Puesto que muchos hoy acusan a la doctrina católica de ser el resultado de la paganización que Constantino hizo del cristianismo en Nicea, vamos a ver qué hay de cierto en todo ello. Este artículo pertenece a la serie CONSTANTINO O LA IGLESIA PRIMITIVA. De los 10 puntos que nos dispusimos a analizar, veremos hoy el 5.
1- La presencia real de Jesús en la Eucaristía
2- La consideración de que la misa católica es un sacrificio
3- Jerarquización de la Iglesia
4- Refuerzo de la autoridad del obispo de Roma
5- Se da el nombre de “católica” a esta nueva iglesia que él fundó.
6- La veneración a la Virgen y a los santos
7- Divinización de Jesús
8- Celebración del día del Señor en domingo
9- Selección del canon bíblico
10- Creación del rito de la misa católica

La Iglesia Cristiana ¿comenzó a llamarse “Católica” en la época de Constantino? Quienes eso afirman lo hacen señalando que bajo la influencia del emperador Constantino (principalmente a través del Concilio de Nicea) la Iglesia es transformada (paganizada en gran medida) en el siglo IV, y a esa nueva iglesia se le comienza a llamar “Católica”. Según esto la verdadera Iglesia Cristiana quedó reducida y clandestina, mientras que esa nueva “Iglesia Católica” se convertiría luego en la Iglesia oficial. En este artículo nos centramos en si realmente el apelativo de “católico” surge con Constantino o ya se hallaba presente en la Iglesia Primitiva.
La afirmación anterior en realidad no tiene ningún peso histórico pues vemos que ya el obispo Ignacio de Antioquía en su carta a la Iglesia de Esmirna en el año 107 utiliza este término:
[
Donde quiera que está el Obispo, allí debe estar la asamblea, de modo que donde esté Jesucristo, esté la Iglesia Católica. Sin el permiso del Obispo no les es licito celebrar la Eucaristía.
La expresión parece tener aquí el sentido de “verdadera Iglesia», ya que Ignacio se propone prioritariamente afirmar que sólo es legítima la comunidad que está reunida en torno a su obispo, y por el uso que San Ignacio hace de ella, es fácil suponer que no es un nuevo término que se acaba de inventar, sino que el término era ya de uso común y entendido por todos, así que aunque no tenemos registro escrito de antes del año 107 (tampoco conservamos muchos escritos anteriores a esta fecha), el término en sí muy probablemente se usaba ya en el siglo primero. San Policarpo, martirizado unos 50 años después de San Ignacio, utiliza la palabra en el sentido de “universal” y en el de “verdadera”: tres veces con el significado de iglesia universal y una vez con el sentido de auténtica y se describe como «Obispo de la Iglesia Católica de Esmirna«.

«Católico» viene del griego καθολικός (katholikós), que significa ‘universal’. El concepto de catolicidad es desarrollado por San Cirilo de Jerusalén (s. IV), quien dice:
[
La Iglesia es católica porque está esparcida por todo el mundo; enseña en plenitud toda la doctrina que los hombres deben conocer; trae a todos los hombres a la obediencia religiosa; es la cura universal para el pecado y posee todas las virtudes.(Catechesis 18:23).
Por ese mismo motivo se llaman «católicas» a las epístolas de Santiago, San Juan, San Pedro y San Judas, porque ellos no se dirigen ahí a una comunidad concreta, a una iglesia particular, sino que son cartas dirigidas a todos los cristianos, a la iglesia universal, a la Iglesia Católica. Durante las persecuciones, desde los primeros siglos, cuando preguntaban a los cristianos a qué iglesia pertenecían solían decir «a la católica». La Iglesia Primitiva ya se autodenominaba «cristiana» o «católica» indistintamente. San Pionio fue martirizado en el año 250 junto con otros compañeros. Esta es la transcripción de un fragmento de las actas de su martirio:
[
IX. Después de esto, en presencia de un notario que anotara en sus tablillas de cera las respuestas, Polemón le fue preguntando a Pionio: —¿Cómo te llamas? Pionio respondió: Cristiano. Polemón: ¿De qué iglesia? Pionio: De la católica.

Aquí vemos que se niega a identificar su nombre y la ciudad de la que procede. En vez de dar su nombre se identifica simplemente como un cristiano más. Cuando Polemón le pregunta ¿de qué iglesia? no pregunta sobre la denominación o secta a la que pertenece porque aunque ya hay algunos herejes, Iglesia había solo una. Lo que Polemón pregunta es por la ciudad, esperando una respuesta típica como por ejemplo “de la iglesia de Antioquía” o “de la iglesia de Corinto”, pero Pionio de nuevo da una respuesta genérica y al decir “de la católica” es como si dijera “de la única que hay, la de Jesús”. Se identifica pues como un cristiano cualquiera perteneciente a la Iglesia universal, sin especificar. Ningún detalle sobre su identidad o procedencia. Sigamos con las actas:
[
Dejando a Pionio, Polemón se volvió a Sabina, a quien antes había advertido Pionio que se cambiara el nombre, para no caer nuevamente en manos de su impía ama, y así, llamándose Teódota, con el cambio de nombre escapara a su crueldad. Díjole, pues, Polemón: ¿Cómo te llamas? Ella: —Teódota y cristiana. Polemón: Si eres cristiana, ¿de qué iglesia? Ella: De la católica. Polemón: ¿A qué Dios das culto? Respondió ella: —Al Dios omnipotente que hizo el cielo y la tierra, el mar, y cuanto en ellos se contiene, a quien hemos conocido por su Verbo, Jesucristo. Luego, preguntándole a Asclepíades, que no estaba lejos, cómo se llamaba, respondió que cristiano. Polemón: ¿De qué iglesia? Asclepíades: De la católica. Polemón: ¿A qué Dios das culto? Asclepíades: A Cristo. Polemón: ¿Cómo? ¿Es ése otro Dios? Asclepíades: No; es el mismo a quien hace un momento han confesado también éstos.
En el Canon Muratorio del año 180, se dice que ciertos escritos heréticos “no pueden ser recibidos en la Iglesia Católica”. Clemente de Alejandría (siglo II) en su “Stromata”, afirma que “tanto en substancia como en apariencia, tanto en origen como en desarrollo, la primitiva y católica Iglesia es la única que concuerda como lo hace en la unidad de una sola fe” (Stromata, 7, 17). San Cipriano de Cartago (m. 258) escribe un libro que se titula “Sobre la unidad de la Iglesia Católica” (252). Hacia el año 370, el español San Paciano, en su “Epistola I ad Sempron” escribe:
[
Cristiano es mi nombre, católico es mi apellido.

En Antioquía los seguidores de Jesús, llamados también “nazarenos” o “galileos”, fueron por primera vez apodados “cristianos” (Hechos 11:26). Este nombre no era en alabanza por ser tan buenos seguidores (frente a los malos) como a veces se dice, sino que se usó despectivamente, como un insulto. Pero a ellos les pareció muy apropiado y pronto lo adoptaron para designarse a sí mismos. Esa comunidad de cristianos se articulaba en iglesias locales. Cada ciudad y su área de influencia tenía un obispo, y así hablamos de la iglesia de Corinto, la iglesia de Esmirna, la iglesia de Antioquía o la iglesia de Roma. Tal como hizo San Ignacio en la carta mencionada o San Pionio en su martirio, cuando querían referirse a toda la Iglesia de Jesús, al conjunto de creyentes, pronto empezaron a usar el epíteto de “Iglesia Católica”, pues la palabra griega “katholika” significa “universal”. Luego los términos “Iglesia Católica” e “Iglesia Cristiana” o “Iglesia de Jesús” se consideraban sinónimos. Por tanto la Iglesia primitiva ya a finales del siglo I o al menos al comenzar el II, solía usar “cristianos” para referirse a los creyentes e “Iglesia Católica” para referirse a la Iglesia toda en lugar de referirse a una comunidad local y también como oposición a las comunidades heréticas que no defendían la doctrina católica (universal) de la Iglesia.

En el año 1054 se produce la ruptura de la Iglesia en dos, que desde entonces se autodenominarán: Iglesia Católica Apostólica Romana y la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa. Ambas iglesias mantienen el adjetivo «católica», aunque a nivel popular será la Iglesia occidental la que pase a llamarse «Católica» mientras que la oriental se conocerá como «Ortodoxa». Pero el hecho de que ambas se autodenominen «católicas» y no «cristianas» es una muestra del uso lingüístico secular de los cristianos. Aunque en los primeros siglos se utilizaba indistintamente el apelativo de «cristiana» o «católica» para referirse a la Iglesia, con el tiempo había prevalecido el uso de «católica», mientras que para referirse a los fieles siempre fue más popular el nombre de «cristiano», y se usaba «la cristiandad» para referirse a todo el conjunto de cristianos de todo el mundo. Así por ejemplo nunca se hablaba de la oposición entre «moros y católicos», sino entre «moros y cristianos».

Posteriormente, cuando se produzca la Ruptura Protestante, el adjetivo de «católica» se utilizará como opuesto al de «protestante», y en su rechazo a todo lo que no figure explícitamente en la Biblia (y para marcar diferencias a todos los niveles), abandonan el término «católico» para quedarse solo con el de «cristiano». Los evangélicos darán un paso más y llegarán a afirmar que ellos son los únicos «cristianos», mientras que según ellos los «papistas» son «católicos», otra cosa. Sin embargo, a nivel teológico, la mayoría de las iglesias protestantes iniciales continúan identificándose como «católicas», pues desde el principio los términos «católico» y «cristiano» habían caminado a la par, y el Concilio de Nicea, cuyo credo modificado luego por el de Constantinopla aceptaban todas las iglesias cristianas (protestantes incluidos), afirmaba que la Iglesia es Una, Santa, Católica y Apostólica, así que si una iglesia protestante se consideraba la iglesia verdadera, tenía que identificarse con esa iglesia santa, católica y apostólica.
Para los protestantes que preguntan ¿y dónde dice en la Biblia que la Iglesia sea “Católica”? bastaría preguntarles ¿y dónde dice en la Biblia que la Iglesia sea “Cristiana”?, pues en la Biblia no se da ningún adjetivo a la Iglesia, y lo mismo con cualquier otra palabra como: metodista, baptista, evangélica, etc. o incluso ¿dónde dice en la Biblia que Dios es trino, o dónde aparece la palabra “Trinidad”? La costumbre de muchos protestantes de a pie de querer desmontar ciertas creencias católicas porque no están clara y explícitamente descritas en la Biblia con las palabras exactas puede llevar a cuestionar igualmente muchas de sus propias creencias. Los más eruditos de los suyos no suelen caer en esa trampa.
Conclusión y reflexión

Como hemos visto, los cristianos primitivos ya llamaban «Católica» a la Iglesia fundada por Jesús. El intento de utilizar los términos de «cristiano» y «católico» como si fueran cosas diferentes, eso sí que es una innovación moderna basada en una tergiversación de la historia, utilizada sobre todo por los evangélicos para presentar a los católicos como una secta posterior y totalmente diferente de los verdaderos cristianos primitivos, que al parecer serían ellos (?!). Eso es algo que desde el punto de vista histórico no tiene ni pies ni cabeza, pero que por desgracia les está funcionando, pues ellos se apegan al adjetivo de «cristianos» (muchos ni siquiera aceptan denominarse de otra forma sino simplemente como «cristianos»), mientras que los católicos se aferran tanto al término de «católicos» que parecieran ser, en efecto, otra cosa. Basta hacer una búsqueda por Internet para comprobar que la mayoría de los protestantes se refieren a sí mismos como cristianos, mientras que los católicos casi siempre se presentan como «católicos» y no como «cristianos», aunque demos por sentado que ambas cosas son lo mismo. Si un chat se anuncia como «cristiano», se supone que es protestante, pues los nuestros se presentan como «chat católico», y lo mismo con los blogs, libros, etc. Este mismo blog que comenzó su andadura denominándose «blog cristiano», tuvo que terminar presentándose como «blog católico» por la gran confusión (y críticas) que creó entre propios y extraños.
La postura católica es bastante razonable, si hay cristianos católicos, protestantes, ortodoxos y evangélicos, «cristianos» somos todos y «católicos» solo nosotros, pero puesto que ellos se están apropiando del término «cristianos» para referirse a protestantes y evangélicos como opuestos a católicos (y ortodoxos), entonces de alguna manera los católicos y ortodoxos (los únicos que directamente pueden proclamarse herederos de la Iglesia fundada por Jesús) deberían reaccionar y reafirmar también para sí el término «cristianos», pues nosotros siempre fuimos cristianos y católicos, y no podemos permitir que en el imaginario colectivo ellos se apropien del apelativo «cristiano» y de la figura de Jesús, mientras que nosotros nos vamos quedando con los estandartes de «católico» y la figura de María, como si fuésemos otra cosa. De seguir así esta tendencia, al final sí parecerá que son ellos los herederos de la Iglesia primitiva y no nosotros. Y no me refiero a la doctrina, sino a la iconografía externa, pero no olvidemos que nuestra sociedad, cada vez más, utiliza la imagen y el símbolo para transmitir sus mensajes, así que esta es una «batalla» que no podemos dejarnos ganar. No puede ser que si buscamos imágenes de «cristiano» en Google casi todas las que aparezcan sean del futbolista Cristiano Ronaldo. Deberíamos hacer un serio esfuerzo de imagen para reivindicar nuestros propios iconos identitarios: Jesús y «cristiano», depositando con todo amor y respeto, pero en un segundo lugar, a María y a «católico», lo cual no supondría ninguna innovación ni modificación, solo se trata de mostrar de cara al exterior la misma jerarquía de importancia que siempre hemos tenido interiormente. Digamos, al igual que San Paciano, que «cristiano es mi nombre y católico… mi apellido».
[Haga clic sobre este banner para acceder al índice de la serie completa]

Responder a jerusalen 7 Cancelar la respuesta