Alfonso nos ha planteado sus dudas sobre si la Iglesia Católica actual está realmente en la misma línea que los cristianos primitivos en tres asuntos concretos: la doctrina del milenarismo (o reinado de Cristo durante 1000 años), la Eucaristía (diferencias entre Oriente y Occidente) y el Bautismo (por inmersión o por aspersión). Aquí respondemos a su carta e intentaremos aclarar sus dudas sobre lo que nos plantea. Empecemos presentando su mensaje.
CARTA
Estimados amigos
Seria interesante que comentaran acerca de una interpretación que por lo que entiendo es actualmente alegórica, aunque por lo que se, los primeros cristianos lo interpretaron como literal. Me refiero al Milenarismo o el Reinado de Mil años de Cristo que se encuentran en el Capitulo 20 de Apocalipsis o Revelación. Ustedes hablan que la tradición de la iglesia preserva y conserva la verdadera y apropiada interpretación de la Sagrada Escrituras, basada en como lo interpretaron los primeros cristianos (que supongo que serán los del siglo II y III por mucho), y que así es la intepretación actual de la Iglesia Católica. Sin embargo, este ejemplo en particular se sale de dicho parámetro.
Otro ejemplo que seria bueno que comentaran es respecto a la celebración de la Eucaristía o el bautismo, ya que por ejemplo en el caso del primero se que hubo dos posiciones divergentes respecto a la frecuencia y el cuando celebrarla, y allí estaba metido San Policarpo con una tradicion y la Iglesia de Roma con otra.
Finalmente, en el caso del bautismo no estoy seguro y no hay problema que me corrijan, pero el bautismo por aspersión que actualmente se hace en la Iglesia Católica no ha sido del todo la forma tradicional que efectuaron los Apóstoles y los primeros cristianos el bautismo. Ahora bien, si de verdad entre las diferentes formas estaba la aspersión, quisiera saber porque hoy día, es tan poco común, por no decir que jamas de los jamases he visto que se haga bautismo por inmersión o se vea en las iglesias pilas grandes para inmersión sino solo pequeñitas de aspersión. Entiendo que en la ortodoxa si se hace por inmersión pero las católicas, que yo sepa, jamas, incluso en bautismo de adultos.
Ojala estos tres ejemlos los puedan discutir, enlazados con respecto a la Tradición Apostólica y la Biblia, ya que cualquier iglesia protestante o milenarista bien podría objetar parte de lo que mencionaron en este articulo. Ojala me puedan aclarar estas cuestiones, ¿que opinion les merece a ustedes?.
Gracias y saludos cordiales.
Saludos Alfonso y gracias por tu comentario. Si temes que en esos asuntos la Iglesia Católica haya podido alejarse de la Tradición de la Iglesia primitiva, no temas. Intentaré a ver si puedo responderte con claridad a las tres cuestiones que planteas y mostrarte que en los tres casos permanecemos fieles a las creencias y costumbres de los cristianos de los siglos I-III. Empecemos por el más sencillo de ellos:
El Bautismo
La Iglesia Católica admite tres formas de bautizar: por inmersión, por ablución (también llamado infusión) y por aspersión (solo en el caso de que las anteriores no sean posible). No es cierto, como crees, que los católicos no utilicen la forma de inmersión, aunque es cierto que es muy minoritaria, pero se usa. La inmersión es la única que hoy se practica en las iglesias orientales (sean católicas u ortodoxas), pero la Iglesia primitiva (al igual que nosotros hoy) admitía y practicaba las tres formas de bautismo. El libro de ritual cristiano más antiguo que existe es la Didaché (de mediados del siglo primero o, según otros, del segundo) y allí se menciona el bautismo por inmersión pero también la fórmula consistente en derramar agua tres veces sobre la cabeza del neófito, o sea, la ablución actual. San Agustín también habla de ablución. Cipriano de Cartago afirma que ya de antiguo se usaba la aspersión en el caso de enfermos, etc. en los que no era recomendable o posible la ablución (el mismo argumento que seguimos usando hoy los católicos). El día de Pentecostés, cuando se nos dice que 3000 personas fueron bautizadas al final del discurso de Pedro, dentro de Jerusalén, normalmente se supone que lo fueron por aspersión, o como mucho por ablución, pero no se puede sumergir en agua ¿agua de dónde? a 3000 personas en cuestión de unas horas, algo espontáneo e imprevisto. El Código de derecho canónico de 1983, que si no me equivoco es la legislación más reciente que tenemos sobre el bautismo, indica que el bautismo se ha de administrar por inmersión o por infusión (=ablución), de acuerdo con las normas establecidas por cada Conferencia episcopal. Por lo tanto este asunto de si inmersión o ablución se puede plantear como polémica discutible si solo tenemos la Biblia, pero precisamente es la Tradición nacida de la Iglesia primitiva la que nos permite decir que hoy, como entonces, seguimos fieles a las formas originales de bautizar. Incluso buena parte de las denominaciones protestantes, que solo siguen la Biblia y rechazan la Tradición, usan el bautismo por ablución.
(La Eucaristía) Fecha de la Pascua
Mencionas una diferencia entre San Policarpo (discípulo de San Juan) y el papa (San Aniceto) en torno a la Eucaristía. Creo que te estás confundiendo. No había ninguna discusión en torno a la eucaristía, de hecho cuando San Policarpo llegó a Roma, el papa le invitó a celebrar la eucaristía en su iglesia como signo de deferencia. Imagino que te estás refiriendo a la discusión sobre cuál debería ser la fecha de celebración de la Pascua, pues en ese asunto Oriente y Occidente no se ponían de acuerdo y ese fue el motivo de que San Policarpo viajara a Roma a hablar con el papa.
Este asunto no era un tema doctrinal, sino de opiniones distintas en cuanto a la mejor fecha para celebrar la Pascua. La Pascua cristiana se celebraba siguiendo el calendario lunar judío. La Pascua judía era el 14 del mes de Nisán, que es cuando murió Jesús, y luego resucitó al domingo siguiente, así que los cristianos celebraban la Pascua el domingo siguiente a la Pascua judía. Sin embargo las iglesias de Asia (Jerusalén y Antioquía) no celebraban la Pascua cristiana el domingo, sino el 14 de Nisán, independientemente de qué día de la semana fuera. Total, que ellos celebraban el día de la muerte de Jesús y los demás celebraban el domingo en el que Jesús resucitó. Las iglesias de Asia Menor defendían su fecha porque seguían la tradición del apóstol Juan y no podían cambiarla, y el resto de iglesias, encabezadas por Roma, defendían la suya porque seguían la tradición de los apóstoles Pedro y Pablo. El obispo de Esmirna, San Policarpo, que fue discípulo del mismísimo San Juan Evangelista, viajó a Roma en torno al año 150 para intentar convencer al papa de celebrar la Pascua según lo hacía San Juan, pero el papa se sentía limitado por la tradición de Pedro. Al final no hubo acuerdo pero el papa consintió en que Jerusalén y Antioquía siguiesen celebrando su fecha de Pascua sin que ello supusiera ninguna ruptura en la Iglesia. Lo más probable pues es que ya los mismos apóstoles conmemorasen días distintos y así sus iglesias heredaron tradiciones distintas en ese aspecto. Al no ser un asunto doctrinal, no supuso demasiado conflicto al principio, aunque con el tiempo sí aumentaron los roces y la postura asiática fue ganando adeptos en oriente. Finalmente el Concilio de Nicea (año 325) toma una decisión al respecto y se establece para toda la cristiandad la celebración de la Pascua cristiana el domingo, o sea, la tradición romana (y la mayoritaria).
Curiosamente, siglos más tarde, ya separadas la Iglesia Católica de occidente de la Ortodoxa de oriente, la fecha de celebración vuelve a diferenciarse, pero esta vez por motivos púramente técnicos. El calendario juliano (de Julio César) tenía un desfase que con el paso de los siglos se hizo muy patente. El papa Gregorio XIII creó un comité internacional de científicos para reformar el calendario juliano siguiendo las investigaciones de la universidad de Salamanca. Así se creó el calendario gregoriano. La reforma del papa Gregorio se hizo precisamente para respetar con la mayor rigurosidad posible el acuerdo de Nicea, según el cual la Pascua debía celebrarse en el domingo siguiente al primer día de luna llena de primavera (pues cuando Jesús murió la Pascua cayó en viernes y con luna llena, resucitando el domingo siguiente). La bula papal, firmada el 24 de febrero de 1582, decía así:
«Con objeto de que el equinoccio vernal, que fue fijado por los padres del Concilio de Nicea en las duodécimas calendas de abril [21 de marzo], se devuelva a dicha fecha, prescribimos y ordenamos que se eliminen de octubre del año 1582 los diez días que van del tercero después de las nonas [el día cinco] hasta el día previo a los idus [día 14], ambos incluidos…«.
Los países ortodoxos no aceptaron el cambio por venir de un papa, y siguieron con el calendario juliano hasta el siglo XX, y aún hoy mantienen el calendario juliano para calcular sus fechas litúrgicas, así que el resultado actual es que tanto católicos como ortodoxos cumplimos fielmente el acuerdo de Nicea y sin embargo a menudo celebramos la Pascua en semanas distintas por motivo de seguir calendarios diferentes.
El Milenarismo
Este es un tema extraordinariamente complejo por dos motivos. Primero porque no lo encontramos en los evangelios o epístolas sino en el Apocalipsis, un libro escrito mediante alegorías cuya interpretación está abierta a muy diferentes interpretaciones. Segundo porque bajo el término «milenarismo» se engloba una gran cantidad de doctrinas u opiniones muy diversas e incluso contradictorias. Por eso si nos hacemos la pregunta de si la Iglesia actual o la primitiva defendían o no el milenarismo, habría que empezar por aclarar exactamente de qué tipo de milenarismo estamos hablando.
La primera defensa clara del milenarismo la tenemos a finales del siglo primero por parte del hereje gnóstico Cerinto, que lo asume como una especie de paraíso islámico terrenal de placeres sensuales, y eso claramente no es lo que ni antes ni ahora puede la Iglesia defender. Pero la idea de un reino de mil años (reales o simbólicos) en la que Jesús vendría a la tierra a reinar es algo que desde el principio (o casi desde el principio) ha estado en la Tradición, especialmente si incluimos en el concepto de «milenarismo» la idea en sí de «el Reino de Dios». En el padrenuestro, cuando decimos «venga a nosotros tu Reino» algunos interpretan que se refiere a ese reino de mil años del que habla el Apocalipsis, y también encuentran apoyo en esta idea las menciones que el Nuevo Testamento hace de Jesús como rey, pero recordemos también lo que Jesús le dijo a Pilatos claramente: «mi reino no es de este mundo» (Juan 18:36), o sea, sí se reconoce como rey pero no dice que lo sea en la tierra, aunque los milenaristas añadirían «por ahora no, pero sí en un futuro».
Entre los primeros cristianos algunos (incluidos algunos muy insignes) lo defendieron, pero no consiguió ningún consenso que le permitiera oficializarse. Así vemos que en el credo de Nicea-Constantinopla se reconoce la creencia en la resurrección de los muertos y la vida de un mundo futuro, pero nada se menciona de ese posible reinado literal. De hecho lo único que afirma sobre la segunda venida de Cristo es esto:
«… y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.»
No se habla de que volverá a la Tierra con gloria a juzgarnos y su reino aquí en la tierra durará 1000 años. Se habla de que instaurará un reino «que no tendrá fin», y ese reino eterno solo puede ocurrir en el cielo, pues el mismo Jesús nos dijo que «el cielo y la tierra pasarán más mi palabra será eterna» (Mateo 24:35). Yo no veo ahí nada de un reino terrenal ni de mil años ni de nada, pero entre los milenaristas encontramos diferentes creencias en cuanto al orden de los acontecimientos, así que algunos sitúan los mil años antes del Juicio, otros después, otros a partir de la Resurrección, etc. El resultado es que Nicea, que no se había preocupado del asunto del milenarismo, no lo apoya pero tampoco le cierra la puerta al cien por cien.
En la mitad oriental las formas de milenarismo tienen cierto florecimiento a principios del II para virtualmente desaparecer a finales del siglo III, y en la occidental lo hacen más tarde, aunque al aproximarse el año 1000 se ve un reavivamiento del milenarismo. Finalmente el papa Pío XII condena el milenarismo en el 1944, pero eso no quiere decir que el milenarismo quedara definitivamente descartado, pues como hemos dicho, «milenarismos» hay muchos y lo que el papa condenó fue un tipo de milenarismo.
Incluso dentro de la Iglesia católica actual algunos (pocos) defienden ese reino terrenal de mil años, la mayoría sudamericanos influidos por la obra del Padre Lacunza. Así que podemos decir que también en este aspecto la Iglesia actual es fiel a la Tradición de los primeros siglos, pues el tema entonces estaba, y sigue estando, abierto. Nunca ha sido incluido entre los dogmas pero tampoco ningún concilio ha zanjado el asunto declarando oficialmente cuál es exactamente la interpretación que debemos dar a ese reino de mil años que dice el Apocalipsis.
Es un caso parecido al del limbo, cuando Benedicto XVI afirmó que la Iglesia no está en condiciones de afirmar si existe o no, que durante siglos fue una hipótesis de trabajo pero nunca un dogma, y que ahora claramente se inclina por la idea de que no existe (ver artículo). Pues igualmente el milenarismo, interpretado como un reino terreno de Jesús, es una idea que siempre rondó entre las filas cristianas (con sus épocas mejores y peores) pero que nunca ha sido doctrina oficial, y la Iglesia tampoco se ha posicionado nunca oficialmente sobre ese tema, aunque como ya hemos comentado, sí rechaza frontalmente ciertas interpretaciones milenaristas, sobre todo cuando intentan primar lo temporal frente a lo espiritual al estilo del Mesías esperado por los judíos que sería un líder político-militar. El rechazo de la Iglesia a este tipo de milenarismo terrenal lo vemos ya claramente expresado en Eusebio de Cesarea (principios siglo III) cuando dice:
«Esta es la doctrina que enseñaba Cerinto: el reino de Cristo será terrenal. Y como amaba el cuerpo y era del todo carnal, imaginaba que iba a encontrar aquellas satisfacciones a las que anhelaba, las del vientre y del bajo vientre, es decir del comer, del beber, del matrimonio: en medio de fiestas, sacrificios e inmolaciones de víctimas sagradas, mediante lo cual intentó hacer más aceptables tales tesis.»
La idea cristiana es que el Reino de Dios es terrenal y espiritual, ya está aquí pero todavía no está (semilla de sésamo), por eso es fácil encontrar formas diferentes de explicar ese reino en cuanto uno pone más énfasis en un aspecto o en otro. Por eso también la teología de la Liberación fue condenada, por poner casi todo el énfasis en el aspecto terrenal del reino y sobre todo pretender que ese reino terrenal de Cristo llegaría gracias a nuestro propio esfuerzo e incluso violencia (lo cual no implica que los buenos cristianos deban sentarse a esperar la acción de Dios en lugar de luchar por la justicia y colaborar con él). Un paso más allá había dado el milenarismo en el siglo XIX, cuando un similar énfasis en la parte terrenal del reino creó un caldo de cultivo entre ciertos pensadores que alimentó a lo que luego sería el comunismo, pues tras alabar la justicia y felicidad de ese reino terrenal, terminaron por despojarlo completamente de todo aspecto espiritual y divino y dejarlo en un reino que el hombre (en concreto el obrero) tenía que conquistar con sus propias armas, negando totalmente a Dios, y Jesús pasó de ser el Rey de ese paraíso a convertirse en un falso mito que era el principal obstáculo para conquistar ese paraíso.
Resumiendo: la realidad es que la Iglesia Católica nunca ha condenado el milenarismo precisamente por mantenerse fiel a la Tradición, pues dentro de las primeras generaciones de cristianos nos encontramos con que parte de ellos defendían esa doctrina, así que podemos decir que aunque la Iglesia oficialmente no apoya esa idea, tampoco se opone, y deja la puerta abierta a la posibilidad, aunque condena con claridad ciertas versiones del milenarismo que despojan al reino de Cristo de la espiritualidad y gracia divina que en todo caso le correspondería. También se rechazan con claridad formas milenaristas como las de los Testigos de Jehová, que han enfatizado tanto el aspecto terrenal de ese reinado de Cristo que han llegado a negar su carácter espiritual, situándose en la estela herética de Cerinto, pues ellos creen que al final de los tiempos resucitaremos para vivir físicamente en este mismo planeta, aunque renovado, y no en un reino espiritual en el cielo. Esas concepciones milenaristas sí que no tienen cabida entre los católicos del mismo modo que los primeros cristianos rechazaron la herejía de Cerinto.
Ojalá esto haya podido aclarar tus dudas y las de cualquier otro católico que las compartiera.
Un abrazo Alfonso
Christian
Cuando dices: «Al no ser un asunto doctrinal, no supuso demasiado conflicto al principio, aunque con el tiempo sí aumentaron los roces y la postura asiática fue ganando adeptos en oriente»
La verdad es que si hubo conflicto y los cuartodecimanos fueron excomulgados por continuar con la practica pascual hebrea del 14 de Nisan. En los años sucesivos siguieron atacando a los cristianos ortodoxos cuartodecimandos hasta que acabaron con ellos. Así claramente se alcanzaba el objetivo.
¿Cómo Juan, el apóstol amado por Jesús iba a crear una doctrina diferente a la que observaban los demás apóstoles? ¿Ustedes creen que por capricho Juan celebraba el 14 de Nisan? Si Pablo, que circuncidó a Timoteo, observaba la tradición judía. ¿Ustedes creen que celebraba la Pascua el día Domingo? Fue recién en el 325 cuando esto cambió. La separación del cristianismo del judaísmo ocurre porque los cristianos querían diferenciarse de los judíos ya que a estos el imperio romano los perseguía debido a que el pueblo judío buscaba su independencia. Y como en un comienzo los romanos no diferenciaban entre cristianos y judíos, los mataban a todos por igual.
Ojalá que con las respuestas que se den se utilice un poco más de biografía, para saber de donde extraen sus respuestas. Yo me baso en el libro: El judaísmo de San Pablo de Mario J. Sabán. Léanlo, muy bueno!
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como has observado, no decimos que no hubo conflicto, decimos» no supuso demasiado conflicto al principio», luego sí fue causa de conflicto, por eso el Concilio decidió zanjar el asunto. Tampoco sugiere el artículo que el apóstol Juan celebrara la Pascua el día equivocado, el artículo lo que dice es que ambas formas de elegir la fecha eran correctas, cada una a su manera, por eso no se pusieron de acuerdo en cuál era la mejor forma de elegir la fecha. Y de nuevo digo, «al no ser un asunto doctrinal», no veo por qué no pudo haber diferencia en la fecha que usó Juan y la que usara Pedro o cualquier otro apóstol. Si todos los apóstoles hubieran celebrado la Pascua cristiana en la misma fecha, entonces todas las iglesias habrían estado desde el principio celebrándola en el mismo día, y no fue así, pues ya en el siglo primero tenemos las dos formas diferentes de elegir la fecha. Recuerda que San Policarpo es discípulo de Juan, y cuando va a hablar con el papa éste le argumenta que ellos desde siempre han celebrado la Pascua en la otra fecha, así que no es una innovación que cree la iglesia de Roma o de cualquier otra ciudad pasado el tiempo, sino que cada iglesia aduce que desde el principio han celebrado esa fecha y por eso no se sienten legitimados para cambiarla. En cuanto a la bibliografía, ten en cuenta que esta no es una página de estudios eruditos, sino una página de divulgación, y cuando se divulga algo se traslada al gran público la visión general de un tema. Para un erudito las páginas divulgativas se quedan cortas, pues ellos buscan otra cosa, y para ellos hay otras páginas y libros, espero que lo entiendas. De todas formas, perdona si me equivoco, me parece que más que la Pascua de Resurrección en concreto lo que tú crees es tal vez que la innovación posterior fue, en general, pasar a celebrar el domingo en vez del sábado. Si ese es el caso te recomiendo otro artículo nuestro donde discutimos ese tema. Al final del artículo hay un enlace a «Apéndices» en donde se dan más testimonios, citas, etc. en apoyo del argumento allí tratado: https://apologia21.wordpress.com/2014/08/14/adventistas-constantino-y-la-eleccion-del-domingo/
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Muy buen artículo. En cuanto al tema de la Eucaristía tengo una duda. Los Testigos de Jehová celebran sólo una misa cada año en pascua. Nosotros los Católicos la celebramos diariamente. Esta periodicidad de poder celebrar diario la misa de dónde viene? Saludos y felicidades por los artículos.
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Los primeros cristianos celebraban la eucaristía una vez por semana, cada domingo. Por eso la Iglesia establece que la misa dominical es obligatoria, pero no la misa del resto de días. La misa diaria se fue generalizando más tarde, creo que en el siglo V o así pero no recuerdo. La Iglesia la considera como un plus, un regalo, pero no algo esencial. Lo que no tiene base bíblica es lo de celebrarla solo en Pascua. Supongo que ellos se basan en que Jesús partió el pan en Pascua y dijo «haced esto en commemoración mía», así que ellos lo commemoran solo en Pascua, pero al poco de resucitar ya vemos a Jesús repitiendo la eucaristía en la cena de Emaús, y en repetidas ocasiones se nos cuenta en Hechos y epístolas que los cristianos se reunían los domingos (todos) a partir el pan, y por supuesto los textos de la Iglesia primitiva así lo confirman también.
Espero aclarar con esto tu curiosidad. Un saludo
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