentalidad y la mentalidad infinita de Dios. Por ejemplo la muerte es nuestro nacimiento en el cielo, ¿es eso malo? Puede leer ese artículo haciendo clic aquí.

Conclusión

Dios permite el mal físico y moral porque permite la imperfección y el libre albedrío, pero no lo desea. Sin embargo Dios sabe valerse de ese mal para llevar a cabo sus planes, así que podemos decir que transforma el mal en bien. Además, ante el mal y el sufrimiento, el hombre tiene una oportunidad para crecer, está en su mano saberla aprovechar bien o no. En realidad podríamos decir que el sentido del mal es ese: dar al hombre una oportunidad para crecer y aprender a amar, en un mundo perfecto no se aprende nada… tampoco a amar.

[

Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo; y los de su partido pasarán por ella. (Sabiduría 1:13-15;2_23-24)

Pero al final de los tiempos, cuando todos hayamos completado nuestro aprendizaje, la imperfección y el sufrimiento ya no serán necesarios y entonces se llegará a la plenitud de los planes de Dios para con nosotros y para el universo, la consumación del Reino de Dios con la aparición de un nuevo cielo y una nueva tierra (Apocalipsis 21:1) en donde:

[

Él secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó. (Apocalipsis 21:4)
Nuevo Cielo
Fin

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Comentarios

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7 respuestas a “¿Provoca Dios los males naturales?”

  1. Avatar de Fontanero

    Simplemente debo decirle que ha escrito un articulo excelente y que realmente disfrute leyendo. Estoy fascinado por lo bien que expuso su material y presento sus puntos de vista. Gracias.

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    1. Avatar de Christian M. Valparaíso

      Estimado Fontanero de Murcia. Por primera vez, creo, he entrado en la carpeta de spam por ver qué había allí y entre cientos de mensajes basura he encontrado los tuyos, que inexplicablemente habían sido enviados allí. Los he rescatado, publicado, y quiero responderte para darte las gracias por tus comentarios. Espero que nuestros artículos te sigan siendo de interés.
      Un saludo y que Dios te bendiga.

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  2. Avatar de Fontanero en Murcia

    Hacia tiempo que no pasaba por tu web, porque me pareció que era pesado, pero los últimos posts son de buena calidad, así que supongo que voy a añadirte a mi lista de sitios web favoritos. Te lo mereces. Gracias.

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  3. Avatar de Dani
    Dani

    Hola Christian

    Cuando expresaste en el subtitulo: daño natural causado por Dios , el parrafo: cuando alguien pierde un hijo que Dios ha decidido ese acontecimiento, que la desgracias viene determinada por que en el diseño global para el universo, la vida de ese hijo se ha visto condicionada por acontecimientos naturales que tenían que suceder, porque Dios tuvo que hacerlo así para mantener el equilibrio global del universo, el plan divino, porque le pase o no a cada uno influirá en las vidas de otras personas. Dios ha tenido en cuenta miles, millones de factores a la hola de planificar esos acontecimientos y optó por el mal menor ( o sea se cobro la vida de un hijo)
    Favor de dar ejemplos del porque la vida de este «hijo» salvó a miles

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    1. Avatar de Christian M. Valparaíso

      Un ejemplo: Dios consintió que su propio hijo muriese para que millones de personas se salvasen.

      Otro ejemplo, ¿Has visto el cortometraje «Most»? La puedes ver hacia el final de este artículo: https://apologia21.com/2013/03/27/la-pasion-de-dios-padre/

      Es sólo por responder a tu petición, pero como comprobarás, este artículo es altamente filosófico, se trabaja con conceptos como el infinito, la posibilidad de tener en cuenta un número quasi-infinito de posibilidades, probabilidades y todas sus consecuencias, etc, etc. No puedo darte un ejemplo concreto porque yo no podría manejar todas esas variables para demostrarte un caso en el que un acontecimiento singular (sea la muerte de un hijo o el batir de una mariposa) pueda desencadenar una cadena de acontecimientos que a la larga produjeran consecuencias peores de las iniciadas. En el estudio del clima se dice eso de que el aleteo de una mariposa en Arcansas podría desencadenar un huracán en China (o algo por el estilo), indicando la misma idea que se expone en este artículo, pero no le pidas a ningún meteorólogo que te ponga un ejemplo de una mariposa que desde Arcansas haya provocado huracanes al otro lado del mundo porque ni podemos saber ni podríamos explicar los miles o millones de pasos y variables que entrarían a formar parte de esa cadena de acontecimientos.

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      1. Avatar de Dani
        Dani

        Gracias por la respuesta. Ahora si es posible, me permites hacer otra pregunta:
        Si Dios sabía que el hombre iba a sufrir, porque lo creó? ( es más tengo en claro que Dios también sufre o llora con nosotros ante n/sufrimiento)
        Me remito a hacerte esta pregunta teniendo en cuenta que durante la segunda guerra mundial murieron mas de 60 millones de personas y sobre todo el sufrimiento y muerte durante el holocausto. Bendiciones

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      2. Avatar de Christian M. Valparaíso

        Dani, ojalá conociera yo la mente de Dios para darte las respuestas que pides. No puedo responderte en su nombre pero sí puedo darte la respuesta que a mí me parece adecuada teniendo en cuenta lo que mi fe nos revela de Él.

        Dios creó al hombre por amor, para amarlo y para ser amado por él. Podría haber eliminado toda imperfección y sufrimiento y haber creado al hombre directamente en el cielo, de modo que todos desde el instante primero seríamos felices, perfectos y amaríamos a Dios con todo nuestro corazón.

        Pero eso no tendría ningún sentido. Sería como si yo quiero rodearme de seres queridos y para ello creara un montón de robots humanos programados para amarme incondicionalmente. ¿Me sentiría realmente amado si yo supiera que ellos me aman porque no pueden hacer otra cosa? Si de verdad amas a una mujer y pudieras hipnotizarla para que ella te amara a ti también, tal vez durante un tiempo disfrutaras de su relación, pero al pasar el tiempo ¿ese amor forzado te resultaría satisfactorio? Sin ir tan lejos la gente rica logra que muchos a su alrededor les «amen» y actúen como si les adorasen, pero sabemos que esos ricos no encuentran satisfacción en relaciones de las que sospechan están basadas en el mero interés y no en el auténtico y libre sentimiento, cuanto más si esas personas no sólo le amasen por interés sino por obligación.

        El verdadero amor sólo viene de una elección libre y no forzada, y el completo amor, por decisión y no por interés, dependencia o por no tener mejores opciones, viene de quien tiene un mínimo de madurez.

        Porque Dios nos ama y porque quiere que le amemos de verdad, nos creó libres y nos dio la oportunidad de crecer, madurar y poder elegir conscientemente amarle o no. Esto sólo se consigue en un contexto imperfecto que nos ofrece elecciones libres y la posibilidad de madurar. En el cielo perfecto e inmutable jamás se podría lograr esto. Dentro de nuestra limitada experiencia sabemos lo que ocurre con los niños que crecen en un entorno donde no hay dificultades ni frustraciones ni dolor ni castigos ni nada que no sea darle todo lo que quieren y evitarles todo lo malo. Se convierten en adultos superficiales, egoístas, tiranos incapaces de amar de verdad a nadie que no sean ellos mismos. En las situaciones duras se templan los caracteres, en las catástrofes surgen los héroes, el dolor, por mucho que no nos guste, nos vuelve más humanos.

        Dios no nos ha traído a este mundo para sufrir, pero sí ha querido que crezcamos en un mundo imperfecto porque es el entorno perfecto para que la gente aprenda lo que es amar y pueda elegir. No creo que Él nos envíe los males, pero sabe que nos ha puesto en un entorno donde los males ocurren, y como un buen padre nos acompaña en nuestros malos momentos, pero sabe que las cosas son como deben de ser, y por supuesto su visión de la muerte (el paso de un mundo de dificultades a un paraíso en su compañía) no es negativa como la nuestra.

        Muchos padres, preocupados porque sus hijos sean adultos maduros y buenas personas, permiten que sus hijos experimenten situaciones difíciles sabiendo que, aunque el niño sufra y no lo entienda, le están ayudando a crecer. A mí de niño me mandaron a un campamento donde estuve muchos días fuera de casa por primera vez, y al principio lo pasé mal, y mis padres lo sabían, pero no me mandaron al campamento para hacerme sufrir, sino para ayudarme a madurar, y ayudó mucho. Pues Dios hace lo mismo, solo que el campamento al que nos manda es este planeta, y al igual que mis padres hicieron, espera con impaciencia (pero sin forzarlo) el día en que volveremos con Él a casa, y entonces todo sufrimiento tendrá su fin.

        La muerte de los caídos en la Guerra Mundial supuso para ellos la vuelta a casa. Lo que para nosotros puede parecer un mal en realidad no lo es desde una perspectiva infinitamente más amplia. El sufrimiento de quienes padecieron el holocausto no es algo que Dios quiso ni que permitiera (estrictamente hablando), sino responsabilidad del hombre, que puede ser muy cruel a veces. Dios nos trae a este mundo lleno de piedras para que aprendamos a cuidar nuestros pasos, y nos deja libres para decidir. A causa de esa libertad algunos eligen usar esas piedras para apedrear al prójimo, y Dios no lo desea pero no puede impedirlo sin eliminar la libertad de quienes eligen el mal. Y si aprendiendo a caminar tropezamos una y otra vez, tampoco es del agrado de Dios, pero de eso se trata, de estar en un ambiente dificultoso para poder madurar.

        El niño pequeño que es castigado por su padre por haber obrado mal, o el que no consigue todo lo que desea, o el que se enfrenta a cosas difíciles sin que su padre quiera hacérselo todo, a menos que tenga en su padre una fe ciega, es probable que se rebele contra su situación y la rechace, y muchos incluso se rebelan contra su padre y lo rechazan, pero lo cierto es que su padre (si es un padre normal que ama a sus hijos, como hace Dios) no le permite esas dificultades, frustraciones o castigos para verlo sufrir sino porque le ama y quiere que madure y sea una buena persona.

        Yo creo que con Dios pasa lo mismo, al igual que el niño, que tiene una perspectiva muy limitada comparada con la de su padre y no puede entender que esas cosas malas sean por su bien, también los hombres, con una perspectiva infinitamente limitada con respecto a Dios, no siempre podemos entender que lo que nos pasa es por nuestro bien, y naturalmente rechazamos todo sufrimiento y dificultad. Sólo parte de la gente tiene en Dios suficiente confianza como para aceptar que todo es por nuestro bien, aunque no podamos entenderlo. Quienes no creen en Dios o no confían en Él suficientemente, o incluso no se fían de Él, entonces ni comprenden ni aceptan las dificultades y sufrimientos de este mundo porque son como niños inmaduros que lo único que buscan es el placer como si este mundo fuera el principio y el fin de nuestra existencia.

        Quedaría la cuestión de que si es bueno que suframos, ¿por qué algunos sufren poco y otros sufren muchísimo? Pues más o menos está ya respondido. Dios nos pone en un entorno difícil y al ser todos libres no puede garantizar que nuestros compañeros de viaje se vayan a portar bien o mal. Ahí entra el azar, a unos les va mejor y a otros peor, lo cual no implica necesariamente que a los que la vida les resulta más fácil tengan más suerte, ni tampoco que tengan menos, pues cada uno, según su camino y evolución, necesita cosas distintas.

        Tal vez el azar sea sólo una ilusión, tal vez dentro de la teoría que este artículo propone (pues sólo es una teoría posible) ocurra que Dios ha diseñado el mundo de tal modo que cada uno recibe en este mundo las circunstancias que necesita para crecer óptimamente (ni mucho menos necesariamente las que merece, que es otra cosa distinta). Tal vez, no puedo yo responder a eso. Pero lo mismo si el mal que me llega es algo preparado por Dios para mi bien como si el mal que me llega es fruto del azar, en un entorno preparado pero no personalizado para cada uno, en cualquier caso lo cierto es que Dios sufre con nosotros, se apiada de nuestro dolor y está siempre ahí para que nos refugiemos en Él y encontremos en Él consuelo y apoyo, y si reaccionamos adecuadamente ese mal nos servirá para crecer y ser mejores, pero si reaccionamos equivocadamente ese mal sólo nos dañará e incluso nos destruirá, ahí está nuestra libertad de elección y nuestro protagonismo para construir la persona en que nos vamos convirtiendo.

        Volviendo a tu ejemplo, que mueran 60 millones o 1 persona, que sufran horriblemente muchos miles o que sufra horriblemente 1 solo, no cambia las cosas desde el punto de vista filosófico o teológico. Las preguntas serían las mismas, sobre todo para quien lo padece.

        Así que respondamos resumidamente a tu pregunta: Si Dios sabía que el hombre iba a sufrir, por qué lo creó? Porque lo ama y quiere que su amor sea correspondido, y sabe que sólo exponiéndolo al sufrimiento podrá corresponderle de forma libre y madura. Sólo así el amor puede ser libre y verdadero. Todo esto va de amar.

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