Los Diez Mandamientos tal como los presenta la Iglesia Católica no coinciden exactamente con los que presentan la mayoría de los protestantes. Esto tiene, en su opinión, consecuencias en el debate sobre si las imágenes de culto católica son o no antibíblicas así que merece un exhaustivo análisis.

Es cierto que entre los católicos hay mucha gente poco formada que ataca los argumentos protestantes con poca solidez, o que incluso desconocen bien los propios argumentos y doctrinas católicas; pero igual de cierto es que entre los protestantes hay mucha gente poco formada, que a menudo son los que con más ímpetu atacan las creencias y costumbres católicas, y que movidos por el corazón, pero con poca cabeza, hacen acusaciones infundadas e incluso puede que en algunos casos malintencionadas. Una de esas acusaciones típicas es esta:
“la mentirosa Iglesia Católica, con maligna intención, ha deformado la Palabra de Dios cambiando a su conveniencia los mandamientos, suprimiendo uno y añadiendo otro, para así poder justificar su idolatría”.
encontrado en un folleto evangélico
Según esta idea que aparece por infinidad de libros y páginas web (aunque normalmente expresada en términos menos crudos), los Diez Mandamientos que Dios entregó a Moisés han sido modificados por la Iglesia católica principalmente con la finalidad de eliminar de ellos el que se refiere a la prohibición de adorar imágenes. ¿El motivo? Puesto que los católicos adoran imágenes, dicen ellos, la Iglesia Católica no quiere que sepan que en realidad eso está prohibido, y como todos los cristianos, incluso los católicos, saben que los Diez Mandamientos son diez, entonces al suprimir uno se vieron obligados a crear otro para que siguieran siendo diez. ¿Cómo hicieron esto? Sencillo, dividiendo el último mandamiento en dos, y así las cifras cuadran.
Dejemos claro primero que este razonamiento no solo es ofensivo para los católicos, sino que también puede resultar ofensivo para los protestantes bien formados, así que no vamos a hablar aquí de lo que piensan los protestantes, sino de lo que piensan algunos protestantes a quienes les sobra fanatismo y les falta cabeza y/o formación. Una persona inteligente sólo aceptaría este razonamiento como válido si su nivel de fanatismo o de anticatolicismo fuera tan grande que cualquier razonamiento que ataque a la Iglesia Católica le resulta a priori convincente. ¿Por qué resulta este razonamiento tan absurdo? Porque para aceptar su validez tendríamos que suponer varias cosas absurdas que pondré aquí “en crudo” para que se vea mejor lo que realmente implica:

1- Los católicos adoran ídolos: El asunto de fondo es que ese mandamiento prohíbe adorar ídolos, así que si hay tanto interés en ocultarlo es para evitar que los católicos se enteren de que adorar ídolos va contra la Ley de Dios. Cualquier católico se sorprendería mucho si le dijeran que está adorando ídolos, pero ¿qué sabrán ellos? Para que el razonamiento sea consistente hay que suponer asimismo que los católicos ni siquiera saben lo que hacen ni las creencias que tienen, por eso aunque ellos crean que no adoran ídolos, lo cierto es que sí lo hacen. Algunos van más lejos aún y dicen que aunque los católicos creen que solo hay un Dios, en realidad no es eso lo que creen, porque son politeístas: creen que la Virgen y el resto de los santos también son dioses diferentes a Dios, aunque los pobres no saben que eso es en realidad lo que creen.
2- Los católicos no conocen la Biblia: Por el motivo que sea, se tiene que suponer que los católicos no leen la Biblia. Eso permite a la “mentirosa Iglesia Católica” engañarles muy fácilmente cambiando los mandamientos sin que ellos se enteren, pues como no tienen acceso al original, solo sabrán lo que los curas les cuenten. A menos que un evangélico les abra los ojos y les enseñe la cita bíblica en donde aparece la prohibición de imágenes. Es ahí cuando el católico descubrirá sorprendido la verdad y aborrecerá los ídolos que adora y, con suerte, aborrecerá también a la mentirosa Iglesia que le ha mantenido engañado.
3- La Iglesia Católica es servidora de Satanás: Los pobres católicos tal vez no lo saben (¿o sí?) pero su Iglesia es en realidad una estructura montada por Satanás para robarle fieles a Jesús, o al menos una estructura humana que por alguna razón se ha puesto al servicio de Satanás. Si partimos de la idea de que la jerarquía de la Iglesia (papas, obispos y quizá incluso sacerdotes) sabe que la idolatría está prohibida y aún así ocultan y distorsionan los textos bíblicos para que sus fieles sigan idolatrando sin saber que es un error, entonces no hay más remedio que suponer que la Iglesia está empujando a sus miembros a la idolatría a propósito, o sea, busca su condenación. Una Iglesia cuya finalidad es enviar a todos sus miembros al infierno es una Iglesia que trabaja al servicio de Satanás, no de Jesús. Este razonamiento es el más pueril de todos pero créannos, lo hemos escuchado montones de veces por boca de gente que realmente lo cree así.

Habrá muchos protestantes que de buena fe creen que la Iglesia efectivamente ha eliminado un mandamiento y añadido otro para justificar ante sus fieles el uso de imágenes pero que no están de acuerdo con estas tres afirmaciones (aunque quizá sí con la primera). En ese caso es que no se han parado a pensar en las implicaciones de ese razonamiento. Para que la teoría de que la Iglesia ha ocultado ese mandamiento conscientemente tenga sentido, necesariamente tenemos que asumir la verdad de estas tres ideas expuestas, pues si cualquiera de ellas resulta falsa entonces la teoría resulta insostenible:
1- Si los católicos no están verdaderamente adorando ídolos entonces no tiene sentido que la Iglesia les engañe eliminando un mandamiento que prohíbe adorar ídolos. Otra posibilidad es que el mandamiento eliminado no sólo prohíbe adorar ídolos, sino en general “hacer imágenes”, pero en tal caso todos incumplimos ese mandamiento pues las fotos, vídeos, estatuitas e imágenes decorativas, todos son imágenes y estarían prohibidas. Sobre esta diferencia entre ídolos e imágenes ya hablaremos más detenidamente en otro artículo de esta serie.
2- Si los católicos leen la Biblia, el engaño no funcionaría porque aunque la Iglesia les oculte ese mandamiento, al leer la Biblia lo encontrarían allí y se darían cuenta del engaño. Note que aquí no se trata de un error, de estar equivocados, se trata supuestamente de un engaño intencionado.
3- Si la Iglesia Católica no trabaja al servicio de Satanás, ¿cómo es posible que conscientemente empuje a sus miembros a la condenación eterna sabiendo que lo hace?
Lo cierto es que los católicos leen la Biblia, algunos mucho, otros poco y otros nada, desde luego, pero una conspiración de ocultación solo funcionaría si ningún católico la lee, o sea, la Biblia tendría que estar prohibida y oculta en un sótano del Vaticano, y habría que eliminar también las biblias de los protestantes para evitar que puedan caer en manos de algún católico. Y no solo la mayoría tenemos una biblia en casa, con los mandamiento al completo, sino que además, cada vez que toca, escuchamos en misa ese pasaje entero, de modo que si alguien no lee la Biblia, lo oirá en misa, y si alguien no lee la Biblia y tampoco va a misa, entonces podemos decir que de católico no tiene nada o casi nada.
Y después está el asunto de la adoración de imágenes. Los católicos no adoramos imágenes, y por tanto no practicamos la idolatría, pues según la Biblia la idolatría consiste en adorar a otros dioses que no son Dios mediante imágenes (que era la forma habitual en aquella época) o incluso sin imágenes (alguien que reza a Baal es llamado idólatra aunque no use imágenes).
Algunos protestantes, pocos, piensan que la veneración a los santos es politeísmo porque los católicos creemos que los santos o la Virgen son dioses. Ante eso ¿qué podemos decir? que es falso, que San Pedro no es un dios ni Santa Mónica o la Virgen María son diosas, ni las vacas del campo son diosas tampoco. Los que eso dicen sencillamente no conocen el catolicismo y no tendría sentido debatir sobre ello, habría que sentarse primero a explicarles en qué creemos los católicos y luego ya se podría discutir sobre nuestras creencias.

El problema en este punto es que cuando un protestante ve a un católico arrodillado ante una imagen sólo capta la visión exterior, pero no sabe lo que ocurre por dentro, y condena las apariencias sin entender el acto, pues la imagen no es el objeto de veneración o adoración, sino el medio que lleva eso hacia su objetivo final.
Por eso sí es bastante frecuente la creencia entre los protestantes de que los católicos adoramos imágenes. La causa de ello es que en el protestantismo no existe el concepto de “veneración”, ellos solo tienen “adoración” y por tanto les resulta muy complicado entender que puedas relacionarte con el cielo de dos formas diferentes. Esto sí es un verdadero problema porque incluso un protestante culto, formado y bien intencionado puede acusarnos de adorar a los santos o las imágenes no por maldad o estupidez, sino porque no es capaz de entender esa diferencia de conceptos. Incluso cuando les explicas, es frecuente que acaben pensando que en realidad son solo pequeños matices o variaciones de una misma cosa: adoración. Por eso hemos dedicado un artículo entero a explicar ambos conceptos de la mejor forma posible (vea: Veneración vs. Adoración). Explicado muy sucintamente diremos aquí que venerar significa “honrar, mostrar respeto”, pero adorar es mucho más que eso, muchísimo más. Es ponerte ante el Creador, reconocerlo como tu Dios, saber que estás en sus manos, y entregarle el amor y respeto que sólo Él se merece en grado sumo: Amarás a Dios sobre todas las cosas. Eso un católico jamás puede sentirlo ante un santo (incluida María) y menos aún ante una imagen per sé, y si alguien lo sintiera sí estaría pecando de idolatría.
Así que si los católicos, al menos los católicos practicantes, conocemos la redacción bíblica de los mandamientos y solo adoramos a Dios, no a santos ni imágenes, ¿cuál es la razón por la que nuestros diez mandamientos no coinciden con los suyos? Para responder a esa pregunta tenemos que empezar haciendo otra pregunta que a muchos les resultará absurda o sorprendente.

¿CUÁNTOS MANDAMIENTOS SON?
En realidad los mandamientos, los que se escribieron sobre las Tablas de la Ley que Moisés recibió en el Monte Sinaí, son los que son, están escritos en la Biblia y además dos veces, una vez se enumeran en el libro de Éxodo y otra en el Deuteronomio, casi con idénticas palabras aunque con algunas variaciones en la redacción. Pero si leemos esos mandamientos con atención lo primero que nos podríamos preguntar es ¿por qué dicen que son diez? Lo cierto es que entre mandamientos y prohibiciones allí vemos once o doce cosas, según sigamos la versión de Éxodo o la del Deuteronomio:
- – No tendrás más dios que Dios
- – No te harás imagen…
- – No te inclinarás ante ninguna imagen…
- – No tomarás el nombre de Dios en vano…
- – Santifica el sábado…
- – Honra a tus padres…
- – No matarás.
- – No cometerás adulterio.
- – No robarás.
- – No dirás falso testimonio…
- – No desearás a la mujer de otro… 12- No codiciarás los bienes de otro…
Así que si tenemos 11 o 12 mandatos y la Biblia nos dice que en realidad son solo 10 (Éxodo 34:28), no hay más remedio que interpretar la lista agrupando algunos que en realidad estarían hablando de una misma cosa. El problema es que la Biblia no nos los agrupa de ningún modo, solo cita las 11 o 12 cosas seguidas (incluso la puntuación y división en versículos es ya cosa moderna) por lo que nadie puede decir que una forma de agrupar frases sea más bíblica que la otra. Y ahí es donde surge la polémica, pues en el siglo XVI los protestantes rechazaron la agrupación tradicional de la Iglesia Católica y asumieron otra diferente (que a decir verdad también fue tomada de la antigua tradición de la misma Iglesia Católica). Incluso dentro de los protestantes, luteranos y calvinistas hicieron divisiones diferentes. Esto también explica por qué los católicos decimos que el tema de las imágenes está contenido en el primer mandamiento mientras que los evangélicos, por ejemplo, dicen que está en el segundo mandamiento, no el primero.

En lo que respecta al mandamiento que incluiría la prohibición de hacer imágenes, que es el meollo de esta polémica, ninguno considera que ese mandamiento sea independiente, unos lo agrupan con el anterior y el posterior al mismo tiempo (los judíos, luteranos y católicos) y otros solo con el posterior (el resto de protestantes). Por lo tanto, si hay que explicar por qué agrupamos así y no asá, lo mismo tendría que explicar todo el mundo pues todos tendrán sus motivos para haber elegido una forma de agrupar y no otra. Nuestra manera de agrupar se basa en la tradición judía de Palestina, y la manera de agrupar elegida luego por los protestantes no luteranos se basa en la tradición judía de Alejandría. Ambas fórmulas convivieron en la Iglesia primitiva así que de entrada ambas se ven legitimadas por la Tradición.
Un apologista protestante nos indicó que los católicos elegimos la segunda versión de los Mandamientos, la del Deuteronomio, porque encaja mejor con nuestro modo de agrupar, en lugar de utilizar la versión original, la del Éxodo. Este argumento ya lo hemos visto en más sitios así que merece una breve reflexión. Primero, ambas versiones dicen exactamente lo mismo, solo que la del Deuteronomio presenta una estructura gramatical y compositiva más clara y organizada, así que a la hora de decidir dónde empieza y acaba cada mandamiento es más clarificadora. No usamos Deuteronomio porque encaja mejor con nuestras agrupaciones, sino al contrario, hemos elegido Deuteronomio para realizar las agrupaciones porque es la versión más clara para ello. Pero más importante aún, este argumento que algunos protestantes usan en realidad lo que implicaría es que la Biblia da dos versiones de los Mandamientos, la primera versión es la correcta y la segunda versión es incorrecta, menos válida, así que usar esa segunda versión induciría al error. O sea, la Palabra de Dios a veces es fiel y verdadera y a veces no tanto. Sorprende que algún protestante pueda sugerir que los Mandamientos de Dios del Deuteronomio son una versión defectuosa de los del Éxodo, pues ambas son igualmente Palabra de Dios y en realidad las dos dicen exactamente lo mismo.
¿RESTANDO UNO?
Recordemos de nuevo lo que algunos protestantes afirman sobre los Diez Mandamientos: que la Iglesia Católica suprimió el, según ellos, segundo mandamiento (el de la prohibición de imágenes) y a cambio de eso dividió el último en dos partes para así poder seguir diciendo que los mandamientos son diez, y algunos añaden además que cambió sus palabras. Esta afirmación no tiene fundamento y necesitaría suponer también que ningún católico conoce la Biblia. Sin embargo esta acusación se basa en algo real, aunque pueda ser luego malinterpretada por ignorancia o por interés. Cuando la Iglesia enseña a los niños los Mandamientos para que los memoricen se los da en forma abreviada (muchos adultos no hay ido más allá) y quedan así:
Los Diez Mandamientos de la Ley de Dios son:
- – Amarás a Dios sobre todas las cosas.
- – No tomarás el Nombre de Dios en vano.
- – Santificarás las fiestas.
- – Honrarás a tu padre y a tu madre.
- – No matarás.
- – No cometerás adulterio.*
- – No robarás.
- – No dirás falso testimonio ni mentirás.
- – No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
- – No codiciarás los bienes ajenos.
* (a los niños se les dice “no cometerás actos impuros” en general, pues el adulterio no les afecta aún)
Esto no es tergiversar y podar los mandamientos, se llama resumir con fines didácticos (y los protestantes también usan su propio resumen habitualmente), pero los mandamientos en su redacción completa están en la Biblia y allí se pueden leer, no han sido ocultados ni manipulados. En este resumen se recoge la idea básica de cada mandamiento. Como hemos visto, nosotros agrupamos en el primer mandamiento las tres prohibiciones de no tener más dioses, no adorar ídolos y no postrarse ante ellos, y el resumen de todo eso es “Amarás a Dios sobre todas las cosas”, y ese resumen recoge la esencia de todo el primer mandamiento (según nuestra forma de agruparlo).

Si alguien piensa que esa forma de condensar las tres prohibiciones del primer mandamiento es demasiado genérica o «interesada», que le eche la culpa a Jesús, que fue quien nos lo resumió más o menos así. Cuando un fariseo, hablando de los Diez Mandamientos, le pregunta a Jesús cuál de ellos es el más importante, Jesús responde: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu inteligencia. Este es el primer mandamiento y el más importante.” (Mateo 22:37-38). Y ahí va incluido el no tener otros dioses, no hacerse imágenes de ídolos ni adorarlos, pues si tienes varios dioses ya no puedes amar a Dios con todo tu ser ni le pondrías «sobre todo«, porque competiría con otros más.
Por tanto la prohibición de adorar imágenes no se ha suprimido, está incluida en el resumen de nuestro primer mandamiento. De todos modos entendemos que los protestantes surgidos del calvinismo, puesto que su “primer mandamiento” solo se refiere a “no tendrás más Dios que Dios”, interpreten igualmente que esas palabra de Cristo no son un resumen, sino una extensión de ese primer mandamiento suyo y por tanto la prohibición de las imágenes quedaría aparte, como un segundo mandamiento que Jesús no menciona. Mas si ese es el caso entonces ya no hay ninguna duda de que Jesús en los evangelios jamás condena expresamente las imágenes ni la idolatría pues incluso en las dos escenas que habla de los Mandamientos de Moisés no menciona ese punto. Nosotros sí creemos que el rechazo a la idolatría lo incluye Jesús implícitamente en su resumen de “el primer mandamiento”, como él dice. Pero aún así admitimos que es interpretable, solo jugamos con el cálculo de probabilidades y consideramos que nuestra forma de agrupar es la más probable y lógica. Además, puesto que la forma católica de agruparlos sigue la tradición judía de Palestina, es fácil suponer que es la misma forma de agrupar que usaba Jesús.
¿MULTIPLICA POR DOS?
La otra acusación es la de que para compensar la supuesta eliminación de ese mandamiento, hemos dividido en dos el último. Esto tampoco es correcto. De ese supuesto último mandamiento el Éxodo y Deuteronomio nos dan dos versiones diferentes, que dicen exactamente lo mismo pero redactado de forma diferente:
No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su mujer, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada de lo suyo.
Éxodo 20:17
No desearás la mujer de tu prójimo, ni codiciarás la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada de lo suyo.
Deuteronomio 5:21
Éxodo nos lo redacta como si fuese una sola prohibición, con un solo verbo (o sea, una sola frase): No codiciarás…
Deuteronomio nos mete dos prohibiciones, con dos verbos: No desearás la mujer de tu prójimo / No codiciarás la casa de tu prójimo… ni ninguna de sus posesiones.
La Iglesia, inspirada por el Espíritu Santo según nuestra fe, no se ha inventado ninguna división, simplemente ha optado por la redacción del Deuteronomio entre otras cosas por considerarla más clara y precisa aquí también, pues no es lo mismo desear a la mujer (o al marido) de tu prójimo que desear sus posesiones, son pecados diferentes, no solo por la dignidad del cónyuge sino porque el primer deseo es lujuria (que conduce al adulterio), y el segundo codicia (que conduce al robo). Por eso el Deuteronomio no habla de codiciar mujer y posesiones, sino de desear a la mujer y codiciar las posesiones, pues verdaderamente son dos cosas muy diferentes, y resulta lógico dar para ellos dos prohibiciones diferentes. Dicho de otra forma, Dios condena tanto la acción como el desear realizar la acción (pues recrearse en los malos pensamientos puede finalmente llevar a la acción), así que si seguimos la versión del Deuteronomio y tenemos al final dos prohibiciones, entonces podemos hacer el paralelismo de hacer y desear con dos parejas de mandamientos:
HACER DESEAR
6– No cometerás adulterio → 9– No desearás la mujer de tu prójimo
7– No robarás → 10-No desearás las cosas de tu prójimo
Por tanto podemos discutir sobre si la división que hacen los católicos es mejor o peor, pero pensar que es una división sin fundamento ni justificación hecha con la única intención de engañar es sencillamente ignorancia… o falta de atención al razonamiento.

ARGUMENTO FILOLÓGICO
Vamos ahora a añadir otro argumento más, esta vez basado en la retórica (la disciplina que estudia la manera de expresarse).
El Decálogo está redactado siguiendo una estructura repetitiva que marca el principio y fin de cada mandamiento, y si respetamos esa estructura veremos con claridad dónde empieza y acaba cada uno:
Yo soy el Señor, tu Dios, el que te libró de la esclavitud de Egipto.
(Deuteronomio 5:6-21)
1- No tendrás otros dioses aparte de mí. No te harás escultura alguna o imagen de nada de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres que me aborrecen, en sus hijos, nietos y biznietos; pero con los que me aman y cumplen mis mandamientos, soy misericordioso por mil generaciones.
2- No pronunciarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque el Señor no dejará sin castigo al que tal haga.
3- Observa el sábado, para consagrarlo como el Señor tu Dios te ha mandado. Durante seis días trabajarás y harás en ellos todas tus tareas, pero el séptimo es día de descanso consagrado al Señor tu Dios. En ese día no realizarás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguno de tus animales, ni el inmigrante que viva en tus ciudades, para que tu esclavo y tu esclava descansen, lo mismo que tú. Recuerda que tú también fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de allí con gran poder y destreza sin igual. Por eso tu Dios te ordena observar el sábado.
4- Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu Dios te lo ha mandado, para que vivas muchos años y seas dichoso en la tierra que el Señor tu Dios te da.
5- No matarás.
6- No cometerás adulterio.
7- No robarás.
8- No darás testimonio falso en perjuicio de tu prójimo.
9- No desearás la mujer de tu prójimo
10- Ni codiciarás la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada de lo suyo.
Así que la estructura de composición del texto quedaría así:
1- No … porque
2- No … porque
3- Sí … para que
4- Sí … para que
5- No
6- No
7- No
8- No
10-No
Los 4 primeros son mandamientos verticales (sobre Dios y sobre tus padres, que están por encima de ti en autoridad y honra; Dios y tus padres te han creado), y todos constan de dos partes, dos prohibiciones explicando por qué, y dos mandatos explicando para qué.
Los 6 siguientes son mandamientos horizontales (sobre el prójimo, que está a tu mismo nivel), y son todos prohibiciones puras y cortas, sin necesidad de explicar nada más.
De este modo, si agrupamos los mandamientos según el modo católico, el texto tiene una estructura clara y consistente. Un Decálogo legal hecho para ser la base de toda la legislación es normal que esté bien diseñado y organizado. Si lo hacemos al modo protestante entonces la estructura compositiva queda desorganizada (tomaremos la versión del Éxodo que es la que ellos prefieren y la que posibilita el juntar en un solo mandamiento los dos últimos):
1- No
2- No … porque
3- No … porque
4- Sí … porque
5- Sí … para que
6- No
7- No
8- No
9- No
10- No
Como se puede ver, desde el punto de vista del análisis retórico del texto, la forma católica de agrupar crea una estructura armónica y sólida, mientras que la división protestante en realidad no tiene ninguna estructura clara de conjunto ni simetría, por lo que la estructura del texto no les da ninguna ayuda a la hora de decidir qué mandatos agrupar y cuáles no.
Aún así, podemos decir que esto es otro argumento más a favor de que la división que hacen los católicos romanos es la correcta, pero no podemos precipitarnos y afirmar que esto demuestra todo, es solo un apoyo más. Lo que sí demuestra con claridad es que nuestra manera de agrupar los mandamientos está basada en argumentos sólidos y lógicos, y no en el capricho y el deseo de engañar. Para poder comprendernos mejor debemos partir de la base de que si en algo coincidimos todos es en la buena voluntad y el deseo de alcanzar la verdad. No todos podemos tener razón, pero seguro que todos deseamos creer lo correcto a ojos de Dios, de lo contrario sería absurdo mantener nuestras creencias. Nunca debemos olvidar eso cuando debatimos con otros cristianos o similares y así en vez de pensar en la maldad del otro pensaremos simplemente en que está equivocado, y entonces es cuando tiene sentido discutir, dialogar para sacar a nuestro hermano del error, o simplemente para comprenderle mejor.
Es condición humana el aceptar rápidamente y sin apenas analizar los argumentos que refuerzan nuestras ideas y en cambio ser críticos y puntillosos hasta el infinito con los argumentos que las contradicen. Cuanto más profundas son esas ideas más intenso es ese mecanismo, lo que puede hacer en ocasiones que incluso gente muy inteligente e instruida acepte sin reparos argumentos altamente improbables o incluso defectuosos. En ese peligro, católicos y protestantes, como todos los demás seres humanos, entramos igual. Por eso en este blog intentamos siempre desarrollar a fondo nuestros argumentos en lugar de simplemente exponerlos, incluso a riesgo de parecer pesados.
Este artículo ha tratado de la polémica sobre si los mandamientos que enseña la Iglesia Católica son los verdaderos o no. Tras demostrar lo absurdo de la idea de que a los católicos nos engañan ocultando un mandamiento, el otro asunto, el que de verdad importa, es el debate sobre dónde empieza y acaba cada mandamiento. En el fondo la importancia de este debate se debe a que nuestra forma de agrupar los mandamientos facilita la justificación del uso de imágenes de culto, mientras que su forma de agrupar los mandamientos haría, según ellos, imposible ninguna justificación. En la serie de artículos sobre las imágenes que estamos desarrollando explicaremos por qué el uso de imágenes que tenemos se puede justificar tanto con nuestra agrupación como con la suya.
Por ese motivo, porque todo este asunto en realidad es un debate sobre si la Biblia permite o prohíbe el uso de imágenes de culto (y no solo ídolos), era necesario aclarar este punto dentro de la serie sobre las imágenes en el culto católico.
exodo 32 te puede refutar todas las babosadas que escribiste, lo unico que buscan es confundier al pueblo, para que las agrupaciones de las que hablas? porque no simplemente son fieles a la escritura, y luego intentan darles su mediocre expicacion de las agrupaciones. Mateo 5:18 es muy claro, o tambien le aplicaran la formula de las agrupaciones a esto?
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Si lo de las agrupaciones te parecen «babosadas» pudiera ser que tu coeficiente intelectual no dé de sí tanto como para entender nuestras explicaciones. En ese caso, cualquier otra explicación que pudiéramos darte supongo que tampoco podrías llegar a entenderla. Afortunadamente Dios es capaz de llegar a las personas no sólo por su intelecto, sino también directamente al corazón. Confío en que al menos tengas un buen corazón y Dios te ilumine. No te preocupes, la inteligencia es sólo uno de los caminos por los que se puede llegar a Dios, pero no es el único y tal vez ni siquiera el mejor. Dios te bendiga.
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Pingback: Sobre la prohibición de hacer imágenes – Apologética
Me gustaría saber si lo que se dice sobre el uso de la tradición judía alejandrina y la palestina en este blog es acertado, puesto que como Católicos le damos más crédito a la primera para la construccion de la biblia.
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El dato es correcto, pero tal vez no tanto en el contexto que piensas. Cuando hablamos de la interpretación y organización de la Biblia a veces tenemos en cuenta la tradición alejandrina de la Septuaginta, que era la más usada por los primeros cristianos, en contraposición con la tradición masorética, que es la compilación judía hecha en la Edad Media (entre los siglos VII y X aprox.), que sigue la tradición palestina. En el caso de la división del Decálogo no se trata de una tradición primitiva en contraposición con una tradición posterior al cristianismo, ni tampoco hablamos de dos versiones diferentes que tengan variaciones.
La división que hacemos los católicos quedó fijada por San Agustín, que más o menos coincide con la del Talmud palestino, pero que no utiliza el Talmud para justificar las divisiones, sino simplemente que coincide más o menos con la división que hace el Talmud palestino. Por eso en este tema hablamos, generalizando, de «la tradición palestina» como opuesta a «la tradición alejandrina», que se refiere a la división propuesta por el filósofo judío Filón de Alejandría, que viene a coincidir más o menos con la de la Septuaginta. Pero si los católicos y luteranos decimos que nuestra división se basa en la que hizo San Agustín (debidamente razonada, claro), el resto de protestantes dicen que su división se basa en la que hizo Filón de Alejandría, recogida por Orígenes y otros padres de la Iglesia. Los católicos ortodoxos dicen que se basan en la Septuaginta directamente.
Por tanto no se trata aquí de “Septuaginta vs Masoretas” (como ocurre cuando hablamos del canon bíblico entre otras cosas) sino de “S. Agustín vs Filón”, aunque a menudo lo generalizamos hablando de “tradición palestina vs tradición griega/alejandrina”.
De todas formas, como se deja claro en este artículo, dividirlo de una o de otra forma no tiene consecuencias doctrinales. Es el mismo caso que la numeración de los salmos, que tiene dos tradiciones y de hecho hoy los católicos los citamos con doble numeración, usando la segunda en contextos litúrgicos y la primera en cualquier otra situación. Pero eso es ya otro tema.
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Hola hermano, muy interesante el tema pero un poco desfasado.Ahora todo gira en torno al movimiento mesiánico y sus derivaciones.Este es el tema a tratar en el presente y un el futuro próximo. A la iglesia católica solo le que hacer feligreses en Asia, todas las demas regiones ya las da por perdidas! Recuerda!!! Ahora el tema son: los manuscritos y la fiabilidad de la biblia…y el movimiento que ya esta obrando .Bendiciones
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Gracias Antonio. De manuscritos y fiabilidad bíblica ya hemos tratado algo en anteriores artículos, ahora estamos con la serie sobre las imágenes, en el futuro habrá otros temas. Anotaremos también tu sugerencia.
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