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¿Señor, Jehová o Yahvé? sobre los nombres de Dios

Portada: Señor, Jehová o Yahvé

Cuando en el Antiguo Testamento aparece el nombre de Dios, los católicos suelen transcribirlo como “el Señor” (o a veces “Yahvé”). Pero se usa “Jehová” entre algunos protestantes, y también entre algunos evangélicos y paraprotestantes*. De hecho el nombre “Jehová” hoy en día ha quedado asociado a ciertas denominaciones, muy especialmente a quienes llevan su nombre: “Los testigos de Jehová”.

* Se llama paraprotestantes a diversas religiones surgidas del protestantismo pero que no son propiamente cristianas, aunque usen la Biblia como libro sagrado. Un cristiano tiene que creer que sólo hay un dios, que Dios es uno y trino, que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, y que resucitó en cuerpo y alma. Los paraprotestantes más conocidos son los testigos de Jehová y los mormones.

Más de una vez oímos desde ciertos sectores el argumento de que para adorar a Dios plenamente tenemos que usar su nombre “verdadero”, o sea, Jehová (o Jehovah). Esta afirmación necesitaría probar dos cosas:

  • que Dios tiene un nombre propio
  • que ese nombre propio es Jehová. Veamos ambos puntos.

El Nombre de Dios

La Biblia comienza con estas palabras:

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” (Génesis 1:1)
בראשית ברא אלהים את השמים ואת הארץ׃

La palabra que usa para Dios (אלהים) se pronuncia “elohim”, que es el plural de “El”, que significa “Dios”. De ahí tenemos muchos nombres derivados como:

Rafael= Dios ha sanado
Miguel= Quién como Dios
Samuel= Dios me ha escuchado
Emmanuel= Dios con nosotros
Israel= Aquel que lucha contra “El” (contra Dios)

Por tanto ese versículo dice literalmente: “En el principio Dioses creó los cielos y la tierra”. No ha faltado quien ha querido sugerir que los hebreos primitivos creían en diversos dioses, pero no es así. También es popular sugerir que de alguna manera los hebreos intuían la naturaleza trinitaria de Dios y por eso lo usaban en plural, pero aunque esto fuera posible, no es necesario suponerlo (al menos desde el punto de vista lingüístico). Al igual que en español, el hebreo conjuga el verbo según la persona y el número y “ברא אלהים” no significa “los dioses crearon” sino literalmente “Dioses creó”. En hebreo el plural se puede usar de dos maneras, o bien para marcar el número (el= dios; elohim= dioses) o bien para marcar importancia, magnificencia (elohim= el Gran Dios, el Dios por excelencia, el único). Ese uso de “Dios” como un plural morfológico que tiene sentido singular lo vemos claro porque el verbo “creó” (ברא) que usa después está conjugado en singular. Las 35 veces que aparece “elohim” en el relato de la creación, lleva siempre el verbo en singular. En realidad, lo mismo se puede pensar de ese “los cielos y la tierra”; “los cielos” (השמים  «hassamayim«)  es simplemente una forma majestuosa de referirse a “el cielo”, mientras que “la tierra” se usa en singular porque no es ensalzada de igual modo. Por esta razón también lo podemos encontrar traducido como “creó el cielo y la tierra”.

Como el plural “elohim” es irregular (debería ser “elim”), con el tiempo surgió un singular regular derivado de “elohim” que fue “eloha”, y también esta forma posterior se puede encontrar a veces en la Biblia con el mismo sentido que “el” (dios). Más aún, también surgió otra regularización posterior, pero esta vez a partir del singular, con lo que tenemos el plural mayestático regularizado “Elim”. Por tanto se usan estas cuatro formas similares para designar a Dios: Elohim, 2570 veces; El, 226 veces; Eloah, 57 veces y Elim, 9 veces.

Así que, al igual que hacemos nosotros, los antiguos hebreos llamaban a Dios simplemente “Dios”, con mayúsculas (en su caso con plural mayestático). Además, sabemos que ni siquiera usaban la palabra “Dios” (elohim) como nombre propio porque lleva artículo, así que en realidad cuando se refieren a Dios lo que dicen es “el Dios” (el único dios), y los nombres propios en hebreo no usan artículo.

Lo mismo ocurre con otro apelativo muy popular. A Dios en el A.T. se le llama más de 300 veces “Adonay”, siendo la tercera forma más usada para referirse a él. Pero “Adonai” tampoco es un nombre, es de nuevo un plural mayestático que significa “Señores”, o sea, “El Gran Señor; Señor de señores” (para nosotros: “el Señor”, con mayúsculas), un título.

יהוה

El Tetragrama sagrado

Sin embargo en el A.T. nos encontramos otra forma muy popular de llamar a Dios: יהוה las famosas “cuatro letras del nombre de Dios” o, para abreviar, el Tetragrama (del griego Tetragrámaton = palabra de cuatro letras). Estas cuatro letras son: י (Yod)*, ה (He), ו (Waw), ה (He). Y esta palabra sí que parece estar usada como nombre propio, al menos aparentemente. Este nombre se ha transcrito en las biblias cristianas de diferentes maneras: Yahweh, Yahvé, Jah, Yavé, Iehová, Jehovah y Jehová. ¿Cuál será la correcta?

* Entendemos ahora por qué Jesús utiliza la expresión de: “ni una yod” י (“iota” en la versión griega), pues era la letra más pequeñita del alfabeto hebraico: “Les aseguro que no desaparecerá ni una iota ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.” (Mateo 5:18)

En un principio el Dios de Moisés era conocido únicamente como el Dios de los antepasados: “el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”. El ángel del Señor (Dios mismo) que luchó con Jacob, interrogado, se niega a decir su nombre (Génesis 32:30); al padre de Sansón sólo se le comunica un epíteto de este nombre: “misterioso” (Jueces 13:18). Así también en los tiempos patriarcales se designó al Dios de Israel con adjetivos como «Adday» (el de la montaña) o con expresiones como “fortaleza de Jacob”. Pero un día, en el Monte Horeb, Dios mismo reveló su nombre a Moisés: יהוה y ese será el principal nombre con el que a menudo se designe a Dios a partir de ese momento; más de 6.000 veces (compare con las  2.570 veces de “Elohim”).

Primero aclaremos que la Biblia no se escribió de un tirón ni los primeros libros son necesariamente más antiguos que los escritos posteriormente. Además, en algunos libros se recogen dos versiones diferentes que se funden y mezclan. Por tanto, no esperemos encontrarnos sólo “El” y sus formas derivadas hasta el libro del Éxodo, y a partir de ahí el nombre יהוה. Los epítetos se mezclan y suceden por los diversos libros, pero lo que sí está claro según la Biblia es que el nombre sagrado יהוה teológicamente surge a partir de la revelación de Dios en la zarza ardiendo.

[

Dios habló a Moisés y le dijo: «Yo soy el Señor [יהוה]. Yo me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como el Dios Todopoderoso [Shaddai], pero no me di a conocer a ellos con mi nombre «el Señor» [יהוה]. (Éxodo 6:2-3)

Da igual, pues, que los historiadores discutan sobre si Moisés ya conocía o no ese apelativo o uno parecido, porque la cuestión es que es en la escena de la zarza donde la Biblia nos revela el sentido de este nuevo nombre que Dios se da. Entonces veamos qué es este nombre, de dónde sale, y si realmente equivale o no a un nombre propio normal, como pueda ser “Jesús”, “David” o “Susana”.

La zarza ardiente

En el Monte Horeb, cuando Moisés divisa la zarza ardiente, Dios empieza definiéndose como un Dios tribal: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob«.  Pero cuando Moisés le pide un nombre concreto que lo identifique, la fórmula empleada por Dios suena más bien como una negativa análoga a la que dio el ángel a Jacob para no revelársele: “Yo soy el que soy”. En realidad parece una manera educada de eludir la respuesta, se podría pensar que no quiere decir su nombre. Para entenderlo más claramente, imagina que al entrar en tu casa te encuentras a un completo desconocido sentado en tu sillón y tú le preguntas «¿Quién eres?» y el desconocido responde «Soy yo«. Pues eso mismo le ocurrió a Moisés, pero la circunstancia es bien diferente.

Los israelitas llevaban mucho tiempo conviviendo con los egipcios y probablemente muchos eran ya politeístas; lo vemos por la facilidad con la que regresan a la idolatría en cuanto Moisés sube al Sinaí y ellos vuelven a adorar al dios egipcio Apis en forma del becerro de oro. Por lo tanto estaban acostumbrados a identificar a cada dios por su nombre. Moisés, criado en el palacio del faraón, también estaba acostumbrado a esa forma de funcionar, así que le parece lógico que ese Dios de sus padres le diga su nombre para poder decirles a los suyos qué dios es ese que les va a proteger. Lo que Moisés quiere saber es quién es ese dios tribal que se le está manifestando, ese dios que se cree más poderoso que todos los dioses egipcios y pretende desafiarlos. Pero la respuesta que Dios le da es bien clara «Yo soy el que soy«. Más explicada sería algo así: Yo no necesito identificarme de ninguna manera porque no hay más dios que yo, yo soy el que soy, el que existe, todos los demás son imaginación humana; ellos no existen, yo soy la Existencia misma, la realidad. Yo Soy.

אהיה אשר אהיה  (ehye aser ehye) “Yo soy quien soy”

El Dios que comienza presentándose como un dios tribal (el Dios de Israel), deja luego bien claro que es el Dios del Universo, el único que existe, la existencia misma. Pero a continuación Dios admite la utilidad de identificarse de alguna manera, así que le propone a Moisés que se refiera a él simplemente como “Yo-soy”, o sea, no estaríamos exactamente ante un nombre propio sino ante un atributo: la existencia (aunque se pueda utilizar en la práctica como si fuera nombre propio). No es simplemente una forma de decir “yo existo”, sino más bien “yo soy la existencia, yo soy la realidad”, usando una forma hebrea que incluye también una idea de continuidad en el futuro. Veamos el pasaje bíblico:

[

Entonces Dios le dijo: «No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa». Luego siguió diciendo: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob». Moisés se cubrió el rostro porque tuvo miedo de ver a Dios. (Éxodo 3:5-6)

[

Moisés dijo a Dios: «Si me presento ante los israelitas y les digo que el dios de sus padres me envió a ellos, me preguntarán cuál es su nombre. Y entonces, ¿qué les responderé?». Dios dijo a Moisés: «Yo soy el que soy». Luego añadió: «Tú hablarás así a los israelitas: Yo-soy me envió a ustedes». Y continuó diciendo a Moisés: «Tú hablarás así a los israelitas: El Señor (יהוה), el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para siempre y así será invocado en todos los tiempos futuros».
 (Éxodo 3:13-15)

Hemos resaltado en negrita el famoso y polémico Tetragrama (יהוה), que suele traducirse convencionalmente como «el Señor» usando un eufemismo que se impuso entre los judíos siglos más tarde pero que no tiene nada que ver con la palabra hebrea original. Ahora mire la parte azul y observe que cuando Moisés le pregunta su nombre, Dios responde diciendo lo mismo dos veces. Ahí vemos que “Yo-soy” y “יהוה” vienen a ser la misma cosa. Para apreciar mejor los paralelismos veamos parte de la última cita traducida literalmente del hebreo:

Y [si] ellos me dicen: ¿cuál es su nombre? ¿Qué les diré a ellos?
Tú hablarás así a los hijos de Israel: Yo-soy me ha enviado a vosotros.
Tú hablarás así a los hijos de Israel: El Eterno […] me ha enviado a vosotros.
Este es mi nombre por siempre y este es mi recuerdo para todas las generaciones.

Más tarde encontraremos el Tetragrama cuando Dios entrega las Tablas de la Ley a Moisés en el Monte Sinaí y le dice:

[

Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar en esclavitud. (Éxodo 20:2)

Aquí no dice simplemente “Soy Yo-soy, tu Dios”, sino que dice “Yo soy יהוה, tu Dios”. Pero ¿qué significaba exactamente esa palabra en el hebreo original? ¿Era esto al fin un nombre propio? Según los lingüistas, esta forma se trataría de una combinación de las formas de pasado (היה), presente (הוה) y futuro (יהיה) de la raíz del verbo ser, para indicar la eternidad de la existencia divina. O sea, el mismo Dios se identifica repitiendo otra vez su anterior fórmula “Yo soy”, pero con un sentido más amplio, más atemporal, más eterno. En una sola forma verbal formada por la fusión de tres tiempos verbales,  יהוה  se podría traducir por “el que soy, el que era y el que será”. Comparemos con la manera en que se identifica Jesús en el Apocalipsis estableciendo su divinidad:

[

“Yo soy el alfa y la omega,» dice el Señor, el Dios todopoderoso, el que es y era y ha de venir.” (Apocalipsis 1:8) [o sea, Jesús está diciendo, pero ahora en griego, que él es  יהוה , el mismo Dios que se apareció ante Moisés]

Por lo tanto podríamos afirmar que el nombre con el que Dios se identifica, y el nombre con el que aparecerá identificado más de 6.000 veces en el A.T. es en realidad un atributo divino, no un nombre propio. Al igual que hizo en la zarza ardiendo cuando Moisés le pide su nombre, Dios no revela su nombre, sino que identifica su naturaleza. Así lo entiende también la versión francesa de Luis II (1910) cuando traduce esa frase por “Je suis l’Eternel, ton Dieu” (Yo soy el Eterno, tu Dios), que a la luz de estas conclusiones parece la mejor forma de traducirlo. Así pues, יהוה entraría en la misma categoría que otros epítetos descriptivos que encontramos en la Biblia como por ejemplo “el Señor”, “el Altísimo” o “el Omnipotente”. Cuando algo es único, más aún si es «lo único», no necesita un nombre, porque los nombres están para diferenciar. Cada luna de Júpiter tiene un nombre diferente (Calisto, Io, Europa, etc.), así podemos saber de qué satélite estamos hablando, pero si se trata de nuestro planeta, la luna es «la luna», no necesita ningún nombre porque es la única que tenemos, no hay más luna que ella. De igual modo, Dios no necesita un nombre porque no hay ningún otro sino él. Él es Dios.

Si ciertas denominaciones dicen que para adorar a Dios es necesario adorarle en su verdadero nombre (Jehová, según ellos), es por el final de la cita que hemos visto, que dice:

[

Y continuó diciendo a Moisés: «Tú hablarás así a los israelitas: El Señor, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para siempre y así será invocado en todos los tiempos futuros. (Éxodo 3:15)

Pero como hemos visto, el Tetragrama aparece como forma sintética del «Yo soy quien soy». El nombre que Dios reivindica antes para sí en esta cita es  “Yo-soy”, y antes aún se identificó como “el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”. No habla de un “nombre” en el sentido de un nombre propio, sino de un nombre en el sentido de una manera de nombrarlo, lo que en gramática moderna se llamaría “sustantivo / nombre” como opuesto a adjetivo, verbo, etc. La frase “este es mi nombre” podría traducirse por “así me podéis llamar” o “así me podéis nombrar”.

Aún podrían decir que la parte «y así será invocado en todos los tiempos futuros» es un mandato para usar ese nombre al adorar a Dios. Otras biblias lo traducen incluso por «y con ese nombre me llamaréis de generación en generación«. Son traducciones validas, pero si queremos usarlas para justificar una doctrina mejor será que vayamos primero a la versión original. En el texto hebreo lo que dice literalmente, como ya hemos visto, es «y este [apelativo] es mi recuerdo para todas las generaciones«. Dios nos dice que no olvidemos que Él es el «Eterno», la existencia, no que tengamos que adorarle llamándole necesariamente así o asá, aunque seguro que tampoco le importa si así lo hacemos. La clave aquí es qué se entiende por «nombre».

Esta manera de usar un nombre de persona pero que en realidad no es un verdadero nombre propio sino un atributo que define a esa persona es un recurso muy frecuente en la Biblia, y donde más claramente lo podemos ver es de nuevo con Dios, pero con el Dios encarnado:

[

Por eso el Señor mismo os dará un signo: mirad, la virgen está encinta y dará a luz un hijo, y lo pondrá por nombre Emanuel. (Isaías 7:14)

Según esta profecía el salvador se llamará Emanuel, y el pasaje es muy explícito al decir que ese será su nombre (“lo pondrá por nombre Emanuel”). Sin embargo el Nuevo Testamento nos dice que su nombre no será Emanuel, sino Jesús. ¿Puede ser que Isaías fallara o que esa profecía se refería a otro mesías?

[

[dijo el ángel a José] Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: "La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel", que traducido significa: «Dios con nosotros». (Mateo, 1:21-23)

Pues no, Mateo deja bien claro que Jesús era el cumplimiento de la profecía de Isaías, y no sólo no se siente incómodo ante el hecho evidente de que la parte del nombre no se cumple, sino que expresamente lo menciona sin ningún pudor o extrañeza, dice que el ángel pidió a José que llamara al niño Jesús, y que con eso se cumplía la profecía de Isaías que dice que nacerá un niño a quien llamarán Emanuel. ¿Por qué para Mateo no hay contradicción? Porque como buen judío y buen conocedor de la Biblia está acostumbrado a que haya nombres que identifican y sobrenombres, o nombres que describen, así que una persona tendrá su nombre identificatorio (Jesús), y eso no impide que pueda recibir nombres descriptivos (Emanuel).

Por todo lo dicho antes bien parece que el nombre  יהוה  sea también un caso de nombre descriptivo y no un nombre propio. El mismo nombre de Jesús es el nombre del Hijo encarnado, pero antes de la encarnación el Hijo tampoco tenía nombre, aunque Padre, Hijo y Espíritu son nombres descriptivos que nos dicen qué relación tienen las tres personas de Dios entre sí.

¿Cómo se pronunciaba la palabra  יהוה?

Para empezar necesitamos saber que el hebreo antiguo se escribía de derecha a izquierda y sólo con consonantes (tampoco había diferencia entre mayúsculas y minúsculas), así que por ejemplo TOLEDO se escribiría DLT. Como el sentido de escritura nos da igual para este asunto, digamos que “Toledo” se escribía TLD. Por tanto la palabra יהוה equivalía a las consonantes YHWH. De ahora en adelante nos referiremos al Tetragrama con su transliteración latina: YHWH.

Jacob lucha contra el ángel

Un dato cultural importante es que en la mentalidad hebrea (como en muchas otras), cuando una persona da nombre a algo o alguien, ese algo o esa persona queda bajo su protección e influencia; por eso es tan significativa la escena del Génesis en la que el hombre dio nombre a los animales; es una forma de establecerse como señor de todos los animales, lo que implicaba comprometerse a protegerlos (Génesis 2:20). Pero por eso mismo, porque te sitúas como señor, la cosa nombrada queda bajo tu influencia, bajo tu poder. De ahí surge la noción de que descubrir el nombre de alguien supone adquirir cierto dominio sobre él, captar y dominar su esencia.  También vemos con frecuencia en la Biblia y también en las historias de otras culturas (como las sagas germánicas o el antiguo cuento de Rumpelstinskin) escenas en las que en medio de una batalla cuerpo a cuerpo, o al final de la batalla, el vencedor insiste en que el vencido revele su nombre; es una manera de afirmar y completar su dominio sobre el vencido. Ante esta mentalidad, es fácil entender por qué Dios se niega a revelar su nombre, pues de ninguna manera puede el hombre dominar a Dios.

[

Jacob le rogó [al ángel del Señor]: «Por favor, dime tu nombre». Pero él respondió: «¿Cómo te atreves a preguntar mi nombre?». (Génesis 32:30)

Aunque hemos visto que YHWH en realidad no es un nombre, de todas formas se impuso como la forma más habitual de llamar a Dios, así que podemos decir que, en la práctica y con el tiempo, la gente acabó usándolo como si fuera un nombre propio. Ante el peligro de que se convirtiera realmente en nombre propio y por tanto supusiese cierto dominio del hombre sobre Dios, o bien por evitar la posibilidad de profanar el santo nombre, los hebreos terminaron por considerar blasfema su pronunciación. Sólo le estaba permitido pronunciarlo al Sumo Sacerdote y sólo dentro del Templo en el día de la Expiación, o sea, una vez al año.

No se sabe muy bien cuándo ocurrió, algunos dicen que la tendencia empezó a partir del exilio babilónico (s.V a.C), pero no parece probable. Otros dicen que cuando se traduce la versión de la Biblia al griego (la Septuaginta) en torno al 300 a.C. ya se sustituye sistemáticamente יהוה por “Kyrios” (el Señor), pero hay algún fragmento de las versiones más antiguas con el Tetragrama, y no se sabe si es un ejemplo de la norma o de la excepción. Lo que sí sabemos seguro es que en tiempos de Jesús la prohibición está bien arraigada. En el Nuevo Testamento no aparece ni una sola vez el Tetragrama, y cuando en el N.T. se citan pasajes del A.T. donde aparecía éste, se sustituyen por “Kyrios” o simplemente por “el Nombre” (como aún hacen los judíos sefarditas que leen el Tetragrama como “ha-Shem” = “el Nombre”). El propio N.T. suele usar “Kyrios” para referirse a Dios, aunque Jesús, además de “Padre”, a veces se refiere a Dios como “tu Nombre”:

[

Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. (Juan 17:6)

[

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre. (Mateo 6:9)

La misma actitud vemos en el historiador judío Flavio Josefo, que dirigiéndose a los romanos dice, hablando de Moisés:

Dios entonces le dijo su santo nombre, que nunca había sido comunicado a ningún hombre; por lo tanto no sería leal por mi parte que dijera nada más al respecto.
 (Antigüedades Judías, libro II, cap. XII, sec. 4.)
Jesús en la sinagoga

Esta sustitución del Tetragrama por “Señor” originó algún caso curioso, como esta cita que Marcos hace del discurso de Jesús en la sinagoga. Jesús lee ante la congregación un salmo de David y luego lo comenta. Cuando Jesús llega al יהוה del texto original, pronuncia el tetragrama como «Adonay» («el Señor«,  “Kyrios” en el griego del evangelio):

[

Jesús se puso a enseñar en el Templo y preguntaba: «¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David ha dicho, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. Si el mismo David lo llama Señor, ¿Cómo puede ser hijo suyo? La multitud escuchaba a Jesús con agrado.
 (Marcos 12:35-37)

Jesús está citando el salmo 110:1 que dice:

[

De David. Salmo. Dijo יהוה a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, mientras yo pongo a tus enemigos como estrado de tus pies»

El primer “Señor”, pues, se refiere a Dios (יהוה), el segundo “Señor” se refiere al Mesías, o sea, al propio Jesús. Pero dentro del contexto del Nuevo Testamento esta versión «corregida» (o incluso «censurada») no sólo no resulta ambigua (tanto Dios como el Mesías son llamados «Señor», sin diferenciarse), sino que resulta clarificadora (Dios y el Mesías -Jesús- son una misma cosa, por tanto Dios es el Señor y Jesús es el Señor).

El caso es que ya en el siglo I nadie se atrevía a usar el nombre de Dios, aunque no descartamos que a un nivel muy restringido e incluso secreto se siguiera usando, o para blasfemar, o hacer conjuros en algún tipo de sincretismo religioso de los paganos que habitaban la región. También los samaritanos usaban el nombre en sus ceremonias sagradas y probablemente entre ellos no había ningún reparo en usarlo. Y pidiendo perdón por si a alguien le parece irreverente, creo que este fragmento de una conocida película de humor refleja muy bien el tabú que en aquellos tiempos se cernía sobre la pronunciación del Tetragrama:

texto masorético

Total, que una vez se perdió el uso de la palabra, donde la Biblia decía YHWH, el lector hacía una pausa y una reverencia con la cabeza, o bien se leía simplemente, como hizo Jesús, Adonay (= el Señor, “kyrie”), y en poco tiempo la memoria de esta palabra quedó perdida del todo. Tan solo nos quedaron las consonantes con las que se escribía: יהוה .  Y así quedó la cosa durante siglos, hasta que en el siglo VII, visto que ya casi ningún judío podía leer correctamente el hebreo (el hebreo moderno es una lengua resucitada en el s. XIX), los escribas judíos (llamados masoretas) decidieron añadir unos signos (subíndices y superíndices) para representar las vocales y que así los fieles pudieran pronunciar correctamente las palabras al leerlas (es lo que se llama “la Biblia masorética”). Pero ahí se encontraron con un problema. El famoso Tetragrama יהוה (YHWH) siempre se pronunciaba “Adonay”, no ya solo por no blasfemar, sino porque además ya nadie sabía la pronunciación original de YHWH. La solución que dieron los masoretas fue sencillamente añadir al YHWH las marcas vocálicas correspondientes a la palabra “Adonay”, y así de paso recordaban al lector que esa palabra debía de pronunciarse “Adonay” (el Señor), sin por ello tener que cambiar ni una sola letra de la Biblia original. El resultado de la grafía, pues sería algo así como: YaHoWaH.

Pero esa primera “a” hebrea no suena igual que una /a/ española normal, era una “a débil”, y por tanto fácilmente influenciable por sonidos colindates. Vimos que el primer sonido del Tetragrama es una «yod». En muchos idiomas la «yod», que es muy cerrada, tiene tendencia a cerrar un grado la vocal próxima y luego desaparecer o no (lo que en fonética se conoce como i-umlaut), y más aún si esa vocal es corta o débil. Se podrían poner muchos idiomas de ejemplo, pero baste con citar el español, donde muchas /a/ latinas pasaron a /e/ por influencia de la yod: laicu>lego, solitarium>soltiario>soltero, basiu>baisu>beso ). Por tanto, es muy fácil comprender que esa «a débil», en contacto con la yod, se cierre y pase a transformarse en /e/. Así que el resultado será YeHoWaH, que transcrito al modo inglés o al modo del español antiguo tendríamos Jehovah (pronunciado /yejova/). Esta palabra, por la evolución fonética del español, se pronunciaría hoy en día  /jeobá/, pues la “h” aspirada desapareció en español y se hizo muda (no así en otros idiomas; los ingleses pronuncian algo así como /yejóuva/).

Es justo señalar que hay hebraístas que presentan otras teorías diferentes (y menos aceptadas) al respecto, pero sea como sea, la cuestión es que el Tetragrama YHWH era imposible de pronunciar por razones religiosas y porque ya nadie tenía ni idea de cómo pronunciarlo, así que los masoretas añadieron ciertas vocales (de “Adonay” o de donde fuera) y el resultado fue el híbrido Jehovah. Algunos cristianos posteriores que tradujeron el A.T. de la versión hebrea, en vez de la tradicional versión griega de la Septuaginta, reprodujeron el Tetragrama tal cual lo habían puesto los masoretas, con las vocales de Adonay insertadas, quizá sin darse cuenta de que esa escritura era un ingenioso truco. Así es como la versión «Jehovah» se introdujo en algunas versiones católicas de la Biblia (mucho antes de la aparición de los protestantes).

Por lo tanto podemos afirmar que el nombre “Jehová” en ningún momento fue usado por los antiguos (o modernos) hebreos para referirse a Dios y por lo tanto no es defendible la idea de que “Jehová” es un nombre sagrado y es el que debemos usar para referirnos a Dios o dirigirnos a él. Es más, desde el punto de vista bíblico original, si realmente pensáramos que “Jehová” es el verdadero nombre de Dios, sería blasfemia usarlo (como acabaron pensando los mismo judíos). Sin embargo, aun admitiendo el curioso origen de esta palabra, no hay inconveniente desde el punto de vista lingüístico para seguir usándolo en las traducciones bíblicas que así quieran, pues de igual modo podríamos argumentar que “Jesús” no se llamaba realmente Jesús, sino que su nombre original era “Ieshú” (abreviatura de “Yeshua”). Lo que no es defendible es pensar que «Jehová», en ninguna de sus variaciones fonéticas, es el verdadero, único y sagrado nombre del Dios del universo, porque sencillamente ni es verdaderamente un nombre ni tiene nada que ver con la posible pronunciación original.

En español, la Biblia que popularizó la transcripción de «Jehová» fue la versión de Reina-Valera, hecha por el español Casiodoro de Reina en 1569 (y revisada por Cipriano Valera). Esta versión en castellano se extendió rápidamente entre los protestantes, que adoptaron el uso de “Jehová”.

En 1870 el americano Charles Taze Russell fundó un grupo de estudiantes de la Biblia que con el tiempo derivó en una nueva religión surgida a partir del cristianismo pero diferenciada. La gente empezó pronto a llamarles “los russellianos”. Finalmente, en 1931, decidieron que “rusellianos” no era un nombre adecuado y se cambiaron el nombre por “Testigos de Jehová” inspirándose en la siguiente cita de Isaías (con la traducción ya comentada del Tetragrama):

[

Ustedes son mis testigos y mis servidores –oráculo del Señor–: a ustedes los elegí para que entiendan y crean en mí, y para que comprendan que Yo Soy. Antes de mí no fue formado ningún dios ni habrá otro después de mí. Yo, yo solo soy Jehová (YHWH), y no hay salvador fuera de mí.  (Isaías 43:10-11)

La versión Reina-Valera que apareció en 1990 ya ha sustituido el término “Jehová” por “el Eterno” (más acertado, como vimos anteriormente). Pero la versión Reina-Valera publicada por los mormones en 2005 mantiene el término “Jehová”.

La revisión adventista hecha de la Reina-Valera en el año 2000, explica en su introducción que el término “Jehová” es una transliteración inexacta y que por tanto se deja de usar, y dicen:

[

Ahora para expresar el augusto nombre de Dios, esta revisión del año 2000, sigue el modelo del Nuevo Testamento. Cuando el NT cita algún pasaje del AT que tiene el tetragrama hebreo YHWH, no dice "Jehova", sino "SEÑOR".

Eso mismo, seguir el uso que el Nuevo Testamento hace en sus citas del Antiguo Testamento, es lo que hacen la mayoría de las biblias protestantes y también las católicas y ortodoxas, o sea, sustituir el tetragrama YHWH por «el Señor», o incluso por «el SEÑOR», para así diferenciarlo de cuando es llamado «el Señor» (Adonay). Si los Testigos de Jehová persisten en la exactitud y veracidad de la pronunciación «Jehová» es porque han tenido el mal acierto de convertir tal pronunciación en su seña de identidad, de lo contrario quizá hubieran finalmente reconocido, como los adventistas, que esa transcripción es un error histórico (por cierto, un error cometido originariamente por algunos traductores católicos).

diagrama

De dónde viene el nombre YAHVÉ

Veamos ahora de dónde viene el nombre “Yahvé” usado también en algunas traducciones bíblicas. Hemos visto que lo único que tenemos del Tetragrama son las consonantes YHWH, que en realidad nadie sabe cómo se pronunciaban porque su recuerdo se perdió. Sin embargo lingüistas e historiadores han intentado investigar para descubrir cuáles pudieron ser las vocales que deberían ir allí, o sea, cuál debió ser la pronunciación original de esa palabra. Para esta reconstrucción partimos principalmente de tres fuentes:

1- Transcripciones de los cristianos primitivos (que todavía recuerdan la pronunciación original pues la prohibición no les afectaba). Estas transcripciones, en griego, suelen mostrar la forma: Iαβέ (“iabé”, pronunciado /yavé/ en esa época) o ιαουαι («iaouai» pronunciado /yawé/, tal como usa Clemente de Alejandría en el siglo II)

2- Los samaritanos (que no son los judíos que regresaron del exilio sino los que no habían sido deportados) siguieron usando el nombre de Dios en ciertas ceremonias, y lo pronunciaban “iabé”

3- Hay muchas palabras hebreas antiguas que utilizan la raíz de YHWH refiriéndose a Dios:
Aleluya- proviene del hebreo “Hallelu-Yah, que significa “alaben a Yah*”.
Esa misma raíz “Yah”, con variaciones fonéticas, la encontramos en muchos nombres. De los 163 nombres propios hebreos que usan “Dios” en su formación, 115 terminan en “-yah” o “-yahw”, que serían formas apocopadas de “Yahweh”:
Yoshiya (Josías)= curado por Yah
Eliyah (Elías)= mi dios (El) es Yah (El-i Yah)

* La forma “Yah”, o escrita “Jah” en inglés, es la que ahora utilizan los rastafaris de Jamaica para referirse a Dios.

En antiguos escritos asirios se menciona al Dios hebreo con el nombre de “Yahawa”, que bien puede ser un “Yahwé” pronunciado con acento asirio.

La Enciclopedia Católica nos dice sobre este asunto:

El lector juicioso percibirá que la pronunciación samaritana Yabe probablemente es la que más se acerca al sonido verdadero del Nombre Divino; los otros escritos primitivos transmiten únicamente abreviaturas o corrupciones del nombre sagrado. Insertando las vocales de Yabe en el texto consonántico hebreo original [YHWH], obtenemos la forma Yahvéh (Yahweh), que ha sido generalmente aceptada por los modernos eruditos como la verdadera pronunciación del Nombre Divino. No meramente está estrechamente conectada con la pronunciación de la antigua sinagoga por medio de la tradición samaritana, sino que permite la legítima derivación de todas las abreviaturas del nombre sagrado en el Antiguo Testamento.

Por tanto, el consenso actual (aunque no completamente unánime) es que la palabra YHWH se pronunciaba “Yahweh” (en su sonido original /yajuej/, con las aches aspiradas), aunque el sonido /w/ evolucionó luego a una /v/, dando /yajvej/. Si suprimimos las dos aspiraciones de finales de sílabas nos quedaría una forma castellanizada de “Yahvé”, pronunciada /yabé/, aunque se suele mantener en la escritura una o las dos haches por motivos etimológicos.

En el 2008 La Santa Sede, siguiendo una directiva de Benedicto XVI, pidió omitir el término “Yahvé” en la Liturgia, oraciones y cantos pidiendo que se use la traducción equivalente al hebreo “Adonay” o al griego “Kyrios”, o sea, “el Señor”. Esto se hace porque después de todo no hay certeza absoluta de que “Yahvé” sea la palabra original, y también por ser fieles a la tradición del Nuevo Testamento y de la versión griega bíblica usada por los cristianos desde el principio* (la Septuaginta), que así lo hace.

* Como anécdota comentemos que cuando en el N.T. Jesús cita un pasaje de las escrituras, o sea, del A.T., si usted busca ese pasaje original muchas veces verá que lo que dice Jesús no coincide exactamente con el pasaje veterotestamentario que está citando. De niño siempre pensé que era normal que si Jesús citaba un texto antiguo de memoria se acordara bien de lo que decía pero no exactamente de las palabras con las que estaba escrito. La explicación, como vemos, es más sencilla. No es que Jesús no tuviera muy buena memoria, es que en nuestras biblias actuales, lo normal es que el A.T. esté traducido de los textos hebreos originales, mientras que cuando los evanglistas citan esos textos en el N.T. (que está escrito en griego), los citan según la traducción griega de la Septuaginta. Por tanto, al ser traducción de una traducción, la idea permanece, pero las palabras cambian.

Conclusión

Aunque el debate continúa, parece bastante seguro que el nombre “Jehová” es fruto de un error a la hora de interpretar las vocales que faltaban. Esta palabra, no obstante, no es una invención protestante, sino de algún escriba católico; lo que ocurre es que en el entorno católico se usó muy poco y luego desapareció, mientras que muchos protestantes la retomaron, probablemente a través de la versión bíblica de Reina-Valera y la usaron profusamente. La reconstrucción histórica de la pronunciación “Yahweh” parece la más exacta por motivos históricos y lingüísticos, pero tampoco podemos saber con total certeza que sea exacta.

Muchas biblias protestantes han dejado de usar la palabra “Jehová” y la han sustituido por “el Señor” (por ser fieles con la manera de actuar del Nuevo Testamento) o por “el Eterno” (por ser más fieles al significado original del término). Los católicos, que raras veces lo usaban, han dejado totalmente de usar el término “Yahvé” por motivos parecidos, porque no hay certeza absoluta de que sea correcto y por coherencia con la manera de actuar del Nuevo Testamento. Los ortodoxos, que siguen usando la versión griega, mantienen el término “Kyrios” (Señor) tal como se hizo desde la Septuaginta hasta los escritores del N.T.

Así que, a pesar de tanta polémica, al final la cosa se ha quedado en gran medida como estaba en un principio, que casi todos los cristianos usan el término equivalente a “Señor” para referirse a Dios en aquellos casos que los hebreos usaron el Tetragrama: יהוה

Adorando el Nombre de Dios

Los Testigos de Jehová, además de adorar a Dios, otorgan un significado casi “mágico” a su nombre, como si el nombre en sí fuese también objeto de adoración. Cuando un judío decía cosas como “alabado sea tu nombre”, era una forma de decir “alabado seas tú”, pero los Testigos lo interpretan literalmente. Russell, su fundador, era egiptólogo aficionado y con controvertidos contactos masónicos; quizá le viniera de ahí esa fascinación por el poder de un nombre. De hecho, una de sus creencias fundamentales es que el verdadero nombre de Dios (Jehová según él) debe ser usado, divulgado y santificado como merece. La web de los testigos de Jehová (jw.org) dice textualmente:

Las personas que practican la religión verdadera adoran únicamente a Jehová y dan a conocer su nombre. Jesús enseñó: “Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado” (Mateo 4:10). Así que los siervos de Dios adoran a Jehová, y a nadie más. De hecho, dar a conocer el nombre y las cualidades del Dios verdadero forma parte de su adoración.

Si citan a Mateo 4:10 como ejemplo de que hay que adorar sólo a Dios (no a Jesús) y además bajo el nombre de Jehová, entonces es fácil ver su error, porque independientemente de las traducciones que cada uno quiera hacer o inventarse, el texto griego original, que es lo que tenemos, no dice ahí “a Jehová tu Dios”, sino que dice literalmente “κύριον τὸν θεόν”, o sea, “al Señor tu Dios” (Kyrion ton Theon). De hecho, según las costumbres de la época, si Jesús hubiera pronunciado el Tetragrama (Jehová, Yahvé o como fuese), hubiera sido considerado blasfemia (aunque los historiadores no se pongan de acuerdo sobre si en tiempos de Jesús esa blasfemia implicaba pena de muerte).

Si alguien vuelve a decirte que para adorar a Dios en verdad es necesario pronunciar su Santo Nombre Jehová, puedes contestarle lo siguiente:

  1. No sabemos en realidad cómo se pronunciaba ese Santo Nombre.
  2. Todo parece indicar que en realidad ni siquiera era un nombre, sino un epíteto descriptivo.
  3. No hay ninguna prueba de que ni Jesús ni sus seguidores alabaran nunca a Dios utilizando ese nombre (ni Jehová, ni Yahvé ni ningún derivado que propongamos), y sí que parece muy claro que los evangelistas y apóstoles hicieron todo lo posible por evitar escribirlo o pronunciarlo.
  4. Jesús no nos enseñó a decir “santificado seas, Jehová”, sino “santificado sea tu nombre”.

Si un cristiano quiere dirigirse a Dios y llamarle con un nombre, Jesús nos dejó bien claro qué nombre debemos usar para hablarle, y ese nombre es “Padre”.

Fin
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Comentarios

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130 respuestas a “¿Señor, Jehová o Yahvé? sobre los nombres de Dios”

  1. Avatar de Reinaldo Malaver Durán.
    Reinaldo Malaver Durán.

    Muy importante aclaración. Pero mas lo seria, si la conclusión dijera: El glorioso Nombre del Señor, lo reveló Jesucristo, y lo dejó mas claro en el Apocalipsis, cuando dijo: Yo soy, el Alfa y la Omega, principio y fin de todas las cosas. ¿Quien lo dijo, y, cual es su Nombre? JESÚS… Para que en el nombre de Jesús, se doble toda rodilla, de los que están en el cielo y en la tierra, y toda lengua confiese que JESUCRISTO es el Señor. . . ¿Amén?

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  2. Avatar de leomar
    leomar

    a todos los participantes les digo algo, cuando El Dios de los cielos Establezca su Reino en la tierra, se sabrá la verdad verdadera sobro el nombre de Dios y ustedes por apostatas y blasfemos tendrán su juicio merecido.

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    1. Avatar de Christian

      Sí leomar, ese día todo será trasparente, y rezamos para que los apóstatas y blasfemos no seáis maldecimos, confiamos en la misericordia de Dios, quien le adora de buena fe, aunque sea desde el error, tal vez merezca ser salvado, pero eso Él sabrá, por desearlo que no quede.

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  3. Avatar de Rogelio Escalante C.
    Rogelio Escalante C.

    Un estudio muy interesante quizás se presta un poco para la polémica, pero quisiera hacer una observación. Porque se dan ciertas recomendaciones,sobre lo que debe hacer un cristiano con UN TONO de ORDEN, no basta con la recomendación en si misma? y por qué se tiene que revisar primero el comentario para publicarlo? O es que no existe Democracia? Sugerencia: sean más flexibles por favor.

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    1. Avatar de Christian

      Hola Rogelio, no sé bien a qué te refieres con el «tono de orden», en este artículo no decimos que no se puede usar la palabra «Jehová» o cosas por el estilo, explicamos simplemente que tal nombre se debe a un error de transcripción y que muy probablemente el nombre original es «Yahvé», pero aún así preferimos «Señor», en ningún momento decimos que esto se puede o no se puede, para nosotros es sólo una cuestión filológica más que doctrinal. En cuanto a las publicaciones, en muchos blogs se requiere aprobar los comentarios antes de ser publicados, no veo en ello nada antidemocrático, y más aún en blogs como este donde hay gente que en lugar de participar se limita a escribir un insulto o meter publicidad o algo por el estilo. También en la democracia hay normas y reglas, no vale todo. De todas formas la democracia sirve para unas cosas pero no para todo, si vas a comprar a un comercio no puedes exigirles que sean democráticos y te dejen entrar y salir sin dar cuentas de lo que has comprado ni tampoco puedes decirles que son dictatoriales por no contar contigo para decidir el precio de los productos. En un blog sobre religión hay que pedir respeto a todos, pero ¿democracia? ¿a qué te refieres exáctamente? Si lo que quieres es libertad para opinar descuida, la tienes, al revisar los comentarios no bloqueamos los comentarios que no nos gustan, solo bloqueamos algunas veces (afortunadamente muy pocas) en las que los comentarios son simplemente insultos y cosas parecidas sin relación con los temas tratados. Incluso si escribes para decir que el papa es la Gran Ramera de Babilonia tu comentario será aprobado, ya hay muchos de esos. Tal vez en vez de «democracia» querías decir «censura», pues no te preocupes por eso.

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  4. Avatar de Carlos Alberto Alvarez.
    Carlos Alberto Alvarez.

    Christian es parece muy loable tu aclaratoria con respecto al nombre de DIOS, para un judío (de ayer o de hoy) DIOS es DIOS y DIOS no se llama Carlos Alberto simplemente es DIOS. El nombre a la divinidad es de otras culturas antiguas no de la hebrea. En Koiné se le llamaba Zeus y en Latín se le llamaba Jupiter, a lo mejor para algunos cristianos es importante ponerle un nombre a DIOS. También quiero agradecerte por aclarar los términos cristiano y para-cristiano, tengo claro que entre las Iglesias Cristianas están la Católica Romana de rito latino, la Católica Ortodoxa Bizantina de rito griego y la Católica Reformada (nacida de la protesta de Martín Lutéro) y que son llamadas Anglicana y Luterana, pero no se si la Calvinista entra dentro de la catolicidad por su postulado de la predestinación, al igual mi duda sobre las Iglesias Cristianas presbiteriana y episcopaliana (me refiero a la catolicidad). Entiendo que católico es un vocablo latino y que a su vez viene del griego y significa universal y que se aplicó a la religión cristiana en el siglo IV cuando fue oficializada por el emperador romano Teodocio en Constantinopla. Antes del siglo IV se le conocía como Iglesia Cristiana de occidente (la romana) e Iglesia Cristiana de oriente (la griega) y en el siglo V que se fue extendiendo a como la conocemos hoy «Iglesia católica». Las sectas cristianas nacen como producto de la libre interpretación de la Sagrada Escritura enseñada por Martín Lutéro y Juan Calvino entre otros y es en Los Estados Unidos de Americas a finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX cuando proliferan estas sectas, pero manteniendo la catolicidad de la enseñanza bíblica en cierta medida. Otra gran duda es si a los para-cristianos se les pudiese llamar pseudo/seudo-cristianos y no solo por la libre interpretación y su rechazo a la tradición eclesiástica sino por sus otras visiones interpretativas a la Biblia. Mi aporte lo hago desde la visión de la antropología teológica no desde la teología propiamente, pero me leer tu artículo me animó a participar.

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    1. Avatar de Christian

      Hola Carlos, te contestaré brevemente a lo que comentas, aunque el próximo artículo que vamos a publicar muy pronto creo yo que te dará respuesta mucho más detallada a todo lo que planteas.

      Iglesia Católica solo hay una, se mantiene pura en la versión romana y casi pura en la versión ortodoxa y, con alguna confusión, en las demás igleisas orientales, pues todas proceden de la misma Iglesia que fundó Jesús y mantienen la tradición apostólica.

      La Iglesia anglicana es, como ellos dicen, una “vía media”, así que tendríamos que diferenciar entre lo que ellos llaman la “Iglesia Alta” (High Church), que es casi católica, y la Baja (Low Church) que es básicamente calvinista.

      La luterana es, de todas las protestantes, la más parecida a la Católica, pero no lo son, porque rompieron con algunas de sus doctrinas más básicas y porque ellos mismos consideran que la Iglesia de Jesús es un ente abstracto, invisible, espiritual, pero no una Iglesia visible y humana.

      Las calvinistas, de las que surgieron luego las llamadas iglesias evangélicas, se separaron aún más en la doctrina, así que siguen siendo cristianos pero nada les queda de católicos.

      Los paraprotestantes ni siquiera se pueden ya considerar cristianos, aunque incluyen la Biblia y a Jesús entre sus creencias, pero lo mismo hacen los Bahais, por ejemplo, y nadie, ni ellos mismos, les consideraría cristianos. También los musulmanes creen en Jesús y consideran que la Biblia es un libro sagrado, aunque según ellos lleno de errores.

      El concepto de predestinación no es suficiente para decidir si una iglesia es católica o al menos cristiana, pues aunque la Iglesia Católica no lo defiende, muchos pensadores católicos lo han considerado posible, aunque en eso se equivocaban. Además Lutero, aunque lo explicaba de otra forma, también creía en la predestinación. Para liarlo aún más, los protestantes modernos se dividen entre quienes creen en la predestinación y los que no, pues incluso entre las iglesias evangélicas hay quienes lo rechazan.

      Lo que realmente hace que una iglesia pueda considerarse Católica es principalmente el hecho de que defiendan la Biblia y la Tradición apostólica, que se remonten a la fundación de Jesús y que conserven la sucesión apostólica, o en su defecto que hayan entrado en plena comunión con alguna de las iglesias católicas.

      El término “católico” no surgió en la época de Constantino, sino que nada más acabar el siglo primero ya se empieza a usar, al principio con el significado de “universal” y como oposición al concepto de iglesias locales, lo que ahora serían parroquias y diócesis, pero en pocos años a ese sentido se le va añadiendo otro más profundo, la idea de que la “Ilgesia Católica” es la Iglesia verdadera, la que conserva las doctrinas de Jesús, en oposición a las comunidades heréticas. Por tanto no tiene sentido aplicar el término de “católica” a ninguna de las iglesias surgidas de la llamada “Reforma” protestante, a pesar de que ellos sí se consideran católicos al interpretar dicho término en su primer significado de “universal” simplemente. De ese modo, como aceptan el credo de Nicea como base de la fe, pueden decir que creen en una Iglesia “santa, católica y apostólica”, aunque el sentido que eso tenía en Nicea no es el que ellos ahora quieren darle.

      Pero como te digo, cuando publiquemos nuestro próximo artículo, en una o dos semanas, podrás ver todo esto explicado mucho más a fondo. Mientras tanto espero que esto te sirva. Un saludo Carlos.

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      1. Avatar de Carlos Alberto Alvarez.
        Carlos Alberto Alvarez.

        Muchas gracias Christian, lo importante es tener presente que no somos de Pedro ni de Pablo sino de Cristo indistintamente a la iglesia cristiana a la que te congregas. Comparto contigo lo de la catolicidad presente tanto en el Obispo de Roma (I.C.R.) como en los Patriarcas de Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén e igualmente el Patriarca de Moscú (I.C.O.B.). Pero no menosprecio la enseñanza de las Iglesias Cristianas Reformadas tradicionales. Estaré esperando ese próximo artículo, al igual que me gustaría un estudio profundo y crítico de Mariología, venero como cristiano a la bienaventurada Virgen y Madre María de Nazareth.

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      2. Avatar de Christian

        El próximo artículo saldrá probablemente la semana que viene, espero que te sirva. Sobre María, hay ya un artículo publicado pero la intención es publicar una serie de varios artículos sobre ella, tal vez dentro de unos meses, ahora se están preparando artículos sobre el tema de las imágenes. Un saludo Carlos

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  5. Avatar de Xavi Serrano
    Xavi Serrano

    Muy buen articulo en realidad pero hay que analizar no solo la cuestión del nombre si no el conjunto bíblico ya que no podemos aseverar que Jesús es el mismo YHWH les dejo estos textos para reflexionar y nuevamente pregunto si Jesús y YHWH son los mismos según la inscripción en la cruz para que tanto misterio de parte de Dios nuestro creador? La palabra dice que es luz una lampara que clarifica nuestro entendimiento y si la palabra de Dios es la verdad que mejor manera de mostrarnos el mismo desde un principio la verdad, no con juegos y acertijos.

    Juan 17:3, VV (1977): “[Jesús oró a su Padre:] Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero [“solo Dios verdadero”, TA], y a Jesucristo, a quien has enviado.” (Note que Jesús no se refirió a sí mismo, sino a su Padre en el cielo, como “el único Dios verdadero”.)

    Juan 20:17, VV (1977): “Jesús le dijo [a María Magdalena]: Suéltame, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.” (Así que, para el resucitado Jesús, el Padre era Dios, al igual que el Padre era Dios para María Magdalena. Es interesante que no hallamos ni una sola vez en las Escrituras que el Padre haya llamado al Hijo “mi Dios”.)

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    1. Avatar de Christian

      Me alegro de que te guste el artículo, y me alegro de que lo digas incluso aunque no estés de acuerdo con él, eso muestra que eres capaz de aceptar las diferencias sin condenarlas, enhorabuena. Y ahora con este tu tercer comentario ya entiendo mejor lo que piensas. Ya sí es evidente que no eres trinitario, así que intentaré explicarte muy brevemente lo que nosotros pensamos de esas citas que dices y muchas otras similares, aunque algo ya te dije en mi comentario anterior.

      El Dios trinitario no son tres dioses que actúan siempre de acuerdo, sino un solo Dios con tres «personas» (tal vez sería mejor traducción «substancia» o algo similar, pero esa es la traducción que se hizo al latín). Cada una de ellas es Dios, y Dios es las tres a la vez. No se puede entender porque la naturaleza de Dios está por encima de nuestro entendimiento, pero sí podemos acercarnos al concepto usando analogías, y de nuevo recurriré a la analogía del agua que te dije antes.

      El océano es Agua, el río es Agua, el lago es Agua, pero el Agua no es solo el océano o el río o el lago, etc., sino que Agua es todo ello. Si el río pudiera personificarse y hablar nos podría decir “yo soy río y viajo hasta fundirme en el océano”, como si río y océano fueran dos cosas distintas, y lo son, pero ese mismo río, o tú o yo, podría decir “El océano es Agua”, a pesar de que obviamente el río también es Agua, y también podría afirmar, sin mentir, “yo soy el río que fluye hasta el océano, el Agua”. Si Jesús a veces usa la palabra “Señor” (Kyrios) para dirigirse al Padre pero el Padre nunca dice “Señor” para dirigirse al Hijo es por dos razones. Primero, Jesús nos habla constantemente desde los evangelios y tenemos muchas frases en las que se dirige al Padre, sin embargo solo hay unas cuantas frases en las que el Padre le habla al Hijo (en realidad si no me equivoco solo en el momento del bautizo, cuando dice “Este es mi Hijo bien amado”, y si hay algún otro ejemplo te agradecería que me lo dijeras para tenerlo en cuanta porque ahora mismo no se me ocurre). Así que si solo tenemos una (o tal vez dos o tres frases) en las que el Padre se dirige al Hijo, compararlo con la forma diversa en la que el Hijo se dirige al Padre no es un argumento válido pues no son situaciones equiparables. Y la segunda razón es que el Padre estaba en el cielo y era plenamente Dios, mientras que el Hijo (y ahora me voy a meter en un buen berenjenal porque habría que matizar muchas cosas pero no hay espacio aquí) estaba en una fase terrena, encarnado, y aunque plenamente Dios y plenamente hombre, su punto de vista en esa misión era de abajo a arriba (él estaba en la tierra y el Padre en el cielo, él tenía en buena parte las necesidades y las limitaciones de los hombres y Dios Padre seguía siendo por entero ilimitado). Por eso mientras Jesús habitó la tierra su “persona” actuaba en subordinación a la voluntad del Padre, lo que no quiere decir que fuera inferior a Él.

      Voy a añadir yo ahora una cita nueva a aquellas que tú has presentado: “Yo y el Padre somos uno” la puedes interpretar simbólicamente como “estamos en sintonía, somos de un mismo corazón, etc.”, entonces ¿cómo explicas la reacción de quienes escucharon aquellas palabras en ese momento? Juan 10:33 nos lo cuenta: “Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios”. Y los judíos tomaron piedras para lapidarle y matarle, entonces, si los judíos (como nosotros) interpretaron mal las palabras de Jesús, que no eran literales, ¿por qué no aclaró Jesús el error (le iba la vida en ello) explicando que no es eso lo que quería decir sino que estaba hablando simbólicamente? No, Jesús no contradijo la interpretación de los judíos sino que se reafirmó y su única respuesta fue “Os he mostrado muchas obras buenas que son del Padre. ¿Por cuál de ellas me apedreáis?…” Y ten en cuenta (mira el contexto) que esas “obras buenas del Padre” de las que Jesús habla se refiere a los milagros que él mismo, Jesús, ha estado haciendo, así que Jesús afirma que él y el Padre son una misma cosa, y que las obras qué él ha estado haciendo son obras del Padre. Pero tú dices que a pesar de todo Jesús y el Padre son dos cosas diferentes.

      Ahora bien, que estos argumentos no te convenzan lo entiendo totalmente, pues estos argumentos solo explican que nuestra creencia puede ser consistente con la Biblia, pero igualmente tu interpretación podría ser consistente con ella (o vamos a suponer que lo es). El fondo de la cuestión está en resolver la pregunta de ¿cómo podemos saber quién de los dos está interpretando los datos de la forma correcta? Si un libro dice que María Carlota no pudo conocer la II Guerra Mundial porque ya estaba muerta, yo puedo afirmar que ella murió en 1920 y tú puedes estar seguro de que murió en 1900, y ambos estaríamos en sintonía con esa afirmación del libro, pero si no se conserva el acta de defunción, ¿cómo saber quién tiene razón? Yo lo creo porque me lo dijo mi padre, tú crees la otra fecha porque te lo dijo tu padre, ambos nos basamos en lo que nos han contado porque ninguno de los dos estuvimos presente cuando murió ni tenemos el acta oficial que lo confirme (incluso el acta dejaría un resquicio de duda, aunque fuera del 1% porque podría haber sido erróneo o manipulado).

      En ese caso cualquier discusión sería una lucha de argumentos, pero no podría resolver con seguridad la pregunta de ¿en qué año murió María Carlota?

      ¿Quiere eso decir que cristianos, testigos y mormones tienen diferentes ideas de Dios basándose solo en su “opinión particular”? Ni mucho menos. Aunque esto no te va a gustar, mi opinión (100% seguro) es la siguiente.

      Yo estoy seguro de que María Carlota murió el año 1920 porque me lo ha dicho mi padre, y mi padre está seguro de ello porque se lo dijo su padre, y mi abuelo estaba seguro porque se lo dijo su padre, que estuvo presente ese año en el momento de la muerte y que la acompañó en su último viaje al cementerio. Por el contrario tú afirmas que murió en el año 1900 porque te lo ha dicho tu padre, a quien se lo contó un historiador al que admiraba mucho, pues ese historiador leyendo periódicos antiguos vio que antes de 1900 se hablaba mucho de ella pero a partir de esa fecha de repente ya no se habla más de ella, y como este libro del que hablamos dice que no conoció la II Guerra Mundial, pues sumando 2 y 2 ese historiador, al que tu padre tanto respetaba, llegó a la conclusión de que María Carlota murió en 1900, y tú aceptas su tesis y te lo crees.

      Resulta que Carlota, una cantante con un poquito de fama a finales del XIX, decidió retirarse del fatigoso mundo del espectáculo justo al cambiar de siglo, cuando se sintió demasiado mayor para ir de una ciudad a otra continuamente y se retiró a su pueblo natal donde vivió feliz el resto de sus días hasta su muerte, en 1920. ¿Y yo por qué sé eso si no aparece en ningún libro? Pues porque mi tatarabuelo, que era primo suyo, se lo contó a su hijo, que a su vez se lo contó al suyo y éste, mi padre, me lo contó a mí. Incluso tenemos cartas de mi abuelo y mi tatarabuelo comentando el asunto.

      Eso es lo que los católicos llamamos Tradición. Nuestras creencias no se derivan de analizar la Biblia como si fuera un texto caído del cielo, sino que son el producto de la predicación de los apóstoles y los discípulos de Jesús, testigos de todo ello, y esas doctrinas, en su esencia recogidas en la Biblia, se fueron transmitiendo de generación en generación, así que si yo creo que Dios es trino no es porque algún iluminado católico estudiando la Biblia llegó a esa curiosa interpretación, sino porque así lo predicaron los discípulos de Jesús, así lo enseñaron los apóstoles, así se fue transmitiendo de generación en generación y así aparece reflejado en todos los escritos cristianos desde el mismísimo siglo primero, y cuando posteriormente aparezcan las distintas corrientes gnósticas que llegan de Persia y alguna de ellas ponga esto en duda, la cristiandad lo declarará herejía porque esa creencia no formaba parte del cristianismo.

      Es por eso que yo estoy seguro de que mi visión trinitaria es la que Jesús predicó y, con todos mis respetos, las visiones anti trinitarias son el resultado de cavilaciones humanas realizadas principalmente en Estados Unidos en el siglo XIX, pues fuera de la Tradición la posibilidad de interpretar un mismo texto de diferentes formas se multiplica hasta casi el infinito. Por eso interpretar la Biblia ignorando la Tradición es una forma inevitable de caer en el error, y como verdad solo hay una pero incorrecciones puede haber infinitas, así nos encontramos que la Iglesia Católica custodia la doctrina de siempre mientras del Protestantismo (que negó el valor de la Tradición) no han dejado de salir, y aún salen, miles y miles de doctrinas diferentes e incluso opuestas que se multiplican sin fin, y cada una de esas doctrinas tiene fecha de nacimiento y autor en una etapa que va desde el siglo XVI hasta el día de hoy, muy lejos de los orígenes del cristianismo, que está en Jesús y en el siglo primero.

      Este es mi argumento y en esto nos basamos los católicos para estar convencidos de que conservamos el auténtico cristianismo. Cualquier otra discusión basada en textos sin contextos puede resultar interesante, pero no prueba nada. La Biblia no puede explicarse a sí misma. Usar como único contexto de una frase el propio texto bíblico es como interpretar correctamente la obra de Shakespeare utilizando como información única y exclusivamente las obras de Shakespeare, cualquier historiador o literato te diría que tal empresa sería limitada e inútil.

      Ahora bien, si por ventura eres mormón, me dirás que tú no usas solamente la Biblia sino también el libro del Mormón y las revelaciones de Joseph Smith. En ese caso se acabó la discusión porque estamos hablando de cosas distintas. Yo creo en Jesús y creo que lo que Él predicó es la verdad, la cual fue transmitida de generación en generación hasta llegarme a mí, y tú creerías entonces en Jesús y en Joseph Smith, así que creerías que lo que Jesús predicó… y lo que Joseph Smith predicó y explicó sobre Jesús, es la verdad. En tal caso toda la discusión se debería trasladar al debate de ¿por qué creo yo que Jesús es el Hijo de Dios y por qué crees tú que además Joseph Smith es un profeta de Dios? Y eso sería un tema distinto, puesto supongo que ambos estamos de acuerdo en que Jesús es divino (aunque tengamos formas diferentes de interpretar esa divinidad), el verdadero debate sería entonces argumentar que Joseph Smith verdaderamente tuvo esas revelaciones y que ese libro que recibió y luego desapareció, verdaderamente existió y tuvo un origen divino.

      Perdona, es complicado argumentar cuando no sabes cuáles son las creencias de la otra persona, y en la mayoría de los casos la gente que escribe aquí criticando o rebatiendo nuestras creencias no dice cuáles son las suyas así que a veces argumento cosas innecesarias y otras me dejo sin tocar cuestiones que en realidad serían fundamentales. Lo malo es que me encanta argumentar, siento haberte escrito tanto. Y no es mi intención descalificar tus creencias como si fueran tonterías, solo intento rebatirlas y contraponerlas a las mías. En el fondo, supongo que tu corazón cree en ellas y las venera con tanto amor y convicción como yo las mías, y eso siempre merece respeto. Un saludo Xavier.

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      1. Avatar de Xavi Serrano
        Xavi Serrano

        En cuanto a Juan 10:33 como sabemos lo que buscaban para Jesucristo era darle muerte como de lugar y es obvio que tomaron como ofensa (excusa) el supuestamente hacerse un Dios, pero el luego muestra mas adelante el texto de Salmos 82 Jesús les contesta: “¿No está escrito en su Ley: ‘Yo dije: “Ustedes son dioses? Si él llamó dioses a aquellos contra quienes vino la palabra de Dios, y sin embargo la Escritura no puede ser nulificada, ¿me dicen ustedes a mí, a quien el Padre santificó y despachó al mundo: ‘Blasfemas, porque dije: Soy Hijo de Dios? Notese Jesús mismo dijo SOY HIJO DE DIOS no dijo soy Dios y si corrigió el asunto y luego vuelve a denotar que el Padre esta en unión con el y claro el hizo milagros pero por medio de su Padre.

        Disculpa que no piense igual que tu en este punto y te diré porque:
        si son tres personas como mencionas al inicio y con tu analogía del agua, si Jesús hombre mortal y a la vez Dios como dices tu, porque debería llamar Padre, Señor a alguien que a la final de cuentas por mas que el estuviera en calidad de hombre y la otra persona en calidad de Dios con todo su poder ilimitado, estas tres personas saben que no son mas ni menos la misma esencia, y si son tres personas con los mismos atributos porque tanta reverencia, solo hubiera bastado en toda ocasión pedir de manera simple como: Espíritu Santo envíame poder para resucitar o YHWH (ya que no sabemos su pronunciación) necesito curar a este ciego (ojo Jesús pidió a su Padre siempre no al Espíritu Santo). Aquí es donde entra el problema de que son tres personas y si son tres personas deben tener cada una un nombre, pero como son un Dios todas se llaman igual, lo cierto es que Jesús nunca muestra que sean iguales.

        Para concluir debería preguntarte cuando nació la iglesia Católica, cuales han sido sus hechos y cuales han sido sus frutos. Digo esto sin ofender pero tu bien sabes que es una Iglesia que se basa en tradiciones (asi como por tradición llego a ti la trinidad) que han sido la mezcla de Cristiandad con las practicas Romanas y otros pueblos que eran paganos y hasta el día de hoy siguen practicando fiestas que están totalmente en desacuerdo con la Palabra de Dios. Entonces de que me vale que me transmitieron toda la verdad hasta el dia de hoy si en si la Iglesia por siglos a cometido actos graves en contra de los mismo principios de Dios y no ha andado en el principio que Jesús dio a sus apóstoles «Amar al projimo» y tantos otros (y no voy a enumerarlos porque bien sabido es a lo largo de los siglos cuantos actos malos han sido cometidos en nombre de la Iglesia).

        Tu argumento en realidad tampoco es fiable porque tendríamos que ver si realmente la Iglesia Católica se origino en el Cristianismo verdadero, por otra parte la Biblia no fue un legado para los Católicos únicamente si no para todo el mundo así como fue la predicación de los apóstoles hasta la parte mas distante fue el mandato de Jesus.

        Por ultimo me resta decir que la trinidad empieza con el Concilio de Nicea (antes de esto ideas Platonicas) en donde se toca el tema y luego queda sentado la divinidad del Espíritu Santo y mas adelante el asunto de la Trinidad, la trinidad no nació con Jesús ni los apóstoles ni la Iglesia Cristiana Primitiva, y definitivamente la Biblia jamas menciona siquiera la palabra Trinidad ni da alusión a que el Padre el Hijo y el espíritu santo sean uno y a la vez tres o un solo Dios.

        Saludos nuevamente y seria interesante seguir el tema pero con el uso total de la Biblia que por si sola habla. Estas conversaciones enriquecen el conocimiento que es el que necesitamos para conocer a Dios con fiabilidad. Nuevamente encantado de conversar contigo y no hay problema con la cantidad de escritura tengo tiempo para analizar la palabra de Dios!

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      2. Avatar de Christian

        Hola de nuevo Xavi, intentaré responder a tus comentarios como mejor pueda.

        Sigo sin saber si eres mormón o a qué sector no-trinitario perteneces, pues hay diferentes explicaciones sobre el tema entre los no-trinitarios, no sé si debería discutir sobre si Jesús es divino o solo humano o si es divino pero creado posteriormente por el Padre o alguna otra de las interpretaciones que hay, así que me centraré principalmente en rebatir la afirmación que haces de que la Trinidad es una doctrina pagana introducida en el Concilio de Nicea (supongo que por Constantino pensarás).

        Para rebatir eso basta buscar testimonios de la Iglesia primitiva anterior a Constantino y ver si ellos creían o no en que Jesús era Dios.

        Primero, en Nicea no se discutió sobre si Jesús era o no Dios, sino sobre de qué naturaleza exactamente era la divinidad de Jesús. Fue Constantino quien convocó el concilio, cierto, pero porque en un sistema de monarquía absoluta como aquel, nada importante se podía mover en su imperio si no era con la sanción del emperador, y Nicea suponía que un buen número de obispos de todo el imperio se tenían que reunir. Pero si Constantino convocó el concilio fue a instancias del obispo de Córdoba, Ossio, que fue el verdadero impulsor, aunque luego Constantino figure como el convocador. Es como en España, que el parlamente aprueba una ley pero luego oficialmente aparece el rey firmando y sancionando la ley, como si fuera él quien lo decide y la pone en vigor, cuando en realidad él simplemente refrenda lo que el parlamento ha decidido. En Nicea durante semanas se produjeron los debates y cuando ya estaba todo más o menos atado es cuando llega Constantino a Nicea, escucha los debates y tras las votaciones de los obispos sanciona el resultado final. Deducir de ahí que fue Constantino quien decidió todo es no conocer el funcionamiento del concilio ni de la política de la época. Pero yo no sé cuál es tu idea del Concilio así que paso al asunto doctrinal.

        Todos los obispos presentes estaban de acuerdo en que Jesús era Dios, el asunto que provocó el concilio es que un grupo de obispos de oriente, influenciados por las teorías que recientemente había propagado Arrio, decían que Jesús no era un ser eterno como el Padre, sino que el Padre había creado a Jesús cuando se puso a crear el universo. Pero a pesar de lo que digan novelas de ficción como El Código Da Vinci, lo del Concilio de Nicea no fue un debate entre dos corrientes en donde una salió victoriosa y se impuso a la otra, que fue acallada. No, se trata de una Iglesia que tiene una doctrina muy clara y ante el nacimiento y expansión de una nueva herejía, se reúne para parar esa nueva doctrina antes de que se extienda más y cree importantes divisiones. El resultado de la votación fue de 300 contra 3 (había más obispos arrianos pero en los debates quedaron convencidos de que la interpretación arriana no se ajustaba a la Biblia ni a la Tradición). Por tanto no podemos hablar de dos corrientes, sino de una Iglesia y un pequeño grupo de herejes. Y aunque desconozco tus creencias, si por ventura pensaras que tus creencias son continuación de aquellos arrianos, que a lo mejor consideras los verdaderos cristianos, tendrías que saber (o quizá ya lo sepas) que si dejamos a un lado el tema de si Jesús era Dios o fue un dios creado por el Padre, en todo lo demás eran católicos como todos y creían en la comunión de los santos, la presencia real de Jesús en la eucaristía y demás doctrinas católicas que vosotros rechazáis, así que los arrianos no tienen nada que ver con vosotros.

        Decir que la Trinidad es un concepto pagano que Constantino metió en la Iglesia no es correcto. En la antigüedad tenemos religiones en donde la cúspide de su panteón de dioses la ocupa una triada, como en Egipto (Isis, Orus, Osiris), en la India (Brahmá, Visnú y Shiva), etc. Pero esas triadas no son un solo Dios, sino tres dioses distintos (como en Egipto) o bien tres manifestaciones distintas de un único Dios (como en ciertas corrientes del Hinduísmo). La Trinidad cristiana no es ni lo uno ni lo otro, ni son tres dioses ni es un solo Dios realizando papeles diferentes; es un único Dios pero formado por tres esencias, y analizar en detalle cómo es eso sería absurdo porque es un misterio que supera la capacidad de comprensión humana. Y ahí sé que pensarás que es una salida muy fácil, decir que es un misterio y no se puede explicar, pero es así, hay cosas espirituales que el hombre nunca podrá comprender en esta vida, por ejemplo es un misterio el hecho de que lo infinito pueda estar contenido en lo finito, como ocurrió en la encarnación de Jesús, aunque tampoco sé si tú piensas que Jesús era divino o crees que solo era humano, así que paro ahí el argumento.

        En algo tienes mucha razón, la palabra “Trinidad” no aparece en la Biblia, ¿y qué? No sé qué tiene de malo crear palabras que sirvan para expresar fácilmente conceptos que están en la Biblia, lo importante no es la palabra sino el concepto.

        En el Antiguo Testamento no se habla de la Trinidad, pero es que hay muchas cosas del cristianismo que no aparecen en el A.T., porque supongo que vosotros, igual que nosotros, pensaréis que la revelación de Dios fue progresiva, y por tanto el Pueblo de Dios va recibiendo las verdades poco a poco. Sin embargo llama la atención algunos episodios del A.T. en los que se puede ver una idea trinitaria implícita incluso cuando ellos no captan esa realidad trina. El hecho de que en el Génesis, cuando Dios crea el mundo a menudo usa el plural, puede indicar que su esencia era plural (“nosotros”), pero ese argumento no es irrefutable porque podría tratarse de una especie de plural mayestático. El que a menudo se le llame a Dios usando la forma plural “Elohim” también puede ser un argumento a favor pero también sería discutible. Más claro me parece a mí la escena de la Encina de Mambré, donde YHWH visita a Abraham y lo hace bajo la apariencia de tres personas distintas. YHWH no sería el nombre del Padre, sino de la Trinidad, así que el Padre es YHWH, el Hijo es YHWH y el Espíritu Santo es YHWH.

        En el capítulo 18 vemos la conversación entre estas tres “personas” y Abraham es muy reveladora porque en algunos momentos Abraham les llama “Señor”, en singular, y en otros “ustedes” en plural. Por ejemplo, nos dice que Abraham divisó a “tres hombres”, corrió hacia ellos y postrándose les dijo :“Señor mío, si quieres hacerme un favor…”. También dice “Ellos le preguntaron…”, y poco después dice “Pero el Señor dijo a Abraham…”. En los versículos 16 y 17 leemos “Después, los hombres salieron de allí y se dirigieron hacia Sodoma, y Abraham los acompañó para despedirlos. Mientras tanto, el Señor pensaba: «¿Dejaré que Abraham ignore lo que ahora voy a realizar?“.

        Si rechazas el concepto de la Trinidad entonces toda esta escena sería un despropósito gramatical y argumental, aunque supongo que vuestra interpretación es que de las tres personas una era el Señor y las otras dos ángeles acompañantes, pero en ese caso tampoco encaja bien la escena, porque cuando Abraham se dirige a ellos en singular sería entonces que distinguía perfectamente quién era el Señor y quién no, pero el relato bíblico no hace distinciones. De hecho cuando Dios le anuncia que Sara tendrá un hijo la Biblia dice “entonces uno de ellos le dijo: volveré a verte sin falta el año entrante…”. No dice que el Señor se lo anunció, sino que “uno de ellos”, como si cualquiera de los tres tuviera la misma autoridad para anunciarlo. A continuación vuelve al singular y nos dice, como si solo fuera uno, “Entonces el Señor dijo a Abraham: ¿por qué se ha reído Sara?… cuando yo vuelva a verte para esta época el año que viene…”. O sea, el que va a volver al año siguiente es “uno de ellos”, sin más distinciones ni preeminencias, y poco después se nos aclara que ese que volverá es “el Señor”. Más adelante se dice que “dos de esos hombres se fueron de allí… pero el Señor quedó de pie frente a Abraham. Y luego vemos que esos otros dos hombres son los ángeles que entran en Sodoma.

        En el Génesis casi siempre que aparece un ángel (que salvo en ese caso creo que siempre es uno solo), normalmente llamado “el ángel del Señor”, más que un ser independiente actúa como teofanía, es decir, como la manifestación de Dios bajo una apariencia física con la que poder interactuar con la gente. Desde el punto de vista trinitario toda esta escena tiene pleno sentido, pues la Trinidad entera es Dios, y también es Dios cada una de las personas (= esencias) que forman la Trinidad, así que estando los tres juntos se les puede hablar como si fueran uno solo o como si fueran tres diferentes, y también cualquiera de ellos (“uno de ellos”, como dice la Biblia) puede recibir el título de “Señor” individualmente, y el mismo título ser usado para los tres, y también se puede decir que dos de ellos marcharon y “el Señor” se quedó. Todo tiene sentido porque es paradójico, pero si tú crees que sólo uno de ellos era el Señor y no los otros dos, entonces tendríamos que suponer que la redacción de esta escena es desastrosa y muy equívoca.

        El mismo Jesús interpreta otro pasaje del A.T. para afirmar su divinidad en Marcos 12:35-36, donde cita “dice el Señor a mi Señor…” y explica “David mismo le llama «Señor. ¿En qué sentido es, pues, su hijo?”, o sea, que cuando los profetas decían que el Mesías sería “Hijo de David”, no era simplemente un descendiente humano del rey, sino que sería además “el Señor”, donde “dice el Señor a mi Señor” equivale a decir “dice Dios al Mesías, que también es mi Dios”, pues en todo el A.T., y en el nuevo, “Señor” es el título que se le da siempre a Dios, y además el rey David no tenía más Señor encima suyo que al mismo Dios.

        El principio del evangelio de San Juan también es claro, “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios y era Dios. (Juan 1:1)”. Dice “y era Dios”, no que fue creado por Dios o nada parecido, de hecho “en el principio era el Verbo” no dice “en el principio era el Padre y luego creó al Verbo”, pero la expresión “el Verbo estaba con Dios y era Dios” solo tiene sentido desde la doctrina trinitaria de que las tres personas son un solo Dios y al mismo tiempo son tres sustancias diferentes, “era Dios” y “estaba con Dios” solo tiene sentido si Dios es trino.

        Otro razonamiento es que la Biblia nos dice que “Dios es amor”, y los cristianos consideramos que esa es la esencia misma de Dios, no una cualidad sino su esencia. El amor no es algo que existe en soledad, sino que solo puede existir cuando hay algo a lo que amar. En la eternidad, antes de la creación del universo, cuando solo existía Dios, si Dios es una sola sustancia no había nada a lo que amar, así que hasta que no creó a los hombres Dios no amaría, y entonces el amor sería algo posterior, algo que Dios sintió tras la creación, pero no sería la esencia divina sino un accidente. Si Dios es trino entonces desde toda la eternidad el amor fluiría entre las tres personas de la divinidad y por tanto el amor sí sería un rasgo esencial y eterno, consustancial a la naturaleza divina y no un accidente que comienza en un momento determinado.

        Taciano, un escritor cristiano que vivió en el siglo II, y por tanto mucho antes de Nicea y Constantino, escribe: No actuamos como locos, ¡oh griegos!, ni contamos historias vanas, cuando anunciamos que Dios nació en forma de hombre (Oratio ad Graecos, p. 21). Fíjate en la afirmación rotunda “Dios nació en forma de hombre”, no dice que Dios envió a su hijo a la tierra, sino que Dios mismo, el único, se encarnó. Pero como tú bien dices, en la Biblia ese Dios encarnado, Jesús, habla con el Padre como si fuera otra entidad distinta a él mismo. Por eso ese misterio en el que vemos que Dios es uno y al mismo tiempo son “tres personas y una esencia”. También Justino, en ese mismo siglo II, nos dice “siendo el unigénito Verbo de Dios, es incluso Dios”.

        San Ireneo, también en el siglo II, dice: “ …este es Cristo, el Hijo del Dios viviente. He mostrado por las Escrituras que nadie de los hijos de Adán es en ninguna manera, y en absoluto, llamado Dios o Señor. El hecho que Él mismo es en Su propio derecho, por encima de todo hombre que haya vivido, Dios, Señor, Rey Eterno y el Verbo Encarnado, proclamado por todos los profetas, apóstoles y por el mismo Espíritu Santo, puede ser visto por todos los que han obtenido incluso una pequeña parte de la verdad. Ahora, las Escrituras no hubieran testificado estas cosas acerca de Él, si, como otros, Él hubiera sido un simple hombre. Pero del hecho que Él tuvo, como ningún otro, un nacimiento preeminente que es del Padre Supremo, y que también experimentó esa procreación preeminente que es de la Virgen, las Escrituras divinas sí testifican acerca de Él en ambos aspectos:…que Él es el Santo Señor, el Maravilloso, el Consejero…y el Dios Fuerte, viniendo en las nubes como el Juez de todos los hombres;—las Escrituras profetizan todas estas cosas acerca de Él.” Fíjate quedice “Dios, Señor, Rey Eterno”, así que también deja claro que no fue un dios creado por el Padre, pues en ese claro no sería Eterno.

        Y más citas podría darte anteriores a Nicea, y eso como mínimo demuestra que los cristianos ya creían que Jesús era Dios mucho antes de Nicea, así que no se puede afirmar que el concepto de la Trinidad es una paganización introducida en Nicea, sino que ya estaba en la Iglesia.

        En el A.T. Isaías profetiza la llegada del Mesías diciendo: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz (Isaías 9:6)”. Identifica a Jesús como “Dios Fuerte” y “Padre Eterno”, afirmando así que Jesús es Dios, y que Jesús y el Padre en realidad son una misma cosa, aunque son dos “personas” distintas. Y aquí vemos que lo que antes citamos de San Ireneo es algo basado en la Biblia, pues el propio Isaías nos dice que Jesús es “Dios Fuerte, Padre Eterno”.

        Cuando Tomás mete los dedos en las llagas de Jesús y le reconoce, se postra y exclama: ““¡Señor mío y Dios mío!” (Juan 20:28)”, bien claro me parece a mí. En el capítulo 10 Juan pone en boca de Jesús las palabras “El Padre y yo somos una sola cosa».”

        Por eso estas afirmaciones de Jesús y de otros afirmando que Jesús es Dios, y las otras afirmaciones en las que se muestra a Jesús como algo diferente del Padre son paradojas, aparentes contradicciones que tienen perfecto sentido dentro de la doctrina trinitaria, pero que resultan imposibles de explicar si pensamos que Jesús no es Dios sino solo un hombre santo o una divinidad creada posteriormente (lo cual rompería el monoteísmo) o un hombre que fue divinizado o “adoptado” por el Padre convirtiéndose en un semidios al estilo de los semidioses del paganismo griego. Esos sí que son conceptos paganos que ya existían en muchas religiones anteriores al cristianismo.

        Luego mencionas el tema de que la Iglesia Católica al parecer tiene una historia de maldad y crímenes, ignorando todas las buenas obras que ha hecho. Sobre eso decirte que la Iglesia que está en la tierra está compuesta por seres humanos, todos pecadores, y por tanto llena de errores en su comportamiento. Jesús prometió que el Espíritu Santo la protegería (de los males espirituales, no los físicos) y la libraría del error, pero no dijo que los cristianos serían todos seres perfectos. Antes de Jesús el Pueblo de Dios, Israel, cometió tremendas barbaridades, no hace falta que te las enumere, están todas en el A. T., matanzas, asesinatos, violaciones, genocidios, asesinatos masivos de mujeres y niños, cayendo una y otra vez en la idolatría, profanando el templo, etc etc, y sin embargo Dios una y otra vez los reconoce como su pueblo y promete protegerlos y no desampararlos. Así que si después de Jesús el nuevo Pueblo de Dios, o sea la Iglesia, sigue cometiendo errores y barbaridades (no tantas como el del A.T.), eso no es un argumento para decir que no es el verdadero Pueblo de Dios, eso solo es un reflejo del barro pecador del que estamos hechos.

        Sin embargo si en vez de mirar lo malo miramos lo bueno, veremos que Israel también tuvo grandes virtudes y amó a Dios como ningún otro pueblo, y custodió sus doctrinas y nos transmitió fielmente su palabra. Igualmente si miras lo bueno de la Iglesia verás que también tiene grandes virtudes, extendió el cristianismo por toda la tierra aún a costa de las vidas de muchos, preservó fielmente la palabra de Dios del N. T. y si tuvo grandes pecadores, como los papas Médicis y Borgias, por ejemplo, también tuvo y tiene grandes santos como San Francisco de Asís y Teresa de Calcuta. En la humanidad siempre habrá luces y sombras y si solo miramos las sombras tendremos una visión muy distorsionada. Cuando surgieron los grupos protestantes vemos que en los territorios en donde toman el control fueron capaces de tanta crueldad como los católicos contra las minorías, pero también los protestantes y paraprotestantes tienen junto a sus sombras grandes virtudes y santos, aunque equivocados. Para juzgar correctamente hay que ver todo, no solo una parte. De todas formas como dije, el ser buenos o malos no significa que tengan la verdad o no. Si Jesús eligiendo a sus íntimos, a los cimientos de su Iglesia, creó un grupo de apóstoles que cayeron en la mentira, la cobardía, el orgullo, e incluso la traición, ¿por qué crees tú que una Iglesia, incluida la tuya, debería ser perfecta si es verdadera? Los hombres somos así, defectuosos, pero la Iglesia fundada por Jesús, la católica, sí tiene la protección del Espíritu Santo para no caer en el error, en todos los demás aspectos somos igual de humanos que todos y podemos pecar como todos, incluido el papa.

        Por último solo mencionar que tú consideras que cualquier argumento tiene que limitarse a los escritos bíblicos porque defiendes la “sola scriptura” (lo que quiere decir, ahora que lo pienso, que no eres mormón), pero es que esa doctrina no es cristiana ni está en la Biblia, es una innovación posterior. La Iglesia se creó basándose en las enseñanzas de Jesús y de los apóstoles y discípulos, que predicaron de viva voz esas doctrinas, y solo después se escriben ciertos libros y cartas que con el tiempo se irán juntando y cribando hasta que la Iglesia, la misma que tú consideras paganizada, es inspirada por el Espíritu Santo para decidir cuáles de esos escritos son realmente Palabra de Dios y cuáles no. Es la Iglesia Católica la que ha seleccionado y preservado los escritos que tú ahora consideras la única verdad, pero si fueramos una perversión pagana de un cristianismo pervertido ¿podrías confiar en que nuestra selección fue la correcta? ¿podrías estar seguro de que no cambiamos los textos para adaptarlos a nuestras paganizadas creencias? Es contradictorio decir que la Iglesia Católica es una corrupción pagana y al mismo tiempo creer que esa misma Iglesia posteriormente decidió de forma infalible qué escritos eran Palabra de Dios y cuáles no.

        En este blog de Apologia 2.1 tenemos muchos artículos que demuestran precisamente que las doctrinas católicas actuales ya existían antes de Nicea, por lo que la teoría de que en Nicea se paganizó todo no tiene ninguna base histórica. Es fácil decir “esa creencia se inventó en Nicea”, pero es imposible demostrarlo y contradecir a los testimonios anteriores en donde ya se ve esa doctrina. Todavía hay algunas doctrinas sobre las que no hemos escrito artículos, pero ya lo iremos haciendo, pues ninguna de nuestras creencias ha sido inventada, durante
        2000 años hemos custodiado las enseñanzas de Jesús, tanto las que se escribieron enseguida como las que fueron recogiéndose por escrito poco a poco más tarde, tanto los escritos que se consideraron Palabra de Dios directa como los que se consideraron palabras de los hombres pero reflejo fiel de las enseñanzas de Jesús. Por eso cuando me preguntas cuándo apareció la Iglesia Católica te diré que fue en el día de Pentecostés, cuando María y los apóstoles estaban reunidos y Jesús les envió el Espíritu Santo.

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      3. Avatar de Rogelio Escalante C.
        Rogelio Escalante C.

        Humildemente, pienso que se puede disentir, y hay que aceptarlo, para ello tenemos el libre albedrío, por otra parte, ya no vivimos en la edad media donde se imponian las ideas a la fuerza, se quizo imponer la tradición, pintando la historia de sus peores páginas, enhorabuena que la Iglesia evoluciono en ese sentido, pero aun le queda el sanbenito de ser dueña de toda la verdad y allí les falta humildad mucha pero mucha humildad. Con el mas sincero interés.

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      4. Avatar de Christian

        Jesús fundó la Iglesia para que custodiase eternamente la Verdad que él nos trajo, esa es una de sus principales funciones. Si la Iglesia no hiciera eso entonces tendríamos una asamblea en donde cada varios años se reuniría la gente para votar si el Espíritu Santo existe o es sólo un concepto abstracto, o para decidir si Jesús es Dios o no, o para decidir si Dios es trino o tetra o mono. De hecho existen iglesias que hacen eso, pero ¿quién se va a creer una verdad que en realidad es opinión humana y que cambia constantemente? Si alguien propusiera que hagamos un referendum nacional para decidir si los planetas del sistema solar son 7 o 25 o para decidir si la masa del átomo de nitrógeno es tal o cual cifra, los científicos diríamos que estan locos, porque la verdad se descubre, no se decide. Jesús vino a revelarnos la Verdad, y nadie puede cambiar sus enseñanzas. Decir que no estamos en posesión de la Verdad es lo mismo que decir que en realidad no sabemos qué es lo que nos enseñó Jesús, y él vino, predicó y murió por nosotros, ¿y ahora nadie sabe qué es lo que nos vino a enseñar? Por algo fundó la Iglesia, si en vez de predicar y fundar la Iglesia se hubiera limitado a escribirnos la Biblia de su puño y letra, ahora estaríamos todos inventando cada día interpretaciones nuevas sobre qué quiso realmente decir en esta y aquella frase. Eso es lo que ocurre fuera de la Iglesia, eso es lo que ocurre cuando se abandona la Tradición y se fia uno no de Dios sino de la mente humana. Dices como si la Iglesia hubiera abandonado la Tradición pero no es cierto, y si piensas que ha pintado páginas malas deberías mirar también todas las páginas luminosas de su historia. Siempre que interviene el hombre hay bueno y hay malo, no es justo mirar sólo lo malo e ignorar todo lo bueno, que en este caso es mucho más. Pero en algo estoy totalmente de acuerdo contigo, por supuesto que se puede disentir y claro que tenemos libre albedrío, tenemos todo el derecho del mundo a equivocarnos y a tomar decisiones incorrectas; es responsabilidad de cada uno elegir lo correcto, la verdad no se puede imponer, sólo se puede predicar y explicar, luego que cada uno decida aceptarla o no es cosa suya, cada uno es responsable de ir trazando en la vida su propio camino. También el relativismo es para muchos una verdad absoluta e incuestionable, y una verdad que predican con entusiasmo. Yo elijo libremente no aceptar ese tipo de filosofía aunque nos bombardean continuamente con ella, igualmente tú o cualquiera eres libre de aceptar nuestras creencias o no, sólo pretendemos exponerlas y explicarlas aquí. Qué bueno que todos tenemos la posibilidad de exponer nuestras ideas, sería horrible en ese sentido vivir en ciertas épocas pasadas o en ciertos países presentes donde sólo las ideas oficiales pueden ser expuestas y es obligatorio para todos aceptarlas o al menos fingir que las acepta. La libertad de expresión (con ciertos límites cuando choca con otras libertades) es una de las mejores cosas que los países libres hemos conquistado, así que tus comentarios, aunque no sean compartidos, son muy bien recibidos Rogelio. Un saludo.

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  6. Avatar de Xavi Serrano
    Xavi Serrano

    CONCLUSIÓN

    Aunque el debate continúa, parece bastante seguro que el nombre “Jehová” es fruto de un error a la hora de interpretar las vocales que faltaban.
    «Parece bastante seguro» y como no hay una prueba rotunda de este tema es tan posible como no, pero de lo que si estamos seguros es que Jesus tenia un padre con nombre propio al que el sirvio con integridad y gano un puesto bien merecido a su diestra!

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    1. Avatar de Christian

      «Bastante seguro» no significa un 50% de posibilidades ni muchísimo menos (eso en castellano se diría «posible»), sino en este caso más o menos un 99%. Si añado lo de «bastante» es solo por dejar abierta una mínima posibilidad de error. Pero si quieres aferrarte al 1% de duda no hay problema, para un cristiano tampoco supone ninguna ofensa llamar a Dios «Jehová» si eso quieres. Lo que está claro es que si buscas pruebas rotundas (o sea, del 100%) de que le llamaban «Jehová», eso sí que no lo encontrarás nunca porque todos los datos que temos indican lo contrario.

      En realidad el fondo del debate no está en el nombre, que es un dato anecdótico, sino en «¿por qué crees tú que es tan importante conocer el nombre exacto de Dios?» Tampoco queda claro si con «Jehová» te refieres a Dios-Padre o a Dios entero, aunque si eres no-trinitario, que supongo que será el caso, entonces supongo que para ti Dios-Padre y Dios entero son una misma cosa y Jesús sería un semidios, un dios secundario o un hombre glorificado. Ahí estaría el verdadero debate, la cuestión del nombre es, para nosotros, bastante irrelevante.

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  7. Avatar de peponido (@peponido)

    Aunque se hagan nuevos aportes igual existirán personas que no los creerán. Felicitaciones al autor. Dejo la información que la Enciclopedia Britannica dice al respecto.
    Yahweh Bible
    Written by: The Editors of Encyclopædia Britannica
    READ VIEW HISTORY EDIT FEEDBACK
    Alternative titles: Jehovah; YHWH

    Yahweh, the god of the Israelites, whose name was revealed to Moses as four Hebrew consonants (YHWH) called the tetragrammaton.

    After the Babylonian Exile (6th century bce), and especially from the 3rd century bce on, Jews ceased to use the name Yahweh for two reasons. As Judaism became a universal rather than merely local religion, the more common noun Elohim, meaning “God,” tended to replace Yahweh to demonstrate the universal sovereignty of Israel’s God over all others. At the same time, the divine name was increasingly regarded as too sacred to be uttered; it was thus replaced vocally in the synagogue ritual by the Hebrew word Adonai (“My Lord”), which was translated as Kyrios (“Lord”) in the Septuagint, the Greek version of the Hebrew Scriptures.

    The Masoretes, who from about the 6th to the 10th century worked to reproduce the original text of the Hebrew Bible, replaced the vowels of the name YHWH with the vowel signs of the Hebrew words Adonai or Elohim. Latin-speaking Christian scholars substituted the Y (which does not exist in Latin) with an I or a J (the latter of which exists in Latin as a variant form of I). Thus, the tetragrammaton became the artificial Latinized name Jehovah (JeHoWaH). As the use of the name spread throughout medieval Europe, the initial letter J was pronounced according to the local vernacular language rather than Latin.

    Although Christian scholars after the Renaissance and Reformation periods used the term Jehovah for YHWH, in the 19th and 20th centuries biblical scholars again began to use the form Yahweh. Early Christian writers, such as St. Clement of Alexandria in the 2nd century, had used a form like Yahweh, and this pronunciation of the tetragrammaton was never really lost. Many Greek transcriptions also indicated that YHWH should be pronounced Yahweh.

    The meaning of the personal name of the Israelite God has been variously interpreted. Many scholars believe that the most proper meaning may be “He Brings into Existence Whatever Exists” (Yahweh-Asher-Yahweh). In I Samuel, God is known by the name Yahweh Teva-ʿot, or “He Brings the Hosts into Existence,” the hosts possibly referring to the heavenly court or to Israel.

    The personal name of God probably was known long before the time of Moses. The name of Moses’ mother was Jochebed (Yokheved), a word based on the name Yahweh. Thus, the tribe of Levi, to which Moses belonged, probably knew the name Yahweh, which originally may have been (in its short form Yo, Yah, or Yahu) a religious invocation of no precise meaning evoked by the mysterious and awesome splendour of the manifestation of the holy.

    http://www.britannica.com/topic/Yahweh

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    1. Avatar de Christian

      Gracias, estoy de acuerdo con el artículo.

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