¿Es el cristianismo una ideología más o es otra cosa? Un lector nos ha enviado la siguiente pregunta:
“El papa Francisco en su vuelo dijo que nada de ideologías en la educación sexual. A lo cual sale una persona a decir que entonces tampoco una moral sexual cristiana, ya que el cristianismo es también una ideología.
¿Cómo responder a esto? Solamente la parte de que la religión cristiana es también una ideología…”
Gustavo Chávez
Gustavo no está aquí interesado en el tema de la moral sexual en sí, sino concretamente en la cuestión de si el cristianismo es o no es una ideología, y en responder a esa cuestión dedicaremos este artículo.
Para un ateo es fácil considerar al cristianismo, por ignorancia, como una ideología más, incluso como algo parecido a un partido político, aunque no participe en el sistema político ni electoral. Para ellos ser cristiano es como ser comunista o liberal, es una forma de ver el mundo y una opinión, como cualquier otra, sobre el modelo de sociedad deseado.
Lo que aquí vamos a explicar es por qué el cristianismo no es una ideología ni una filosofía, y mucho menos una especie de partido político, pues aunque pueda tener algunos puntos en común con todo eso, va mucho más allá.
Veamos primero qué es la ideología. Lo normal en estos casos, y así se hace en casi todos los artículos que tratan de este tema, es mirar lo que dice el diccionario de la Real Academia:
ideología: Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.
Vaya, no sólo parece encajar esto con el cristianismo sino que la propia definición incluye explícitamente a la religión dentro de la ideología. Pues fin de la polémica, dirán algunos.
Sin embargo, una mirada más atenta a esa definición (que incluye la religión pero también a “una persona” cualquiera) nos muestra que no se dice que las religiones son una ideología (ni que una persona sea una ideología), sino que el conjunto de sus ideas es una ideología; de modo que se podría hablar, según esto, de la ideología del cristianismo, igual que se podría hablar de la ideología de Carlos Pérez sin con ello implicar que Carlos Pérez es una ideología.
El problema de partida es la trampa de la definición. Según cómo definamos la palabra «ideología» sacaremos unas u otras conclusiones. Cuando se define a la ideología como un conjunto de ideas, entonces toda religión puede considerarse, al menos en cierto modo, una ideología.
Pero cuando desde un punto de vista político se dice que el cristianismo es una ideología, para probar si tal cosa es cierta o no tenemos que tomar la definición de ideología que se da en el contexto de la política, pues aplicar la definición de un contexto para discutir ese mismo concepto en un contexto diferente nos llevaría al absurdo. Sería como decir que la grasa es mala para la salud (contexto alimenticio) y de ahí concluir que engrasar un motor es malo para el automóvil (contexto mecánico). Y sin embargo ese tipo de razonamientos se hace con mucha frecuencia, consciente o inconscientemente; es lo que en lógica se llama falacia del equívoco. Por tanto, puesto que estamos hablando de un contexto político, hemos de utilizar la definición de ideología que se usa en la política. Consultando diversas fuentes de tipo político hemos podido condensar la visión que allí se da sobre la ideología.
Qué es una ideología según la política
Una ideología es un conjunto de ideas, emociones y creencias colectivas compatibles entre sí ―o sea, que forman un sistema de pensamiento coherente― y que están especialmente referidas a la conducta social humana. Las ideologías describen y postulan modos de actuar sobre la realidad colectiva, bien en su globalidad (democracia, comunismo, nacionalismo, nazismo…) o bien en un aspecto concreto de ella (feminismo, ecologismo, animalismo…). Es por tanto una postura sobre cómo debe configurarse la sociedad.
La ideología tiende a conservar o a transformar el sistema social, económico, político o cultural existente. Cuenta con dos características principales: se trata de una representación de la sociedad y presenta un programa político. Es decir, reflexiona sobre cómo actúa la sociedad en su conjunto y, en base a eso, elabora un plan de acción para acercarse a lo que considera como la sociedad ideal.
Y he aquí un matiz fundamental: desde el punto de vista político, la ideología es un conjunto de ideas cuya relación con la realidad es menos importante que su objetivo, es decir, no se interesa tanto en el qué son las cosas como en el cómo deberían ser (o simplemente cómo queremos que sean).
También se puede definir como un sistema de pensamiento en el que nos apoyamos para actuar.
Y con esta definición en mente, respondamos ahora a nuestra pregunta inicial.
¿Es el cristianismo una ideología?
Para empezar, el cristianismo es asumir una verdad objetiva que nos viene revelada, mientras que la ideología es una visión del mundo sacada de un análisis subjetivo de la realidad (aunque la mayoría no analiza, sino que acepta el análisis que han hecho otros). En el cristianismo la razón puede ayudarte a entender mejor tus creencias y a comprobar que son coherentes y tienen sentido, pero no es el origen de esas creencias (eso sería la filosofía). La ideología, que surge de un análisis de la realidad es, por el contrario, subjetiva, pues de una misma realidad diferentes personas hacen análisis muy diferentes, llegando a ideologías que pueden ser incluso opuestas. La ideología, por tanto, no es esencialmente un conocimiento de la realidad, sino la actitud personal que uno decide adoptar frente a esa realidad.
Si un comunista choca con un capitalista no es tanto porque no coincidan en su visión de la realidad sino porque han tomado posturas opuestas respecto a cómo debería ser esa realidad. Ambos podrían incluso coincidir en su visión de la sociedad y hacer el mismo análisis de la situación, pero diferirían en la valoración de esa misma realidad; lo que para uno es deseable para otro es aborrecible, lo que para uno es justicia (recompensa al mérito) para otro es injusticia (desigualdad). El cristiano, sin embargo, se diferencia del ateo no porque ambos adopten posturas personales diferentes ante la realidad, sino porque tienen una visión absolutamente diferente de qué es la realidad.
De aquí sacamos una diferencia fundamental: la ideología te lleva a plantearte cómo quiero yo que sea la realidad (subjetividad); el cristianismo te enseña qué es la realidad (objetividad).
El comunismo, el feminismo o el fascismo es decidir ver el mundo desde una perspectiva concreta, pero no es asumir una verdad, sino una actitud. Otro ejemplo: la democracia. Si yo soy demócrata tengo una determinada visión de la sociedad. No de la vida, sino de cómo debería funcionar la sociedad. Pero creer que el poder debe residir en el pueblo, que todos somos iguales ante la ley, etc. no es algo relacionado con el concepto de verdad, sino con el de justicia. Las ideologías no están relacionadas con la Verdad, con qué es la realidad, sino al contrario, están relacionadas con cómo debería ser la realidad, están normalmente relacionadas con la justicia o en ocasiones con algo tan prosaico como la conveniencia.
Tanto la ideología como el cristianismo buscan la transformación, pero también aquí hay una diferencia fundamental. La ideología busca transformar la sociedad, lograr un mundo mejor; el cristianismo mueve al individuo a transformarse a sí mismo, a ser una persona mejor, y sólo a partir de ahí tiene sentido el anhelo de transformar la sociedad por amor al prójimo. Por muy social que pueda ser el cristianismo, si un cristiano quedara como único habitante del planeta podría seguir llevando una vida de cristiano, pero si un comunista fuese la única persona en este mundo no tendría sentido decir que es o que lleva vida de comunista, pues el comunismo no se ocupa del individuo, sino del funcionamiento de la sociedad; si no hay sociedad el individuo puede tener sus ideas, pero ya no podría hablarse de ideología política.
Nosotros somos cristianos porque creemos que Dios existe, que se hizo carne en Jesús y que nos reveló una parte de la realidad que de otro modo sería para nosotros inalcanzable. La ciencia nos revela cómo funciona el plano físico, el cristianismo nos revela cómo funciona el plano espiritual. Nadie diría que asumir la ciencia como la descripción de la realidad sea una ideología, sino simplemente aprender y aceptar la verdad. Pues el cristianismo en cuanto a conocimiento es también eso, sólo que aplicado al plano espiritual.
Creer en Jesús y sus doctrinas no es ideología sino aprender y aceptar la verdad. Y desde luego tiene poco que ver con un partido político. Un comunista es comunista, no puede ser de derechas o democratacristiano, pues entraría en contradicción. Pero un cristiano puede estar a favor de la democracia o de la dictadura, puede ser comunista o de extrema derecha o de centro o liberal o lo que quiera, porque son dos cosas diferentes.
Ciertamente se puede decir que ciertas ideologías (posturas políticas) son más o menos compatibles o coherentes con el cristianismo, pero ahí no se alcanzaría un consenso general; mientras unos consideran que un buen cristiano tendría que ser de derechas, otros creen que debería ser comunista, etc. Y eso se debe a que para decidir qué ideología encaja mejor con el cristianismo es necesario hacer un análisis de la sociedad y tomar una postura personal, una decisión sobre qué modelo de sociedad queremos, pero precisamente ahí nos estamos metiendo ya de lleno en el terreno de la ideología y no de la religión. Así podemos decir que un cristiano comunista es cristiano por religión y comunista por ideología, no que el cristianismo sea una ideología de tipo comunista. Incluso la parte social de las enseñanzas de Jesús son principios generales que un cristiano puede defender y desarrollar tanto desde de un modelo comunista como desde de un modelo capitalista, desde una democracia o desde una dictadura.
Lo mismo ocurre en otros campos con claras repercusiones sociales, como el de la moral. Por ejemplo, los cristianos no creemos que el ahora llamado “modelo tradicional” de matrimonio (un hombre y una mujer) sea el modelo único y correcto porque nos parece el más bonito o porque seamos unos carcas o porque odiemos a los homosexuales etc, sino porque creemos que Dios así lo ha establecido, igual que ha establecido que las estrellas emitan luz y calor, por lo que otros modelos de unión no pueden ser considerados matrimonio del mismo modo que Marte nunca será una estrella aunque una nueva ley lo ordenara así. Sin embargo el que comparte la ideología de género no lo hace porque eso sea «la verdad», pues el apoyo a las uniones homosexuales o a la poligamia etc. no tiene nada que ver con la verdad o con la mentira sino con una forma de ver la vida que aprueba o desaprueba eso, es decir, ni siquiera para ellos tiene sentido tratarlo en términos de verdad o mentira, sino que lo ven como una decisión social que, como mucho, estaría relacionada con un particular concepto de la justicia (“ellos también tienen derecho”). Si el día de mañana el animalismo pide que se considere también matrimonio la unión de una persona y un perro que se quieren, no lo harán alegando que eso es verdad, sino diciendo probablemente que una persona tiene derecho a casarse con cualquier persona o animal al que ame, pues el amor no entiende de género, ni de razas… ni de barreras biológicas. Desligado el matrimonio de la procreación ¿por qué no una mujer y su perro? Ellos también tendrían derecho. Para ellos el matrimonio no es una realidad sino una convención social y como tal puede ser constantemente redefinida; para los cristianos el matrimonio es una realidad objetiva, un sacramento, algo que de dos personas (hombre y mujer) crea una unidad superior.
Antes dijimos que la ciencia nos informa de cómo es el mundo físico y la religión nos informa de cómo es el mundo espiritual. Pero tampoco es correcto equiparar la religión a la ciencia como si simplemente fueran dos fuentes complementarias de conocimiento. La ciencia es puro conocimiento práctico, nos dice cómo funcionan las cosas pero no nos dice nada del significado de las cosas ni de su sentido ni de qué deberíamos hacer al respecto. La religión no sólo nos dice cómo funciona el plano espiritual, sino que además nos dice cuál es el sentido de todo, incluido el plano físico, orientando y dando sentido a la vida de cada uno. La ciencia es conocimiento y el cristianismo es conocimiento y sobre todo Camino.
Pero también tienen en común que ni la religión ni la ciencia pueden considerarse una ideología (aunque ambas puedan generar ideologías). La ciencia es una fuente parcial de conocimiento y la religión, además de ser una fuente complementaria de conocimiento, es también lo que da sentido a la vida. Los cristianos creemos que ese sentido no es una postura personal ni una manera de ver las cosas (como hacen las ideologías), sino una realidad revelada. No creemos que sea así, no nos parece que sea así, no decidimos que sea así, sabemos, porque Dios nos lo ha dicho, que las cosas son así, incluso aunque nos parezca mejor o peor (algo que muchos olvidan), del mismo modo que cuando el hierro entra en contacto con el oxígeno se oxida, independientemente de que eso nos pudiera parecer mejor o peor.
Por lo tanto, por todo lo que hemos visto, ni la ciencia ni la religión son por sí mismas ninguna forma de ideología nacida de la subjetividad, sino formas de conocimiento surgidas de la objetividad. Ambas, cada una en su ámbito, tienen como objetivo el conocimiento de la realidad, la Verdad, lo que es, frente a las ideologías, que tienen como objetivo la transformación de la realidad según una postura personal subjetiva.
Otra cosa muy diferente es el hecho de que muchos cristianos vivan su fe como si fuera una ideología, pero eso no es el cristianismo, sino una perversión del cristianismo. Igual que puede ocurrir lo contrario, que una ideología intente apropiarse del cristianismo y hacerlo suyo o que una ideología se intente hacer pasar por cristianismo (como la Teología de la Liberación). Pero en esos casos no tenemos al cristianismo, sino cristianismo mezclado con ideologías externas.
Ser cristiano no es simplemente tomar una postura ante la vida, es ser consciente de que nos han revelado “EL” sentido de la vida y eso nos empuja irremediablemente a vivirla de acuerdo a lo que es: un camino (individual y comunitario) de salvación.
Y para finalizar, el cristianismo, como religión que es, no es simplemente un conjunto de creencias o una visión del mundo, es por encima de eso una vivencia, una relación con Dios. Es asumir que nuestra vida tiene sentido en cuanto a que nuestro objetivo es el de buscar y profundizar una relación con nuestro creador, y ese elemento de relación y trascendencia no existe ni en la ciencia (que es sólo conocimiento) ni en las ideologías (que son sólo opciones, opiniones y creencias) ni en las filosofías (que no tienen más guía que el raciocinio personal).
Por tanto el cristianismo tiene puntos en común con las ideologías, pero es mucho más que eso, tiene ideología, tiene filosofía, tiene conocimiento de la realidad y de la verdad. Pero esos elementos están en el cristianismo como elementos secundarios derivados de su esencia, mas de ningún modo son la esencia de nuestra fe, que no es otra que la trascendencia en una continua búsqueda de la unión con Dios, origen y fin de todo lo que el cristianismo representa.
El cristianismo y la ideología buscan ambos la mejora y la transformación, pero hay una diferencia importante con consecuencias igualmente importantes. El cristianismo se dirige al individuo como parte de la comunidad, y busca transformar a los individuos, lo que lógicamente llevará a una transformación de la sociedad si está formada por personas mejores. La ideología busca el proceso inverso, transformar la sociedad, de modo que desde la sociedad los individuos se ven presionados para ajustarse a ese modelo social. Esta forma, llevada a extremos, puede derivar (como de hecho frecuentemente ha derivado) en experimentos sociales, a menudo desastrosos, que coartan la libertad del individuo e intentan imponerles unos valores desde arriba, les convenzan o no. También tenemos casos en los que la ideología y la religión se mezclan y esa misma presión se ejerce con excusas religiosas, pero incluso en esos casos es la parte ideológica la que se impone sobre el individuo, nunca la religión cristiana, que tiene como axioma la libertad de conciencia y la libertad personal.
APÉNDICE A
La anécdota del papa en el avión que ha motivado la escritura de este artículo ha sido enviada por un lector que preguntaba exclusivamente por la cuestión de si el cristianismo es o no es una ideología, pero no queremos abandonar tampoco la cuestión de si la persona que interpeló al papa tenía o no razón al declarar que la moral sexual cristiana es simplemente una opinión más entre otras. Según esa persona, y otras muchas, si enseñar la ideología de género en la escuela es adoctrinamiento ideológico, el mismo caso sería si se enseñara la moral sexual cristiana.
Para un creyente debe de estar claro que la moral sexual de la Iglesia no es simplemente la postura de la Iglesia, como si fueran las directrices de un partido político. Se trata de la manifestación de la Ley Natural establecida por Dios, y apartarse de esa ley es ir contra natura (y contra Dios), es pervertir la esencia de nuestra humanidad. Por lo tanto, independientemente de la ideología que un cristiano pueda adquirir, no puede nunca ir contra natura ni permitir que otros, incluido el mismísimo Estado, implanten esa ideología en nuestros hijos. Dicho de otro modo, un cristiano jamás podrá aceptar la ideología de género si pretende ser coherente con su fe.
Pero el fundamento de todo ello es Dios, y para un ateo, que no cree en Dios, la moral cristiana no es el reflejo de las leyes divinas, sino simplemente la postura de un colectivo social concreto. Un ateo que defienda la ideología de género ha de temer a Darwin más de lo que teme a Dios, pues para él Dios no existe y por tanto no puede ser utilizado como argumento, pero Darwin sí es para él una gran fuente de ciencia, y por tanto de verdad. Si les explicamos que la ideología de género es una perversión de las leyes de la evolución natural, probablemente tengamos más posibilidades de hacer que entiendan su error, pues aunque esas leyes naturales vengan de Dios, con ese enfoque estaremos hablando con ellos un lenguaje que pueden entender, y sobre unas bases que también ellos pueden aceptar.
Sin embargo, en otro orden de cosas, dada la situación actual no podemos decir que la moral cristiana y la ideología de género están igual de legitimadas para el aula. La ideología de género es un fenómeno muy reciente que ha surgido en contra del criterio común de la mayoría e incluso en contra del sentido común de la inmensa mayoría. Ha sido una ideología cocinada en organismos de la ONU principalmente e impuesta desde arriba. Eso choca con el derecho de los padres a educar a sus hijos en la moral que consideran apropiada. Y si una sociedad concreta tiene ya mucha disparidad de opiniones en esta materia, lo correcto (socialmente hablando), y lo democrático sería dejar el tema de la moral sexual en manos de los padres, para que cada familia transmita los valores que considere, en lugar de imponer a todos la visión de un grupo.
Así que ¿qué le respondería yo a la persona que dijo que si quitamos la ideología de género de las aulas con la misma razón tendríamos que quitar la moral sexual cristiana de las aulas? Pues yo le respondería que si la gran mayoría de los alumnos no vienen de familias cristianas, efectivamente quitaría toda formación sexual de la escuela en cuanto a que es un tema donde no hay un claro consenso social, y luego que cada padre les dé a sus hijos la formación que quiera en ese tema, o que esas cosas se traten en clases o asignaturas opcionales, pero no con imposición general. La escuela puede y debe transmitir valores donde hay un claro consenso social, y en caso contrario debe abstenerse, de lo contrario sería adoctrinamiento con imposición.
Pero en este caso hay otro argumento a favor de lo que dijo el papa. Desde “el principio de los tiempos” hasta hace unos pocos años, el concepto sexual de hombre y mujer ha sido siempre el mismo. Si ahora pretenden educar a los niños creando conceptos absolutamente inéditos y en oposición con la naturaleza y el sentido común, se puede decir que esas ideas son claramente el producto de una ideología, mientras que dejar las cosas como han estado siempre podría considerarse una ausencia de ideología o, como mínimo, una ideología completamente neutra. El Estado no debería implicarse en cambios tan radicales y tan novedosos y con tantas consecuencias cuando ni siquiera hay un claro consenso social a favor de ese cambio.
Por lo demás, no era el objetivo de este artículo desmontar la ideología de género, que merecería todo un artículo dedicado expresamente a ello, ni tampoco explayarnos en qué es exactamente el cristianismo, sino sólo establecer con claridad por qué el cristianismo no es una ideología, así que aquí lo dejamos.
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